Jornada Única funciona en 85 colegios del Tolima

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
La Gobernación, a través de su Secretaría de Educación, hasta la fecha ha logrado implementar la Jornada Única en 85 de los mil 879 colegios urbanos y rurales que operan en los 46 municipios no certificados (se excluye a Ibagué).

Esta cifra implica que está en la mitad en su propósito de cumplir la meta del 100 por ciento de cobertura de la Jornada Única establecida en el del Plan de Desarrollo departamental, para el cuatrienio de Óscar Barreto. La meta es llegar a 188 establecimientos educativos, entre las 213 instituciones y las mil 879 sedes que funcionan en el Tolima para prestar el servicio educativo en las zonas urbanas y rurales.

Se puede afirmar que existe la opción de cumplir lo programado. Pero hay algunos asuntos que llaman la atención. Son 22 los municipios donde la Jornada Única está en marcha, es decir, falta que esto ocurra en los 24 restantes.

Mejor que Ibagué

Hay municipios que han superado la cifra de cinco establecimientos educativos con Jornada Única de Ibagué. Ellos son Rovira, donde ya operan 15; Carmen de Apicalá, siete de los ocho establecimientos educativos existentes allí; Espinal, con ocho, y Alpujarra con cinco. Pero en el otro extremo está el caso de Chaparral, tercer municipio con alta población estudiantil, donde ningún establecimiento educativo la ha implementado, y esto ocurre también en Mariquita, Coyaima, Ortega y Rioblanco, entre los 24 municipios donde no la hay, hasta ahora.

El coordinador de Jornada Única en la Secretaría de Educación departamental en la Dirección de Cobertura Escolar, Yesid Callejas, es optimista con respecto al éxito de esta estrategia o programa.

“Este programa se convierte a partir de 2016 en una política educativa que transformará a largo plazo a todas las instituciones educativas en Jornada Única, de acuerdo con el decreto nacional 501 de 2016. Lograr su éxito implica un esfuerzo, económico, laboral y sociocultural desde lo nacional, regional, local y familiar, lo que implica transformar las políticas en la prestación del servicio educativo, a través de las diferentes variables de la canasta educativa que obliga articular de manera eficiente, eficaz y oportuna los recursos del sector educativo de la Nación, de los departamentos, los municipios y de las instituciones educativas”, expone el funcionario.

Para superar los obstáculos permanentes en la búsqueda de una educación con calidad, la Jornada única debe articular cuatro componentes esenciales: la Alimentación Escolar, la Planta Docente, la Infraestructura y el Proyecto Educativo Institucional.

Estos, conllevan en todo caso y en todo momento a que el sistema de contratación estatal, el sistema de ampliación de planta de personal docente y administrativo, el mejoramiento de infraestructura y las nuevas exigencias pedagógicas se armonicen permanentemente con las calidades, cantidades y cualidades oportunas que blinden la calidad de la educación que merecen los niños, niñas y jóvenes de ésta época”.

Dilemas que crea la Jornada Única

Tal como ocurre cuando se emprenden estrategias de acción o programas educativos nuevos, hay opositores y defensores de la Jornada Única. El Gobierno nacional ha propiciado muchas dudas sobre el éxito de esta estrategia dirigida a mejorar la calidad educativa, incrementando el tiempo de trabajo académico de los estudiantes y focalizando ese tiempo adicional en áreas claves del plan de estudios como Matemáticas, Lenguaje, Ciencias Sociales e Inglés.

El Gobierno nacional al inicio creó la expectativa de cubrir, en cuatro años, el 60 por ciento del déficit de aulas existente en el país.

Se habló de mil 500 colegios nuevos, de un “colegio 10” en cada municipio, colegios que tendrían características excepcionales con biblioteca, comedores y cocinas, aula múltiple, zonas administrativas, sala de profesores, áreas de recreación y deportes, conectividad, baterías sanitarias y servicios generales, laboratorios de física, química e inglés, sala de profesores y aulas de clase equipadas. Todo un sueño, que creó una inmensa expectativa.

En los 47 municipios del Tolima no se habla de estos “colegios 10”, porque además el Gobierno ya no tiene tiempo para cumplir esta promesa. Poco a poco, los recursos nacionales para Jornada Única han venido disminuyendo. Ya se habla poco de recursos para infraestructura escolar nueva, en las últimas convocatorias se pide a cada institución educativa que cumpla requisitos básicos en cuanto a ello; los recursos para alimentación han decrecido drásticamente, la remuneración que se paga por horas cátedra a cada docente es bastante baja y el componente pedagógico marcha a pasos lentos.

Hay rechazo a la implementación

Todo ello genera incredibilidad, dilemas y dudas en cuanto a la adopción de la Jornada, obligatoria según la ley 115 y el decreto reglamentario 501 de marzo de 2016. Ya se comenzaron a oír voces de oposición al respecto.

La hermana directora de la institución educativa Santa Ana, de Mariquita, Ana Isabel González Botía, es una de los directivos que no cree en la Jornada Única, por lo que dice al respecto: “Me gustaría que se pudiera hacer con la Secretaría de Educación y los rectores un foro o no se qué, un análisis de fondo, porque generalmente cuando nos cita la Secretaría es para darnos cifras frías, que ya las tenemos en nuestras instituciones.

Pero hay una serie de variables. Por poner algunas, falta de maestros nombrados desde comienzo de año y no a mitad de año, falta de capacitaciones, falta de seguimiento y compromiso de la Secretaría de Educación, falta de recursos, asesorías por gente competente, materiales, recursos, alimentación escolar, etc. Personalmente, no creo en la Jornada Única mientras siga como va, más de lo mismo”.

Diana García, rectora de la Real Campestre, de Fresno, una de las instituciones educativas en que se ha implementado Jornada Única, exclama que “lo que nos prometieron para desarrollar la jornada lo está incumpliendo el Gobierno nacional”.

El Sindicato de Maestros del Tolima, por su parte, también ha insistido en que apoya la Jornada Única, “pero no así”, tal como lo asegura la líder sindical Lucy Astrid Arciniegas: “No le han invertido a este proyecto los recursos necesarios para implementar una verdadera Jornada Única, porque la mayoría de instituciones no cuenta con restaurantes escolares, no tienen la infraestructura ni los recursos necesarios. Ni mucho menos, hay maestros nuevos para la jornada de la tarde”. 

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