La verdad es que una herramienta muy necesaria y eficaz es promover verdaderamente el desarrollo de las también famosas competencias ciudadanas. Todos los días los noticieros, las redes sociales y los medios de comunicación, rotan comentarios sobre los niveles de intolerancia y violencia al que los niños y jóvenes han llegado. Esto tendría un paño de alivio si otra vez desde los hogares y aulas se iniciara un ejercicio real de ciudadanía, como atender nuevamente instrucciones, respetar los símbolos patrios, mostrar sensibilidad frente a las situaciones difíciles del prójimo, saludar y responder saludos, usar el diálogo como estilo de vida y, sobre todo, saber reconocer en los demás los derechos que me son propios.

Las competencias ciudadanas no son solo el derecho al voto o los temas relacionados con la política (muy de moda de nuevo en estos días): es saber que el mundo me pertenece, pero como ciudadano de él, debo procurar saber vivir en él.

Aprender a discutir con argumentos, a decir NO, cuando sea necesario, reconocer los errores propios y los aciertos de los demás, manejar las emociones, aceptar la diferencia, recuperar la urbanidad, en pocas palabras vivir en el desarrollo de las competencias ciudadanas, mejoraría la calidad humana de los habitantes de la Colombia de hoy.

Y aunque sea la escuela la principal llamada a dicha labor, la sociedad civil, la familia y los medios de comunicación deben aunar esfuerzos por alcanzar un avance en dicho objetivo común y beneficioso para todos.