¿La Pobreza es hereditaria? El análisis sobre el estado de vulnerabilidad de la sociedad

Crédito: Archivo/El Nuevo DíaImagen de referencia.
Conozca el análisis de cómo los líderes podemos contribuir a mitigar la pobreza.
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La movilidad socioeconómica es uno de los indicadores más relevantes en las economías de los países y que permite evidenciar el mejoramiento o no de la calidad de vida de sus habitantes, frente a este KPI, la Comisión Económica para américa latina y el caribe (CEPAL), indicó en su último anuario estadístico que Colombia es uno de los países con mayor pobreza en la región con un 34% equivalente a 17 millones de personas, de las cuales el 15% corresponde a pobreza extrema de su población viviendo en esa condición, lo que equivale a siete millones quinientos mil colombianos que no cuentan siquiera con el mínimo de alimentación en su día a día.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también reforzó el estudio sobre la dificultad que tiene una persona pobre de mejorar su condición y entregó un informe en el que muestra la increible y desalentadora cifra,  de que se requieren en promedio entre los países OCDE 4,5 generaciones y en Colombia 11 para salir de la pobreza, indicador que para muchas personas suena imposible al pensar en 330 años aproximadamente para que este grupo vulnerable pueda escalar su condición socioeconómica.

Todos sabemos que la riqueza, las propiedades, los genes, los valores, los gustos se heredan, lo que no conocemos es que lo mismo pasa con la pobreza. Frente a esto hay varias investigaciones una de ellas publicada en la revista American Journal of Physical Anthropology, que confirma que vivir en pobreza extrema se hereda de generación en generación y que las carencias y escasez que se viven genera cambios genéticos llegando a alterar hasta un 10% el ADN de las personas que lo sufren.

Estos resultados son generados por los cambios químicos que se activan o desactivan para permitir el correcto funcionamiento de las secuencias del material genético

Otros estudios de la universidad de Pensilvania muestran las marcadas diferencias que tienen los cerebros de niños que nacen y viven en extrema pobreza, frente a niños con recursos económicos donde se evidencia cambios significativos de grosor en las zonas de gran importancia cognitiva como el hipocampo y la corteza prefrontal que son claves para el desarrollo del lenguaje y la memoria entre otras funciones necesarias para un adecuado desarrollo.

Analizando las cifras de pobreza, el estudio de la OCDE y  la epigenética podemos concluir que hay lógica en la dificultad que existe para que exista movilidad socioeconómica y es ahí donde el gobierno y las organizaciones debemos proponer herramientas realistas que si ayuden a ese movimiento.

Vemos en Colombia un gran reconocimiento a la educación superior como la principal herramienta para mover estas masas, y siendo realistas y un poco crueles una familia en condición de pobreza extrema no puede aguantar cinco años mientras estudia para llevar sustento a sus hogares y mejorar sus condiciones económicas, en estos casos o estudia o come.

Sin embargo la educación técnica laboral o Formación para el Trabajo y Desarrollo humano que son programas académicos avalados por el Ministerio de Educación tiene significativas ventajas ideales para este importante porcentaje poblacional como son: corto tiempo de estudio, formación en el hacer, baja inversión, contratos de aprendizaje donde se obtiene experiencia en lo que se está estudiando y una remuneración, salarios equiparables al de universitarios recién graduados, se puede iniciar estudios con noveno grado terminado lo que significa generación rápida de ingresos, entre otras, siendo un instrumento real de movilidad socioeconómica.

Existe en el país un fuerte paradigma hacia la educación Técnica Laboral que presenta grandes ventajas frente a la educación superior y que son una estrategia maravillosa y efectiva para luchar contra estas alarmantes cifras, sin embargo en Colombia esta modalidad educativa requiere más apoyo, visibilidad y respaldo por parte de la institucionalidad y de  la sociedad en general.

Por: Claudia Milena Manjarrez Alzate presidente de Corporación CICCE.

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