¿Qué tiene el Centro Democrático?

Alfredo Sarmiento Narváez

Por limpieza comunicativa, consideración y respeto con el lector, informo que esta columna la escribo en condición de militante del Centro Democrático, condición que ejerzo con orgullo, consciencia, entusiasmo y compromiso. Estas letras solo me representan a mí, no soy vocero local ni nacional del partido.
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En medio de la crisis ética, estética y procedimental de la democracia colombiana, sin olvidar que toda crisis es una oportunidad, el Centro Democrático tiene el reto hoy de ejercer una oposición constructiva, inteligente y respetuosa con las instituciones y las personas, para convertirse en real alternativa democrática en los procesos electorales locales y regionales del 2023 y nacionales del 2026.

En su corta y productiva historia, el Centro Democrático ha jugado papel central con resultados significativos en elecciones nacionales al congreso y a la presidencia de la República.

En el 2022, sin dudas, el partido tuvo un revés electoral que no representa una derrota política ya que seguimos siendo una comunidad política con un cuerpo de doctrina coherente, capacidad de resiliencia, creatividad  y con vocación de servicio y poder.

Contrario a resultados obtenidos a nivel nacional, en procesos locales, el Centro Democrático no ha logrado ganar espacios democráticos más allá de unas aisladas  curules en concejos y asambleas, unas alcaldías  y una  gobernación. 

Retomar vigencia nacional y lograr penetración territorial en el inmediato futuro, impone al Centro Democrático, sinceras reflexiones, ajustes y formas creativas de actuar.

El partido demanda una reingeniería organizacional en el orden nacional, regional y local, al mismo tiempo que requiere una fina alquimia en sus prácticas de comunicación internas y en relación con la sociedad en su conjunto, a fin de poder actualizar el enorme potencial que tiene a su haber. 

El Centro Democrático es hoy de las pocas empresas políticas capaces de valorar la democracia, en contraste con meros negocios electoreros y burocráticos que, sin sonrojo, ponen precio a la democracia llegando casi hasta su desprecio.

El partido debe seguir promoviendo claramente la voz valiente de sus parlamentarios, diputados, concejales, alcaldes y gobernadores, ex ministros, ex presidentes,  pero ciertamente, debe ir más allá de ellos y consolidarse como un movilizador social incluyente de diversos sectores civiles, empresariales, laborales, académicos, rurales y urbanos,  dispuestos a  ejercer su derecho a solidarizarse con el partido, no solo en las vísperas electorales, sino de manera permanente y sistemática.

Con sus jornadas ¨las regiones vuelven al centro¨ el partido continua su tarea de abrazar entusiasmos y talantes que a lo largo de todo el país quieren trabajar por más y mejor democracia;  su apuesta siguen siendo el bien común y la dignidad de todas las personas. 

¿Qué tiene el Centro Democrático? digno presente, promisorio futuro  y mucho talento en sus huestes.





 

ALFREDO SARMIENTO NARVÁEZ

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