Soldado ibaguereño murió en combates en el Meta

SUMINISTRADA – EL NUEVO DÍA
Una semana de sangre quedó marcada en los colombianos, una masacre trascendental de 11 militares muertos en Cauca, pero también otros asesinatos en Caquetá y Meta, uno de ellos, tolimense.

“Elkin Mauricio murió como un guerrero”, así lo indicaron los soldados de la Brigada Móvil número 2, a la cual pertenecía hace seis años, de los 14 que llevaba en la institución.

Y es que mientras muchos colombianos lloraban la muerte de 11 soldados en Timba (Cauca), donde las Farc asesinaron e hirieron a mansalva a un pelotón que estaba descansando en un polideportivo, se gestaban otros combates, en Caquetá y Meta.

En Caquetá, en el municipio La Montañita, entre las veredas El Jardín y Palmarés, las Farc asestaban otro golpe, asesinando a otro soldado, un cundinamarqués, que ya fue enterrado en Soacha, el profesional Luis Antonio Cabrera Vargas.

Luto ibaguereño

Pero mientras en Ibagué y en el resto del país los colombianos marchaban por la paz, una familia tolimense velaba a otro soldado, héroe de la patria. Otra muerte, que al parecer, por ser baja mínima, no tuvo la gran trascendencia.

Se trata de Elkin Mauricio Monroy Bulla, un soldado profesional de 34 años, que llevaba 14 en el Ejército, pero que el pasado domingo mientras patrullaba en La Uribe (Meta), murió en combate.

Debido a problemas de clima y el estado del cuerpo, fue necesario el traslado vía terrestre, lo que originó que solamente hasta ayer fuera posible la llegada al seno familiar, donde una familia destrozada, aguardaba en su vivienda en el barrio La Vega de esta capital.

En conversaciones con una de las familiares, dijo a EL NUEVO DÍA que Monroy Bulla era un padre dedicado, que daba la vida por su único hijo de tres años, que había nacido en Anzoátegui, pero desde niño fue traído a Ibagué, donde creció y se formó como ciudadano y después tomó el camino de las armas.

Y mientras el pequeño jugaba con una pelota, desconociendo lo que sucedía en la casa de sus abuelos, donde varias personas oraban alrededor del féretro totalmente cubierto con la tricolor nacional y una guardia de honor de la Policía Militar lo custodiaba, una mujer decía entre sollozos: “La última vez que hablé con él, fue el 6 de abril, me dijo que cuidara al niño, que era la razón de su ser”.

El barrio La Vega, y la casa donde velaban al soldado profesional Monroy Bulla se llenó de familiares, vecinos y tropa, llantos y oraciones y preguntas sin responder, todas, sobre la guerra y la paz.

Allí también estaban algunos compañeros de batalla del soldado caído en combate, quienes desde el Meta lo trasladaron a la ‘Capital Musical’, pero quienes eran como su segunda familia.

Murió como un héroe

El soldado Profesional Monroy Bulla, hacía parte de la Móvil 2 del Ejército Nacional que controla la zona de injerencia del Frente 51 de las Farc, en los límites entre Cundinamarca y Meta; son los encargados de no permitir la entrada de los guerrilleros a la capital de la República.

En febrero, Monroy Bulla estuvo en Ibagué departiendo con su hijo y familiares, luego regresó a su base, donde fue movilizado hacia la parte alta de El Duda en la Uribe (Meta).

El pasado fin de semana, insurgentes del frente 51 hicieron contacto con los militares, iniciándose un cruce de fuego donde resultó muerto este tolimense.

En junio estaba fijado su próximo descanso, sin embargo, las balas enemigas segaron su vida, una muerte que no puede pasar desapercibida, al parecer, porque fue solo un muerto, y no 11 que deja la guerra en este país y de una semana cruenta que manchó de sangre las montañas colombianas.

Credito
REDACCIÓN JUDICIAL

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