El papel de la semilla es clave en la competitividad del mercado del arroz

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
La semilla, de variedades o híbridos, es la base para la productividad de los agricultores, pequeños o grandes.

Desde un concepto básico la semilla es un óvulo maduro fecundado, pero más que esto es una fuente de preservación del material genético y la información necesaria para la reproducción de una especie.

La información genética contenida en una semilla de arroz tiene que ver con caracteres inherentes al cultivar o que se han incluido en los mismos a través del mejoramiento genético como alta productividad, resistencia a sequía, insectos, enfermedades, valores nutricionales, adaptabilidad a condiciones climáticas especiales, calidad industrial, culinaria, etc., y que también puede implicar un esfuerzo de años de investigación e inversión, para tener lo que se desea por parte de los agricultores e industriales en el mundo.

Así, si se ve desde la perspectiva de la cadena productiva, la semilla, bien sea de variedades y/o híbridos, es la base para la productividad de los agricultores sean pequeños o grandes; de los industriales como base para producir la materia prima de su producto, y de los consumidores que finalmente son quienes determinan si ese producto cumple con sus expectativas y preferencias.

Ahora bien, si la semilla tiene un rol de tanta importancia dentro de la cadena productiva, esta debe cumplir con un factor innegociable: la calidad, y esto debe ser visto bajo diferentes aspectos que incluyen: los campos donde se produce, el cuidado de cada uno de los procesos para su obtención, y los aspectos legislativos de los países, que marcan las directrices para que la calidad de la semilla, asociada al término Semilla Certificada, sea respetada y valorada.

Desde el campo debe considerarse que desde la adecuación de un terreno, el manejo del agua, de pesticidas, de fertilizantes deben garantizar un buen establecimiento y desarrollo de cada una de las plantas que se tienen en un campo de producción de semilla, de tal manera que esta pueda producir a su vez plantas sanas, uniformes y con las características esperadas.

La alta calidad en los procesos que involucran la producción de semilla debe verse desde las empresas que producen Semilla Certificada como una ventaja comercial, que permitan la expresión de toda la genética involucrada en un cultivar creado para ser competitivo.

Estos aspectos no pueden ser vistos de forma aislada y compete a las políticas de estado desde una visión amplia y futurista involucrarlos como factores que influyen en la competitividad de un país. El Estado debe garantizar que existan y se ejerzan las leyes para producir semillas de alta calidad, que respondan a protocolos que garanticen la pureza, sanidad, geminación y vigor. Así mismo se integre en este proceso la protección del contenido de esta semilla, su valor genético y todos los recursos de investigación puestos en ella.

Así el concepto de Semilla Certificada debe estar de forma ecuánime asociada al principio innegociable de la calidad.

Lamentablemente en arroz, muy pocos países tienen una conciencia clara de este principio innegociable para la semilla, y puede verse dentro de la cadena productiva arrocera, como en la industria se prefiere invertir en mejorar la calidad de la materia prima a través de máquinas cada día más sofisticadas y se presta poca atención sobre la fuente de la materia prima que reciben e incluso en lamentables ocasiones se apoya la utilización de esta materia prima como “semilla”. Este comportamiento es aducido muchas veces al costo de la semilla pero la competitividad en arroz, así como en otros sectores, solo podría pensarse en términos de calidad del producto, y la materia prima juega un papel fundamental en esto. Así, los costos no deberían ser solamente cuestionados sobre la fuente de la materia prima, sino sobre el mejoramiento de los procesos de producción en campo y en la industria.

Si se observan algunos de los países de más reconocimiento por su investigación y producción de arroz, la gran mayoría han resaltado la importancia del uso de semilla de calidad para obtención de mejores producciones y arroz de alta calidad, y en consecuencia mantener o mejorar sus índices de competitividad en el mercado mundial.

Filipinas a través de un estudio hecho por el Irri, resalta un incremento en la productividad hasta de 2 t/ha con el uso de semilla de calidad (Malasa et al., 2012).

A su vez esta institución en su página Rice Knowledge Bank hace conciencia en los agricultores sobre el uso de semillas de alta calidad, su definición y características principales.

En Latinoamérica en general, el uso de semilla certificada es bajo y aunque en algunos países como Ecuador se tiene una tendencia a incrementar su porcentaje de uso por las políticas promovidas por el Gobierno, el panorama en general no es alentador.

Así como se puede observar en datos presentados en la conferencia internacional de arroz en Porto Alegre, 2015 (Gráfico 1). Los únicos países con porcentajes importantes en la región son Costa Rica y Uruguay, y como característica particular, en estos sus arroces están asociados a una alta calidad.

Mientras tanto en países como Colombia cada vez se reporta un porcentaje de uso más bajo según los últimos reportes de Acosemillas, que presenta claramente como esto ha afectado en gran proporción los niveles de producción en un país, que ya es deficitario y depende de las importaciones.

Si se mira Uruguay como ejemplo, su modelo de negocio en arroz es muy particular, porque su consumo interno es muy bajo comparado con otros de la región pero han conservado los niveles más altos de producción y un mercado basado en la exportación de arroces que garantizan alta calidad, lo que lo hace tremendamente competitivo comparado con países de áreas y porcentaje de consumo mayores, y de gran tradición arrocera.

Se podría decir que sus arroces de calidad de exportación vienen de la armónica asociación entre Semilla Certificada (alta calidad), trabajo conjunto entre industriales y agricultores para propender que este pilar se mantenga a través del respeto por los protocolos de producción de semilla desde los fitomejoradores que producen las semillas genéticas y básicas, hasta los productores de semilla que se encargan de producir las semillas certificadas que finalmente producirán el arroz blanco que irá a mercados tan exigentes como Iraq, Brasil y Perú, entre otros (Gráfico 3).

Toda esta cadena integrada y consciente de la importancia de mantener los estándares de calidad exigidos para competir en un mercado de muchos, hace que Uruguay sea ejemplo cuando en términos de competitividad se habla en todo círculo de arroz.

Finalmente y aunque todas las reuniones científicas, de productores, de industriales del negocio del arroz tienden a centrarse en cómo aumentar la producción, cómo tener mejores procesos y máquinas para molienda, qué productos aplicar al cultivo para evitar los estreses bióticos o abióticos, poco se discute sobre aquello que es la fuente para tener una planta fuerte, un cultivo productivo, una materia prima de calidad; la semilla, que lo contiene todo.

Comentarios