Están destruyendo el país

Eduardo Pilonieta Pinilla


El país se nos está desbaratando y no estamos haciendo nada para evitarlo; es como si la indolencia nos nublara la razón y creyéramos que lo que está sucediendo no es con nosotros sino por allá por otras tierras.
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Desde el inicio del gobierno actual, las decisiones que se adoptan son cada vez más absurdas, pues si observamos con cuidado los únicos beneficiados por las acciones oficiales son los violentos, los guerrilleros y todos aquellos que tienen las armas como único argumento para cumplir sus propósitos criminales.

Desde la campaña política del entonces candidato, hoy presidente, buscó el apoyo de algunos criminales presos, contactados por su propio hermano en los sitios de reclusión.

Asumido el poder, lo primero que hizo fue reestructurar las fuerzas armadas a su acomodo y luego prohibirles la intervención frente a los grupos alzados en armas que hoy se han vuelto a tomar grandes áreas del territorio nacional, donde imponen su ley como lo hacían hasta antes del 2002.

Se ha fortalecido el narcotráfico, permitiendo que las áreas de cultivo aumenten de manera desbordada. 

Se nos pretende imponer reformas a la salud, trabajo y pensiones que analizadas críticamente serán más el daño que causen que el beneficio que generen.

Se combate a los industriales y comerciantes generadores de riqueza, a quienes se acusa de propiciar la violencia sindical tachándolos de ser los autores intelectuales de las masacres de algunos lideres sociales.

Se legalizó el accionar criminal de los artífices de la primera línea, tratando de excarcelar a sus cabecillas nombrándolos como gestores de paz, término éste que se desconoce cómo se define, cómo se controla y cómo se verifican los beneficios de su actuar.

Se premia a los criminales juveniles pagándoles un millón de pesos mensuales para que dejen de matar a las personas de bien.

Se establecen alianzas con los peores dictadores del momento con quienes se fraterniza como viejo aliado. 

Podríamos continuar descubriendo cómo lentamente se está destruyendo el país ante la mirada indolente de las gentes de bien que no tenemos el carácter suficiente de enfrentar la realidad y que hemos permitido que la clase gobernante haya hecho en un año lo que en otros países, con el mismo modelo tardaron diez años.

Colombia, si no reaccionamos ahora, muy rápidamente seremos otra Venezuela.

EDUARDO PILONIETA

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