Meyer Ortiz aseguró que a pesar del poco entrenamiento que tuvo, pues hace un mes había sido invitado al torneo, las enseñanzas y confianza de su entrenador Mauricio Jaimes Otálora, lo hicieron creer en que podía ser el campeón.

“Contactaron a mi maestro si tenía algún alumno para participar en la categorías 64 y 68 kilos y empezamos a entrenar, corregir errores y el domingo viajamos a Fusagasugá para las peleas que eran esa misma noche y por eliminación directa”.

Contó el combatiente que el primer enfrentamiento que tuvo fue con un boxeador de la selección de Cundinamarca, pero que aunque su instructor sabía de quién se trataba el oponente, no le dijo para que quizás no fuera a sentir desconfianza.

“En el primer round nos medimos a patadas y puños, para el segundo manejé la pelea y lo sometí con una guillotina; así pasé al segundo combate contra un muchacho de ese municipio y le gané con sumisión, después de haberle desgarrado el cuádriceps de la pierna derecha.

Sobre la última pelea, el joven deportista contó que para el primer round aprovechó las técnicas enseñadas por su maestro y que en el segundo logró conectarle varios golpes en la cara, ocasionándole laceraciones en las cejas y un ojo reventado.

“Una gran experiencia, con mi maestro nos propusimos a traernos la victoria y los sacrificios y entrenamientos dieron frutos; tuve nervios porque era el invitado, pero después del primer combate recibí el apoyo de la gente y eso me dio tranquilidad para desenvolverme en el octágono”.

Finalmente, Meyer Ortiz contó que debido a la victoria, el empresario del torneo le aseguró que iba a seguir siendo tenido en cuenta para próximas peleas y que la otra cita sería en Chía, donde espera la confirmación de la fecha. “Por ahora a descansar de las heridas porque queda uno muy lastimado después de tres peleas”.