No a la pérdida del año escolar, no a la repitencia: debe ser la consigna

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
En cada plantel educativo, se está en momentos de evaluaciones finales del aprendizaje de los estudiantes, en cada una de las áreas del plan de estudios, para definir si aprueban o no el correspondiente grado de escolaridad.

LUIS EDUARDO CHAMORRO RODRÍGUEZ ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

Son momentos de tensión en los estudiantes y en los padres de familia porque unos y otros están ante la expectativa de “ganar” el año escolar correspondiente. Entonces, es el momento apropiado para recordar algunas recomendaciones y el resultado de investigaciones sobre los efectos que producen en los estudiantes la “pérdida del año” o reprobación, y la consecuencia inmediata de la repetición o no de cursos.

Los datos más recientes nos dicen que en el Tolima, incluyendo a Ibagué, en el año 2017, fueron 16 mil 603 los estudiantes que reprobaron (perder el año, se dice popularmente) y de esa cifra, 6 mil 670 estaban matriculados en Ibagué; lo cual implica que la capital tolimense aportó el 40 por ciento de reprobados en todo el departamento, en los diferentes niveles educativos de la educación básica y media.

Que de cada cien estudiantes matriculados, diez “pierdan el año”, es grave, porque se trata de un indicador de baja eficiencia escolar, sumado a la cifra de desertores, de repitentes y de matrícula extraedad.

No se producen ni se divulgan suficientemente las cifras de repitentes, es decir, aquellos estudiantes que habiendo reprobado el año escolar, se matriculan nuevamente en el mismo grado con la esperanza de seguir adelante. El informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, al cual Colombia hace poco ingresó, al hacer la evaluación sobre el estado de la educación de nuestro país dice que el porcentaje de estudiantes de 15 años o más que han repetido por lo menos un año, es de aproximadamente el 40 por ciento y encabeza la lista de 19 países sobre los cuales se estableció este índice. En todos los países de la Ocde, ese porcentaje es apenas de un 12 por ciento y es Japón el país con cero porcentaje de estudiantes que por lo menos han repetido un año escolar.

 

La repitencia en el Tolima

La repitencia escolar tiende a disminuir año a año, paralelamente con la reprobación. En los 46 municipios no certificados del Tolima, la tasa de repitencia era de 6.11 por ciento en el año 2013, y disminuyó a menos del uno por ciento, el 0.6 por ciento, cuatro años después, en el 2016.

En Ibagué, la situación es grave porque en el año 2013, esa tasa de repitencia era del 7.3 por ciento en la sumatoria de todos los niveles educativos y apenas disminuyó a una tasa de repitencia del 6.6 por ciento en el año 2015. Que en Ibagué, sobre una matrícula de 103 mil 701 estudiantes en el 2013, los repitentes sean 7 mil 558 estudiantes, es grave. Porque se trata de un indicador de fracaso escolar.

 

No ha la reprobación, no a la repitencia

En estos momentos de exámenes y de la realización de pruebas para evaluar los aprendizajes de los estudiantes, bueno es que se evite la reprobación, porque uno de sus efectos inmediatos es la repitencia y la deserción interanual. En la mente de los directivos y docentes del Tolima debiera estar la consigna de “no a la reprobación, no a la repitencia”.

La Unicef, en un estudio sobre “Propuesta para superar el fracaso escolar”, de la autoría de Farias, Fiol, Kit y Melgar (2007), dice que la repitencia “incide gravemente sobre la vida personal y social, y trae consecuencias severas sobre su futura trayectoria educativa. Lesiona su autoestima. Percibe el hecho de repetir como un situación que produce el mismo daño que una pérdida afectiva grave… Hace sentir los efectos de la estigmatización social”.

Si la repitencia, que se origina en la reprobación escolar, produce estos y otros impactos en la vida sentimental de los estudiantes, entonces, ¿para qué tanta reprobación escolar?, decisiones que están a cargo de los docentes, principalmente.

Los datos, de por sí nos dicen que no todos los estudiantes que pierden el año escolar se matriculan para repetir el mismo grado en el año escolar inmediato. Entran a engrosar la cifra de desertores y muy seguramente, desviamos la vida futura de estos infantes y adolescentes.

 

Otros impactos de la repitencia

El citado estudio de la Unicef, resume así el impacto de la repitencia en los integrantes de la familia: “Desanima la inversión familiar en mandar al niño o la niña a la escuela”. En la escuela, puede dar origen a la deserción y, en el sistema escolar en general, “Absorbe recursos humanos y materiales que podrían utilizarse para fines más productivos”.

Entonces, se debe evitar la repitencia de los 16 mil 603 estudiantes que perdieron el año escolar (reprobaron), en el año 2017. Para ello es pertinente que los docentes y directivos docentes se formulen las preguntas que los autores citados plantean así, entre otras: ¿Repetir sirve para consolidar nuevos saberes? ¿Sabemos en nuestra escuela lo que sienten los niños y las niñas que repiten? ¿Los repitentes mejoran los aprendizajes de cada una de las áreas? Cada docente podrá formular muchas otras preguntas, que pueden ser preguntas de investigación educativa.

Se debe llegar a la conclusión de que hacer repetir una año escolar, no da una nueva oportunidad de mejora de los aprendizajes; los repitentes fácilmente caen en problemas de comportamientos de indisciplina y de conductas disruptivas en el aula.

No se puede caer en la idea de que la repitencia es un signo de exigencia académica y de mejora de la calidad de los aprendizajes. No se puede exaltar al docente que más “raja” a sus estudiantes.

 

¿Quiénes son los culpables de la repitencia?

Una pregunta más : La repetición escolar ¿Es una falla del alumno o es una falla del sistema escolar? Hasta dónde hay responsabilidad del docente debido a su escasa formación pedagógica o disciplinar. Porque lo lógico y exigible es que el docente sepa lo que enseña y sepa cómo enseñar lo que sabe.

Rosa María Torres (1996) dice con relación a estos y otros interrogantes: “Lamentablemente los docentes, los directores, los supervisores, las autoridades educativas, los padres de familia, inmediatamente piensan que la falla es del alumno, es decir, victimizan a la víctima, culpan a la víctima”.

Entonces, es necesario que se piense en el desarrollo de estrategias para la mejora de los aprendizajes de los estudiantes, para evitar la reprobación y como consecuencia la repitencia. De otra parte, queda abierta la opción de realizar investigaciones educativas que concluyan con nuevos conocimientos educativos tan comunes en el sistema escolar. Queda abierta la opción de mejora de los aprendizajes de los estudiantes, paraíficos sobre estos fenómenos educativos tan comunes en el sistema escolar.

Torres dice luego: “La mayor parte de los estudios realizados hasta ahora en los países en desarrollo y en los industrializados, contradicen el supuesto sobre el que se ha basado tradicionalmente la práctica de la repetición en el medio escolar, esto es el supuesto de que repetir el año asegura aprendizaje. Al contrario, junto con la pobreza, la repetición aparece como el primer paso hacia y el mejor predictor de la deserción escolar… Hacer repetir no nivela. Los alumnos y alumnas que han repetido, en el 90 por ciento de los casos, tienen puntajes inferiores a los de sus compañeros de escuela, al finalizar sus estudios de sexto año”.

En conclusión: “No hay relación consistente entre calidad de los aprendizajes y repitencia… No hay relación entre repitencia y resultados educativos”.

Credito
LUIS EDUARDO CHAMORRO RODRÍGUEZ ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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