Decrece la formación de bachilleres en la zona rural del Tolima

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Dos mil 579 estudiantes menos, en el último grado de bachillerato, entre el año 2015 y 2018.

Lo esperado es que el promedio de grados de escolaridad de la población colombiana, sea de 13 grados, es decir, un poco más allá del título de bachillerato. Pero será difícil lograr esa meta, debido a diferentes circunstancias.

La ruralidad dispersa es uno de los factores que impiden el crecimiento de la cobertura de la Educación Media en el Tolima. Al comparar los datos de matrícula de jóvenes en el último grado de bachillerato, que les da acceso al título de bachilleres, se encuentra que entre el 2015 y el 2018, que está por terminar, la matrícula en este último grado en establecimientos educativos oficiales y privados de la zona rural, en los 47 municipios del departamento (incluye Ibagué), disminuyó en un 12.0 por ciento. Se pasó de 4.974 estudiantes matriculados en el 2015 a 3 mil 225 en el 2018, es decir, mil 749 estudiantes menos. La matrícula total en el último grado de Educación Media, en todo el Tolima pasó de 21 mil 66 a 18 mil 487, es decir 2 mil 579 estudiantes menos (menos el 17 por ciento). Tendremos menos bachilleres graduados en el fin de año 2018.

La oferta del grado once de bachillerato en las zonas rurales no cuenta con la participación de colegios privados y en ella tiene un gran peso quienes optan por la modalidad de bachillerato por ciclos. Jóvenes y adultos buscan cursar el grado once de bachillerato en un semestre, al acogerse a la modalidad de bachillerato por ciclos. El ciclo sexto de bachillerato acelerado, da esa oportunidad, que se hace principalmente en instituciones creadas para el efecto en zonas urbanas.

No hay mayores opciones para los jóvenes campesinos, porque el Estado no ofrece los grados décimo y once en los establecimientos educativos que funcionan en las zonas rurales.

 

La oferta del grado once en Ibagué

Que la mayor parte de la población de Ibagué esté concentrada en la zona urbana, es una oportunidad que tienen las autoridades educativas municipales para poner en marcha estrategias dirigidas a cubrir la demanda de educación media en las zonas rurales. Pero ocurre que en los últimos 4 años, la matrícula en el últimos grados de bachillerato, incluyendo el ciclo sexto del bachillerato por ciclos, ha disminuido en un 25 por ciento, equivalentes a 2 mil 129 estudiantes menos en este grado, situación más grave si se trata de la zona rural donde el total de matriculados en las veredas pasó de 447 a 285 entre el 2015 y el 2018, correspondientes al período de Gobierno del alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo. La matrícula en el último grado de bachillerato, en total, pasó de 8 mil 559 en el 2015, a 6.430 en el 2018.

Ese decrecimiento de la matrícula en el último grado de bachillerato, se convierte en un problema crítico que debe ser resuelto de alguna manera si se desea mejorar la eficacia del sistema educativo. No puede ser que la tasa de cobertura bruta para la Educación Media en Ibagué siga disminuyendo al ritmo que ha tomado en los últimos cuatro años. Esa tasa era de 84.02 por ciento en el 2015 y bajó a 81.25 por ciento para el 2018, según cálculos del SIMAT del Ministerio de Educación Nacional.

 

Situaciones de conflicto y posconflicto

La firma de la paz con las Farc ha incrementado el desarrollo de programas dirigidos a atender la población afectada por el conflicto. Entre esos programas está el de ‘Educapaz’, que se realiza en 4 municipios del sur del Tolima: Planadas, Rioblanco, Ataco y Chaparral, desde el primer semestre de 2016.

Es un programa nacional que incluye acompañamiento de profesionales en la tarea de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje y, en cuanto a la Educación Secundaria y Media en las zona rural, propicia la articulación de la Educación Media con la Educación Superior. En el fondo, acompaña a los actores educativos en el proceso de mejoramiento de la calidad educativa en la zona rural. Tiene el problema de que por tratarse de un programa de vigencia coyuntural, no está garantizada su permanencia en el largo tiempo.

Se estimula la realización de experiencias significativas y exitosas, “buenas prácticas de educación para la paz”, de las cuales ya hay casos significativos.

Las acciones de intervención de este programa están dirigidas a la población estudiantil víctima de la violencia, “se estima en más de 17 mil los niños que han sido reclutados y , desde el año 2000, 5 mil 700 han sido atendidos en el sistema escolar”, indican los datos nacionales de ‘Educapaz’, que también identificó que, “Sólo la mitad de los chicos que terminan la primaria, llegan al grado noveno”.

 

La paz de los miércoles

Un joven docente, Andrés Gerardo Martínez , con título de normalista de la Normal de Icononzo, con base en la alegría y el humor, busca sembrar la identidad de la paz entre los 5 estudiantes de la escuela San Isidro de la institución educativa San Agustín, en el municipio de Cunday.

Ha leído por lo menos 200 libros en búsqueda de fundamentación teórica para su proyecto de ‘hechos de paz todos los días miércoles’.

Entre las actividades de su proyecto están las dirigidas a “buscar transformar el entorno generando una identidad de paz, que eduque para el posconflicto”. Ha buscado alianzas y apoyos en diferentes organizaciones y al momento cuenta con el apoyo de la Biblioteca Luis Ángel Arango, de la cual es investigador; del Banco de la República, de la Embajada de Japón y del Planetario Distrital de Bogotá.

Martínez es uno de los 46 docentes rurales el Tolima que laboran en los 46 municipios no certificados en una escuela multigrado, aquella donde un docente debe atender la enseñanza a estudiantes de diferentes grados, simultáneamente. Eran las escuelas o sedes donde se realizaba el programa de Escuela Nueva, hace algunos años.

La escuela San Isidro de Cunday, está ubicada a unas 4 horas de Ibagué transitados en moto; de la zona urbana de Cunday se requieren dos horas para llegar al sitio donde funciona esta escuela que cuenta con luz eléctrica pero no dispone de televisión. 

Dispone de cinco computadores y 26 tablets ,una por estudiante, pero sin servicio de internet. Martínez reside en la escuela para evitar problemas de transporte. “Me he acostumbrado a la soledad, la disfruto porque me da la oportunidad de leer”.

Este es un caso excepcional que debiera repetirse muchas veces si se quiere avanzar en el desarrollo educativo en las zonas rurales del Tolima y que merece todo el apoyo.

 

La bendición de dar

En la sede rural Cero tres-La Esmeralda, de la institución educativa Los Andes en Planadas, se ofrece Educación Básica a 74 estudiantes y sólo son 3 docentes los que deben atender los diferentes grados. Juan Carlos Ramírez, es licenciado en Educación y especialista en Pedagogía de la Universidad del Tolima.

Desarrolla allí el proyecto ‘La bendición de dar’, que incluye actividades de hacer aportes a residentes en la vereda y en la zona urbana, inclusive. “Los estudiantes organizan pequeñas remesas de ayuda, a personas y familias que los propios estudiantes seleccionan. Es que es necesario formar como personas solidarias a nuestros estudiantes”, dice Ramírez.

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