La cátedra de la Paz y el posconflicto en el sistema escolar

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Docentes y directivos docentes deberán estar preparados para incluir en las aulas a adolescentes y jóvenes que abandonen las armas.

Con el nombre de cátedra, proyecto transversal o contenido curricular especial, a través de normas, unas veces leyes y en otras decretos, al plan de estudios de nueve áreas de obligatoria enseñanza en las instituciones escolares se le han agregado por lo menos 12 más, la última de ellas la Cátedra de la Paz.

Se tiene la creencia de que muchos de los problemas que vive el país, se pueden solucionar en las aulas de los establecimientos educativos, a través de la incorporación de nuevos contenidos y prácticas en el currículo escolar.

Pero es pertinente decir que de esta manera, en la medida en que se incorporan estas nuevas “cátedras”, las instituciones escolares pierden la autonomía que inicialmente les dio la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994) para disponer de un 20 por ciento del tiempo de trabajo académico para establecer énfasis o enseñanzas que cada comunidad educativa estima como pertinentes y necesarias para satisfacer las demandas de formación de sus estudiantes.

El currículo escolar, integrado por lo que se debe enseñar, cómo enseñar, cómo evaluar y qué medios de formación utilizar, ya es un árbol de navidad al que anualmente se le han agregado nuevos contenidos y prácticas de enseñanza y aprendizaje a través de estas cátedras.

Hay cátedras para la Educación Sexual, el aprovechamiento del tiempo libre; de Estudios Afrocolombianos, para la comprensión y práctica de la Constitución y la instrucción cívica; educación para la justicia, la democracia, el cooperativismo; el ejercicio de los Derechos Humanos, el tránsito y la seguridad; prevención de la violencia, educación laboral, para el emprendimiento y ahora la Cátedra de la Paz.

En Cali está la propuesta de la Cátedra de la Salsa y en Ibagué el Concejo Municipal instauró la Cátedra de Ajedrez, hace ya algunos años. Según mandatos legales, unas cátedras deben ser enseñadas como asignaturas independientes y otras se incorporan a los contenidos y prácticas de áreas ya establecidas, entre ellas Ciencias Sociales, Ciencias Naturales y Ética. Se convierten en proyectos pedagógicos transversales.

La cátedra de la paz

La última cátedra creada por el Congreso es la Cátedra de la Paz, por medio de la ley 1732 de septiembre de 2014, reglamentada por el decreto 1038 de 25 de mayo de 2015.

Debía estar implementada antes de la terminación de 2015 y sería bueno saber en qué va tal decisión normativa. Porque el decreto reglamentario llega hasta el punto de establecer los contenidos de lo que se debe enseñar, entre ellos: Justicia y Derechos Humanos, uso de recursos naturales, protección de las riquezas culturales, resolución pacífica de conflictos, prevención del acoso escolar, participación política, memoria histórica, dilemas morales, proyectos de impacto social, historia de los acuerdos de paz nacionales e internacionales, proyectos de vida y prevención de riesgos.

Se dice cómo será evaluado. Se repiten temas planteados en otras cátedras y proyectos pedagógicos transversales.

Al aplicar esta cátedra, se regresa a los tiempos en que desde el Ministerio de Educación, bajo la orientación de la Misión Alemana, en los años 1972-78 la “Guía del Maestro” decía los temas a enseñar, los objetivos específicos correspondientes, las actividades preliminares y de desarrollo, los materiales a utilizar, con las ilustraciones correspondientes, las actividades de evaluación que en el aula se debían realizar, semana por semana.

Todo estaba prescrito previamente, por técnicos que desde el Ministerio de Educación daban poca autonomía al docente para definir qué enseñar, cómo enseñar y cómo evaluar el aprendizaje de sus estudiantes. (1978-Guía para el maestro, quinto grado, Biología).

¿ Estamos llegando a la adopción de un currículo prescrito para todo el país, desde el nivel central? ¿ A través de estas cátedras se está perdiendo la autonomía curricular e institucional establecida por la Ley General de Educación? ¿Los estándares curriculares están contribuyendo a ello?

De todas maneras, se espera que la Cátedra de la Paz, contribuya a la formación de estudiantes en cuanto conocimientos y competencias requeridas para que la población y en principio los docentes y estudiantes, contribuyan a la construcción de la paz como una derecho humano y un Derecho Internacional Humanitario.

Que propicien la participación democrática en la dirección de las instituciones escolares y en la actividad política de los municipios; que se aprenda a resolver los conflictos pacíficamente. Precisamente en la evaluación del desempeño de los docentes se encuentra que estos no tienen los conocimientos ni la metodología requerida para mediar en la solución de conflictos.

Se plantea el concepto de desarrollo sostenible porque los nuevos objetivos para el milenio adoptados por las Naciones Unidas se desarrollan en torno a este concepto de la sostenibilidad e inclusión.

Formación para el posconflicto

En la etapa del posconflicto que se avecina en Colombia, se espera que el sistema escolar contribuya a la formación de los estudiantes para vivir en paz y en convivencia con los demás.

El desarrollo de la Cátedra para la Paz y otros cátedras como las que ya se han nombrado aquí, es una de las tareas a cumplir por cada institución escolar. Ello implica modificaciones curriculares. “El verdadero proceso de paz no se realiza en La Habana sino en las aulas de clase”, dice al respecto, Julián de Zubiría, fundador del Instituto Alberto Merani de Bogotá.

En 2015, en el Tolima la población estudiantil matriculada en los niveles de preescolar, educación básica y media fue de 12 mil 551, de ellos el 42 por ciento ubicada en Ibagué (5 mil 344 estudiantes ). Son estudiantes víctimas del conflicto armado, pertenecientes a familias de desplazados y reinsertados. Es una cifra que muy seguramente cambiará en los próximos meses.

Docentes y directivos docentes deberán estar preparados para incluir en las aulas a adolescentes y jóvenes que abandonan las armas. Muy seguramente en el Tolima quedará incluido uno de los sitios donde se concentraran guerrilleros a la espera de la desmovilización que se pacte con las Farc.

Credito
LUIS E. CHAMORRO RODRÍGUEZ ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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