Reformas sí, pero no así

Eduardo Pilonieta Pinilla

Como dicen por ahí: “Mucho tilín y nada de paletas”; eso es lo que está sucediendo con las reformas que el actual gobierno trata de implementar pues, en nuestra opinión, fueron tan equivocadamente presentadas por los encargados de hacerlo que terminaron por despertar el rechazo generalizado de las mismas.
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Subsiste la necesidad de cambiar el modelo social; pero pretender destruir lo que existe para modificar todo el esquema y además todo al mismo tiempo, consideramos no era, ni ha sido, la mejor manera de hacerlo.

El caso típico que conocemos es el de la reforma laboral, pues lejos de ser un cambio en el modelo legal es y continúa siendo un pliego de peticiones, que en la práctica es una carta al niño Dios, con el cual los únicos beneficiarios serán aquellos trabajadores que ya tienen un empleo formal, pues en el proyecto presentado no aparece algo que promueva la generación de nuevos puestos de trabajo; por el contrario, obliga a los empleadores a modificar sus plantillas para poder defenderse hasta el extremo de llegar a producirse la pérdida de 450 mil empleos formales, según dicen los entendidos en estos temas.

El modelo presentado perpetúa a los trabajadores en sus puestos de trabajo, lo cual es imposible de manejar en un modelo económico como el actual sometido a todas las presiones que la economía mundial ejerce sobre las actividades que producen desarrollo social.

Lo que Colombia necesita son leyes que permitan crear empleo formal con el fin de reducir ese 70 % de desempleo e informalidad laboral y para ello se deben crear condiciones adecuadas.

En Colombia se debe modernizar el modelo legal laboral pues el existente tiene ya 73 años y fue diseñado para un momento histórico-cultural superado y remplazado por una dinámica social diferente.

Insistimos, están bien las reformas si las mismas se hacen en el momento histórico actual y no manejándolas a la luz de corrientes políticas que han demostrado su fracaso histórico.

La presión social que ejerzamos en este momento es absolutamente necesaria para que quienes deben tomar las decisiones entiendan qué necesita realmente el país y no la aplicación de ese modelo de gobierno de viejo cuño cuyo ejemplo tenemos a la mano y con el cual se ha probado el fracaso de su implementación social.

 

EDUARDO PILONIETA

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