Reacciones sobre la alta reprobación escolar en Tolima

La mortalidad académica se resume en que de cada 100 estudiantes matriculados en 2015, 10 o reprobaron o desertaron de las aulas en esa vigencia. Eso no parece razonable.

Las cifras sobre reprobación escolar en el Tolima divulgadas en esta página el domingo 18 de septiembre generaron algunas reacciones sobre la eficiencia y el fracaso escolar en el Departamento. Unos admitieron que la cifra de 19 mil 614 estudiantes reprobados en los 47 municipios del Tolima es indicio de problemas en la enseñanza y el aprendizaje de nuestros estudiantes.

Las reacciones se centraron en el sistema de evaluación de los aprendizajes y se recordó la conveniencia o no de la promoción automática como estrategia para aminorar la “pérdida” del año escolar de tal cantidad de estudiantes.

Al resumir los resultados de investigaciones sobre reprobación escolar es pertinente repetir que son mayores los perjuicios que los beneficios que emergen de ella. Como efecto inmediato produce repitencia y deserción intraanual y de esta manera se afecta el derecho a la permanencia de los estudiantes en el sistema escolar. Afecta la obligación estatal de ofrecer y garantizar adaptabilidad de los estudiantes para que permanezcan en las aulas hasta grados superiores en la escala de los niveles educativos.

En otros años la cantidad de estudiantes reprobados llegó a ser superior. Así, por ejemplo, en 2012 el total de reprobados llegó a la cifra de 23 mil 599, de ellos ocho mil 297 en Ibagué. Son cifras superiores a las de 2015, que presentamos en nuestro artículo del domingo anterior: de 19 mil 614 reprobados, ocho mil 602 pertenecientes a planteles educativos de Ibagué. Pero la alerta se da sobre el hecho de que la reprobación tiende a crecer. Porque en 2014 fue de 16 mil 727 en los 47 municipios del Tolima y pasó a ser de 19 mil 614 en el 2015, como ya queda dicho.

En la Secretaría de Educación del Departamento, que tiene la responsabilidad de la gestión escolar en los 46 municipios no certificados, la Dirección de Cobertura ha establecido el indicador Mortalidad Académica como resultado de establecer la relación entre estudiantes reprobados y desertores, expresada en porcentaje sobre el total de estudiantes matriculados. De esta manera, la cifra de mortalidad académica en 2015 fue de 30 mil 224, de ellos 10 mil 610 desertores y los 19 mil 614 reprobados.

Si se hace la analogía con las actuaciones de los cirujanos y médicos en general que intervienen para mejorar la salud de las personas y evitar su muerte, no sería aceptable que la décima parte de sus pacientes o murieran o quedaran afectados en su salud por el resto de la vida. Porque hay un poco se muerte o por lo menos sentimientos de inconformidad, tristeza y temores en quienes pierden el año escolar, al decir de la psicóloga María Elena López. Pierden dinero los padres de familia, pierden tiempo los estudiantes en su propósito de avanzar a nuevos grados de estudio, produce efectos que en algunos casos afectan el futuro de adolescentes y jóvenes, de por vida.

Resulta que el indicador de mortalidad académica en los 47 municipios del Tolima fue de 10.5 por ciento. O dicho de otra manera: de cada cien estudiantes matriculados en el año 2015, diez o reprobaron o desertaron de las aulas en ese año escolar. Eso no parece razonable.

ALGUNAS REACCIONES ANTE LOS DATOS

Han sido diversas las reacciones frente a las cifras sobre deserción y reprobación escolar divulgadas por EL NUEVO DÍA en esta página dominical. Unos culpan al Gobierno, otros a los docentes y hay quienes rechazan la posibilidad de que se regrese a la implantación de la promoción automática.

“Yo podría coadyuvar a sus apreciaciones, afirmando que se debe humanizar la escuela y la familia. El sistema educativo no está diseñado para enseñar lo que el escolar necesita aprender para crecer y desarrollarse intelectualmente acorde con las exigencias culturales de la época. Hoy, para la familia la educación no constituye una opción de vida superior. El escolar desde preescolar, pasando por la primaria y la secundaría, hasta la Universidad, no tiene un modelo de maestro intelectual que forme y desarrolle los principios humanos de la persona de mañana. La Universidad no está formando maestros, sino trabajadores que necesitan percibir una remuneración para no morir de hambre”, es lo que dice el doctor e investigador en Educación Jairo García Nagles.

La docente de la Facultad de Educación Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo, igualmente, se refiere a la formación previa que reciben los Licenciados en Educación: “¿Que se está haciendo desde el salón de clase para retener a los estudiantes, para enamorarlos de lo que se enseña, para seducir su interés por el conocimiento? Es tan grave la deserción como la reprobación escolar. Es el momento de abordar este tema en las facultades de Educación donde se forman los futuros educadores”.

Entre tanto el rector de la institución educativa Domingo Savio, de Planadas, Arbey Luque, responde ante el interrogante ¿De qué sirve reprobar estudiantes?: “Yo no creo que los docentes reprueben estudiantes porque eso sirva de algo. Pero sí estoy seguro, por experiencia propia, de que promover estudiantes sin las condiciones académicas, sociales y personales mínimas, solo por disminuir los índices de reprobación, es error grave”.

El docente José Orlando Manrique Varón reacciona con un interrogante: “¿Entonces a regalarle el año a todos los estudiantes para presentar al gobierno ‘falsos positivos’? ¿Qué hizo usted como Secretario de Educación para rebajar esta mortalidad académica en Ibagué?

Credito
EL NUEVO DÍA

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