El San Bonifacio de las Lanzas: innovador y singular

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Proyectos de aula y centros de interés, entre otras propuestas, hacen parte del éxito de la institución, ubicada en la comuna Seis de la capital tolimense.

En el colegio San Bonifacio de las Lanzas de Ibagué, de carácter privado, están sucediendo hechos singulares e innovadores. Se trata del colegio que durante 11 años consecutivos se ha sostenido en la categoría de excelencia “muy superior”, según establece el Icfes con base en varios indicadores.

Pocos colegios e instituciones educativas oficiales, como sí ocurre en el San Bonifacio, tienen claro el proyecto de formación de sus estudiantes, a través de un modelo pedagógico que sirva de guía para las actividades académicas.

En este colegio se combinan fundamentos teóricos y metodológicos del ruso Lev Vygotsky con los del norteamericano Howard Gardner, para desarrollar un modelo pedagógico constructivista sociohistórico-cultural.

De tal manera que los estudiantes tienen la oportunidad de múltiples interacciones en las aulas, circulan libremente en su espacio, centran su aprendizaje en torno al desarrollo lingüístico de dos idiomas, el castellano y el inglés y, siguiendo la teoría de las Inteligencias Múltiples.

Durante cuatro días de la semana los estudiantes de Preescolar al grado Octavo, transitan por seis diferentes ambientes de aprendizaje para desarrollar actividades y competencias relacionadas con los ocho tipos de inteligencia que tiene el ser humano (para algunos nueve). En el último día de la semana, los estudiantes se concentran en uno de estos ambientes, según sus intereses y habilidades.

“Tenemos un proyecto de formación para los estudiantes y también para los docentes. Es un modelo que pretende validar el constructivismo social de Vygotsky. Estamos convencidos de que por ahí es el camino, así que todo lo que estamos haciendo son estrategias constructivas, ya sean proyectos de aula, centros de interés, Aprendizaje Basado en Problemas, todo en el contexto de pedagogías activas y dentro del proceso de construcción social”, es el perfil del modelo, según el rector, Mauricio Cabrera Saavedra.

Una de las aulas de Preescolar tiene la estructura y el mobiliario de una habitación, con cocina, muebles de sala y la dotación propia de una vivienda, en dos niveles. Los niños se sientan en el suelo, en círculo y a veces en los tradicionales pupitres unipersonales, para escuchar las orientaciones de uno o dos profesores, a veces en castellano, otras en inglés.

En el ambiente de Cuerpo y Movimiento, los estudiantes desarrollan la inteligencia kinestésica, que comprende actividades físicas, de baile y de deportes, porque se aprende a través de sensaciones corporales, según Gardner.

En el aula del ambiente del Lenguaje, para desarrollar la inteligencia lingüística, leen libros o revistas, escriben, narran historias y elaboran crucigramas. El ambiente de Ocio y Placer está dirigido a formar la inteligencia emocional, las destrezas sociales que deben tener los estudiantes. Se desarrolla la inteligencia interpersonal, para que los niños aprendan a comunicarse con sus compañeros, a ejercer liderazgo e interactuar amigablemente con sus compañeros de aula.

En el aula del ambiente de la Construcción, los estudiantes aprenden matemáticas y desarrollan actividades propias de la inteligencia Lógico-matemática. En el ambiente de la Ciencia y la Física, encuentran a la entrada del aula un esqueleto humano y al fondo un laboratorio con aparatos para pequeños experimentos, incluyendo el uso del microscopio.

Se desarrolla, en ese ambiente, la inteligencia naturalista, para potenciar el pensamiento científico y la necesidad de cuidar el medio ambiente. A partir de Noveno, los estudiantes aprenden metodología de la investigación y en Undécimo deben presentar un trabajo de grado.

Replicable en establecimientos oficiales

Queda flotando en el ambiente la duda de si este modelo de oferta educativa puede ser replicable en establecimientos educativos oficiales. A ello, responde el rector Cabrera, “sí, por supuesto, porque este proyecto ha sido construido con los profesores, desde su actitud, su mente abierta y los procesos de formación y capacitación que ejecutamos. Se necesita, más bien, actitud y ganas de hacer los cambios y de seguro que independiente de los recursos que podamos tener, se logra”.

Es pertinente decir que desde afuera se mira al San Bonifacio como el colegio exclusivo “para los ricos”. Puede ser, porque allí la matrícula de Preescolar vale un millón 113 mil 660 pesos y las 10 mensualidades de un millón suman al año 11 millones 136 mil 600 pesos, que no están al alcance de todas las familias ibaguereñas. “Pero es que la calidad cuesta”, replica su rector. La matrícula para grado Undécimo vale menos: llega al año a 767 mil 667 pesos por cada estudiante.

De todas maneras, son muchos los aprendizajes que genera la experiencia del San Bonifacio, donde, con una ligera visita de poco tiempo, se puede comprender mucho de pedagogía.

Credito
LUIS EDUARDO CHAMORRO RODRÍGUEZ ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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