Alrededor del 67.1% de docentes que hay en el Tolima son mujeres

Aún existe discriminación para el género femenino en cuanto al acceso al empleo, los salarios y cargos de alto rango.

En acceso a la educación beneficia en mayor cantidad a las mujeres en el Tolima y en Colombia, la inasistencia escolar es menor en ellas. “Más mujeres que hombres están matriculadas en las universidades de 100 países (Oliver Cann, 2015), crece el número de hogares con jefatura femenina en el país, en cuanto equivalen al 36.4 por ciento en 2015, siendo que tal porcentaje era del 22.7 por ciento en 1990 (Encuesta Nacional de Demografía y Salud).

Estamos siendo educados por mujeres, principalmente, porque el 67.1 por ciento de los docentes del Tolima (2015), son mujeres (nueve mil 310 mujeres, cuatro mil 581 hombres sobre un total de 13 mil 941).

Sin embargo, aún perduran situaciones de discriminación para el sexo femenino en cuanto al acceso al empleo, pero principalmente en cuanto a los salarios y cargos de alto rango. Los derechos humanos dicen que en educación está prohibida la discriminación y el Objetivo número 5 del Desarrollo Sostenible para ser cumplido por los países hasta 2030, es el de “lograr la igualdad de género y empoderamiento de todas las mujeres y niñas”.

En Colombia y en el Tolima no existe discriminación de género en cuanto al acceso a la educación, tal como sí ocurre en otros países. Pero sería bueno intentar la discriminación positiva de las mujeres en el sistema escolar para contrarrestar cualquier asomo de discriminación de género.

Entendida la discriminación positiva de género como “el instrumento clave de una política de reducción de desigualdades entre los diferentes grupos sociales”, en este caso las mujeres (Urteaga).

He vuelto la mirada a un libro de José Luis Cordero titulado “El desafío Latinoamericano” (1995) que sigue vigente en varios aspectos tratados en sus 230 páginas. Cordero plantea, que la “Educación Femenina” es una prioridad en los países latinoamericanos. Porque “los estudios internacionales también han demostrado que en general la tasa de retorno para las mujeres es más alta que para los hombres” (p.120). Al educar a la mujer prioritariamente se impacta positivamente la calidad de vida en los hogares, “las madres más educadas tienen hijos más sanos y mejor alimentados, influye positivamente en la disminución de la mortalidad infantil, en el uso de anticonceptivos y en consecuencia impactan las tasas globales de fecundidad”, dice el autor.

DISCRIMINACIÓN POSITIVA DE MUJERES EN EL SISTEMA ESCOLAR

Las mujeres y las personas en situación de desplazamiento integran la población de sujetos de especial protección en desarrollo del derecho a la educación en su núcleo esencial del acceso a este servicio y la obligación estatal de garantizar la accesibilidad a las aulas. Entonces, cada establecimiento educativo necesariamente deberá dar prioridad a la mujeres en la otorgación de cupos de matrícula. Esto por encima del mismo derecho que tienen los hombres que aspiran al acceso al plantel educativo.

Se puede optar por discriminación positiva para la mujer si en la infraestructura física se tiene en cuenta que deben haber sanitarios especiales para las mujeres; que ellas requieren educación sexual específica, se les debe educar para ser madres; deben disponer de los servicios de orientación escolar correspondiente; ellas son distintas en sus comportamientos y en consecuencia merecen un trato especial de los docentes y directivos.

Si de acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del 2015, el 17.4 por ciento de las mujeres de 15 a 19 años , cuando deben estar estudiando, ya son madres o están embarazadas del primer hijo, entonces habrá que hacer muchas cosas para evitar los embarazos tempranos de las adolescentes, embarazos que generalmente no son deseados. Esto requiere mayor atención si se trata de mujeres de estas edades en las escuelas rurales porque, de acuerdo con esta encuesta, el embarazo del primer hijo ocurre en una cuarta parte (24.8 por ciento) de la población en este grupo de edades.

La misma encuesta nos dice que los embarazos en adolescentes en un 29.2 por ciento “lo quería más tarde” y el 21.3 por ciento “no lo quería”, entonces esto se convierte en problema de amplias repercusiones que ameritan una formación específica y preferencial para las mujeres en los establecimientos educativos.

Si sólo el 37.1 por ciento de las mujeres entre 13 y 49 años de edad han tenido información y conocimientos sobre el Sida, hay un vacío amplio de información sobre esta temible enfermedad de transmisión sexual que se debe satisfacer o llenar en las instituciones escolares.

Se está incrementando la violencia y el feminicidio sobre la mujer, ello amerita formación sobre estos temas, principalmente desde el punto de vista de las normas jurídicas que le permitan a las mujeres defenderse de este flagelo.

En fin, lo que aquí quiero decir es que se puede poner en marcha toda una política institucional sobre discriminación positiva de la mujer para que ellas tengan prioridad en la intervención sobre estos asuntos que aquí se han relacionado y descrito. No es necesario esperar que llegue la orden del Ministerio de Educación o de las autoridades educativas de las entidades territoriales, porque, en desarrollo de la autonomía institucional es factible proceder de inmediato.

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