Otro despelote

Eduardo Pilonieta Pinilla

Visto desde afuera, el funcionamiento de nuestro gobierno es una auténtica oportunidad para que la corrupción actúe descaradamente, como nos está pasando a los colombianos que ahora la hemos convertido en parte del paisaje sin que ya ni siquiera nos escandalicemos.
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Este modelo de corrupción de cuello blanco es ahora connatural al poder; por eso cada momento aparece un nuevo escándalo que dura un par de días y luego del ruido, desaparece, amparado por un sistema cómplice que termina dándole vida social a lo que es simplemente un acto criminal.

Cuántos corruptos vemos por ahí socialmente reconocidos a pesar de que muchas veces nuestra justicia como un caso excepcional termina condenándolos o dejando morir los expedientes para luego en silencio ordenar el archivo del proceso por prescripción de la acción.

Hay momentos en que se producen hechos escandalosos, en donde los autores terminan pasándose de calidad como el que involucra a nuestro flamante exembajador de Venezuela, el cual da unas explicaciones que solamente los ingenuos las pueden creer.

No nos digan que una niñera puede tener el protagonismo que se le ha dado en el asunto del maletín con dinero que desapareció de la casa de un alto funcionario del gobierno, que ameritó pagar un avión fletado para llevarla en privado a Venezuela y luego devolverla por ese mismo medio a Bogotá, todo por el supuesto de un robo que va entre 7.000 dólares y 150 millones de pesos.

Otras preguntas que flotan en el ambiente: ¿Por qué una persona con el cargo de jefe de gabinete se da el lujo de tener ese dinero sin bancarizar, guardado en simples maletas que se dejan por ahí en donde precisamente se las pueden robar; cómo lo consiguió; qué destino tenía; de quién era en realidad; qué finalidad tenía tan generosa donación; quién se beneficiaría con esos dineros? En fin, hay muchísimas preguntas y muy pocas respuestas convincentes.

Desde luego que éste será un escándalo como todos en Colombia, es decir, de efecto alka-seltzer pues luego de la efervescencia, no durará más de 20 días y empezará a operar el “tapen-tapen” y al final sancionarán al portero del edificio en donde vive la protagonista y asunto concluido; si no miremos que pasó con los millones perdidos en el caso de Centros Poblados.

EDUARDO PILONIETA

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