En el sistema escolar colombiano, en este periodo posterior a las elecciones regionales de octubre 27 pasado, se está en la etapa de la rendición de cuentas por parte de los gobiernos que terminan su periodo y de las actividades propias del empalme.

En el Tolima, tanto en la Gobernación como en la Alcaldía de Ibagué, se tiene la ventaja de que ya se conocen los nombres de los secretarios de educación correspondientes, lo cual facilita una mayor información previa de ellos, sobre programas, subprogramas y proyectos en marcha que ameritan su continuidad por recomendación de los directivos de la educación saliente y la decisión de los nuevos mandatarios.

El Ministerio de Educación ha puesto en circulación guías y documentos en los cuales establece el enfoque de derechos como paradigma o patrón de evaluación a tener en cuenta en los informes de gestión de los mandatarios salientes y en la elaboración de los informes de empalme.

El mundo escolar es un sistema complejo por la cantidad de organizaciones escolares que comprende, por el número de agentes educativos involucrados, por la cantidad de estudiantes beneficiarios de la educación y por la amplia cantidad de componentes y procesos de gestión directiva, académica, administrativa y de relaciones con la comunidad que implica el funcionamiento de las instituciones escolares. Pensar qué debe continuar de lo que está en marcha es, entonces, una decisión, también compleja.

De buenas a primeras, los nuevos mandatarios no pueden o no deben prescindir de programas exitosos, que además cuenten con financiación nacional. Porque no es recomendable, siendo que la educación formal estatal es una responsabilidad financiera de la Nación, principalmente.

La rendición de cuentas y un informe de empalme entre la administración saliente y la entrante, desde un interés técnico, puede hacerse sobre unos 278 indicadores de resultado, aproximadamente. Tarea que no se puede cumplir en poco tiempo. Entonces, de entrada, quedarán muchos aspectos por evaluar, en desarrollo de los cuatro derechos del núcleo esencial de la educación, el derecho a la disponibilidad, a la calidad, a la permanencia de los estudiantes en las aulas y el derecho al acceso que se evalúa con base en indicadores de cobertura escolar.

El nivel docente como factor de calidad educativa

Se debe intervenir sobre el mejoramiento de la calidad educativa y, principalmente, la calidad de los aprendizajes de los estudiantes, más allá del rendimiento académico medido por las pruebas estandarizadas Saber. Habrá que poner especial atención a la calidad de los docentes como uno de los factores de la calidad educativa deseada en el sistema escolar. Porque no hay un acuerdo sobre cuáles son los factores asociados a una buena calidad educativa, debido a múltiples propuestas sobre este asunto.

Cecilia Braslavsky de la Fundación Santillana propone “Diez factores para una educación de calidad para todos en el siglo XXI” (2001) y entre ellos está la de “la fortaleza ética y profesional de los maestros y profesores”. Entendiendo que un docente de calidad es aquel que ha tenido una formación inicial de pregrado adecuada y pertinente, recibe una actualización y perfeccionamiento en servicio, durante su desempeño como docente; cuenta con una dirección y supervisión permanente y produce saberes propios de su profesión.

“Tras la excelencia docente. Cómo mejorar la calidad de la educación para todos los colombianos”, estudio de la Fundación Compartir de Colombia, (2014), al referirse a los aspectos que se deben tener en cuenta al evaluar la calidad de un docente, dice que debe hacerse sobre 6 dimensiones: la formación previa que recibe durante el pregrado, la selección que se haga por méritos para acceder al cargo docente, la retención y promoción en el cargo, que se da al ascender en los grados de escalafón de la carrera docente; la evaluación de desempeño para el mejoramiento continuo, la formación en servicio y la remuneración que recibe por su trabajo. Singapur y Canadá son los países campeones en estos aspectos.

“La calidad docente contribuye más que cualquier otro insumo escolar a explicar diferencias en el desempeño estudiantil”, es una cita que se debe repetir (Rand Corporation 2013) ahora que se está cerca de la formulación de nuevos planes desarrollo para el cuatrienio 2010-2013 en la Gobernación y en cada uno de los 47 municipios del departamento.

“Del docente depende el currículo o calidad de los aprendizajes de los estudiantes y en gran parte condiciona el clima de aula que es otro de los factores de calidad”, se dice en el “Perfil del docente del Tolima” (Chamorro R, 2011,p.11).

Entonces, habrá que poner en primer lugar la inversión que se haga en el mejoramiento de la calidad de los docentes.

El nivel educativo de los docentes del Tolima

Con datos disponibles del año 2018 o de 2019, se construyen las líneas de base o puntos de partida que los nuevos gobiernos que deberán tener en cuenta al formular los programas, subrpogramas y proyectos del Plan de Desarrollo para el cuatrienio que comienza el primero de enero del 2020 en la Gobernación y en cada uno de sus municipios del Tolima.

Para el tema que nos ocupa, la línea de base para los indicadores relacionados con el nivel educativo de los docentes, es de un 44 por ciento de docentes con título de posgrado en los 46 municipios no certificados y 39 por ciento en cuanto a los de Ibagué. En los municpios no certificados, el 39 por ciento de los docentes tiene título de Licenciados en Educación (también lo tienen los posgraduados), cifra que es del 43 por ciento en Ibagué. De tal manera que las metas del Plan de Desarrollo para los años 2020-2023, tendrán como referencia estos datos cuantitativos, que permitirán evaluar qué tanto progreso se logrará en estos indicadores, en los gobiernos que comienzan en enero de 2020.
 

Lo que se espera del desempeño del docente

La evaluación de los docentes fue objeto de cuestionamientos y rechazo por parte de las organizaciones sindicales en la primera década del presente siglo (siglo XXI), sin embargo, al entrar en vigencia la Ley 1278 de 2002, que establece el nuevo estatuto de profesionalización de los estos cargos, las prácticas evaluativas de docentes en período de prueba y las evaluaciones anuales de desempeño se han establecido sin mayor resistencia.

La evaluación anual de desempeño vigente para quienes hacen parte del nuevo escalafón evalúa dos grupos de competencias, las competencias funcionales que son valoradas con una ponderación del 70 por ciento y las competencias comportamentales que valen el 30 por ciento restante. En el primer grupo de competencias están aspectos de su gestión de carácter técnico, entre ellas el dominio curricular, pedagógico, didáctico y de evaluación del aprendizaje de los estudiantes; el uso de recursos para la enseñanza y la interacción con la comunidad y el entorno.

Entre las competencias comportamentales objeto de evaluación están el liderazgo, las relaciones interpersonales , el trabajo en equipo, las competencias para la negociación y mediación ante la ocurrencia de conflictos escolares, su compromiso social e institucional, la iniciativa y la orientación hacia el logro académico de los estudiantes. Los resultados de la evaluación anual de desempeño de los docentes nos dicen que las mayores debilidades están en la intervención sobre los conflictos escolares, su poca habilidad para la negociación y mediación en casos de su ocurrencia.