Una mirada a la eficiencia interna del sistema escolar

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
¿Por qué los estudiantes abandonan la escuela? ¿No les satisface lo que se les enseña y como se les enseña? En torno a estos interrogantes hay muchas cosas por decir.

Un escenario ideal en el sistema escolar ocurre cuando todos los infantes y adolescentes en edad escolar se matriculan para cursar estudios formales en los establecimientos educativos, cuando los que se matriculan permanecen en las aulas y avanzan de un grado y nivel educativo al inmediatamente superior, cuando la formación que reciben satisfacen condiciones de calidad y, en consecuencia, los aprendizajes son pertinentes y útiles para la formación humana de los estudiantes.

Todo ello está configurado en la satisfacción de los cuatro núcleos del derecho fundamental a la educación: derecho a la disponibilidad del servicio educativo, el derecho al acceso, a la calidad educativa y a la permanencia en el sistema escolar.

Ocurre que las responsabilidades y competencias de la oferta educativa en Colombia están dispersas entre las entidades territoriales e instituciones escolares privadas, lo cual hace poco visible el cumplimiento de las obligaciones que a cada entidad le corresponde en cuanto a la garantía del derecho a la educación, principalmente en los niveles de educación preescolar, básica y media. A ello se suma que el sistema escolar funciona en torno a un modelo de gestión inapropiado, donde imperan prácticas tradicionales y pocas transformaciones.

 

La ineficiencia escolar

Entre las múltiples situaciones problemáticas que afectan al sistema escolar colombiano está su baja eficiencia interna, porque no retiene en las aulas a quienes se matriculan. Ello se evalúa a través de indicadores del derecho a la permanencia, entre ellos la aprobación anual de estudios, la reprobación o “pérdida” del año escolar; la retención y la deserción.

El Estado colombiano ha puesto en marcha un buen menú de programas y proyectos dirigidos a estimular y garantizar el acceso a la matrícula y la permanencia o retención de los estudiantes en las aulas, sin embargo los datos estadísticos nos dicen que nuestro sistema escolar es aún ineficiente porque no logra retener a los estudiantes que entran al sistema escolar.

¿Por qué pocos ciudadanos se conmueven ante el hecho de que 24 mil 714 estudiantes matriculados o reprueban o desertan de las instituciones escolares? Sobre una matrícula que sigue decreciendo y que llegaba a la cifra de 282 mil 456 estudiantes en el 2007 en los 47 municipios del Tolima (datos del 2016 en Ibagué).

 

La reprobación escolar

La reprobación escolar es un indicador de la calidad de los aprendizajes que logra un estudiante en cada una de las áreas y asignaturas del plan de estudios, además hace parte de uno de los componentes del índice sintético de calidad educativa.

Un estudiante reprueba el año escolar cuando en las evaluaciones que hacen los docentes sobre los aprendizajes logrados, no satisfacen la calificación que cada institución escolar haya establecido para el efecto. Es un estudiante que “pierde el año”, como se dice popularmente. En ese caso le quedan tres opciones, repite el mismo grado en el año escolar siguiente, se traslada a otro plantel, o abandona los estudios, esto último conocido como deserción escolar.

Tanto la reprobación como la deserción tienden a disminuir año a año. Sin embargo lo ideal sería que estos dos fenómenos educativos no existieran. Para lograrlo existen muchas estrategias factibles de poner en práctica.

En Colombia se realizan dos tipos de evaluación de los aprendizajes de los estudiantes: la evaluación interna que realiza cada docente sobre el desempeño académico, y la evaluación externa que realiza el Icfes a través de las pruebas Saber.

Según documentos del Ministerio de Educación, la evaluación interna, que es la que se tiene en cuenta para la promoción de un grado a otro y de la cual hay estadísticas disponibles, debe ser una evaluación formativa “que sobrepasa el concepto de medición asimilado con frecuencia a la calificación”, en consecuencia, debería ser más flexible, en la cual el estudiante debe participar (autoevaluación y coevaluación) y no debiera apuntar a “rajar” a los estudiantes y llevarlos a la reprobación que, ojalá, debiera extinguirse o por lo menos no debería ser tan elevada.

 

La deserción escolar

Desde el 2010, fecha en la cual entró en vigencia el nuevo sistema de evaluación y promoción en la educación básica y media (Decreto 1290 de 2009), la reprobación es más alta que la deserción. Pero ambos fenómenos e indicadores para su medición, manifiestan lo que varios autores denominan como fracaso escolar.

La Unicef, en un documento sobre ‘Propuestas para el fracaso escolar. Todos pueden aprender’ (2007), se centra en los efectos que tienen la repitencia y la deserción (efectos de la reprobación, principalmente). Dice, entre otras cosas, que la repitencia y la deserción afectan principalmente a los padres de familia; administrativa y financieramente, constituyen un desperdicio de recursos y contribuye a la ineficiencia del sistema escolar.

Pues bien, vale la pena poner los ojos sobre las cifras de deserción escolar en el Tolima, así se trate de un fenómeno que tiende a disminuir. Que 8.100 estudiantes abandonen los establecimientos educativos en el transcurso de un año escolar sigue siendo grave, porque además pone en duda el grado de satisfacción que genera en los estudiantes la calidad de los aprendizajes y la asequibilidad y adaptabilidad que el Estado garantiza para que no abandonen las aulas de clase.

¿Por qué los estudiantes abandonan los establecimientos escolares? ¿No les satisface lo que se les enseña y como se les enseña? En torno a estos interrogantes habrían muchas cosas por decir.

 

La reprobación escolar en ibagué y en los

municipios no certificados

 Generalmente, Ibagué aporta el 40 por ciento del total de estudiantes reprobados en el Tolima, pero las tasas de reprobación en la capital son similares con las de los 46 municipios restantes. En el 2016 en Ibagué la reprobación escolar llegó a la cifra de 6.670 y en los 46 municipios no certificados los reprobados fueron 9.933 , cifras del 2017, equivalentes a tasas de reprobación de 7.69 y 6.0 por ciento, respectivamente (2016 para Ibagué y 2017, para los municipios no certificados).

Entonces se trata de una situación problemática que depende en gran parte de decisiones que se toman en las instituciones escolares, de común acuerdo con directivos y docentes, porque pocas veces las secretarías de educación intervienen en estos asuntos.

Herveo es el municipio con la mayor tasa de reprobación y deserción escolar en el Tolima. Espinal ocupa el segundo lugar en cuanto a mayor tasa de reprobación más no así en cuanto a la deserción.

LUISEDUARDOCHAMORRO10@GMAIL.COM

Credito
LUIS EDUARDO CHAMORRO R. - ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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