¿Por qué no nos adaptamos a las circunstancias?

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Cuando creemos que tenemos una vida estable y encarrilada, algo pasa y recibimos un giro insospechado. Esa situación hace que, de alguna forma, nuestro entorno tambalee.

Hay gente que atraviesa por procesos de adaptación acelerados: terminan una relación y se aferran a otra, dejan un cargo laboral para desempeñar otro más importante o padecen un inesperado quebranto de salud.

También hay quienes la vida los convirtió en padres sin siquiera imaginarlo. Y aunque muchos sueñan con eso: con tener un hogar estable, un buen trabajo o gozar de buena salud, de pronto algo pasa y les cambia los planes.

En medio de las sorpresas, muchos no pueden reencontrar los espacios personales que tenían antes. Lo peor es que también comienzan a sentir que pierden la confianza en sí mismos.

¿Cuántas veces nos hemos perdido y a veces nos damos cuenta de ello cuando ya es demasiado tarde y solo nos queda lamentarnos?

Todo está en constante cambio, incluidos nosotros, pero a veces no somos conscientes de ello.

Siento que a veces lo que sucede es que hay un grave problema de comunicación interno y nunca nos damos un tiempo para entender y establecer las reglas del juego que siempre nos dicta el entorno.

Creo que no hay nada más dañino que eso. En muchas ocasiones creemos que las respuestas están afuera, vivimos pendientes de lo que los demás opinan de nosotros y queremos siempre llenar las expectativas de quienes nos importan.

Pero, en medio de todo eso, debemos hacer un ‘stop’ para mirar hacia atrás y analizar cuándo fue la última vez que nos preguntamos: ¿Qué queremos realmente para nuestras vidas?

Llegamos a un punto al que nos llevan las circunstancias y por ende nos sentimos confundidos; sin embargo no hay peor daño y actitud que la de que querer rechazar la realidad.

Por tal motivo, nos corresponde tomar una actitud madura y eso implica empezar por aceptar y ser consciente de que cada quien tiene el poder de cambiar su vida, y que ese proceso será tan fácil como difícil dependiendo del empeño y de la fe que se le quiera poner a cada situación.

Tenemos que asimilar que nuestras vidas cambian y que ahora debemos asumir ciertas responsabilidades que también pueden ser una dicha o una desgracia, dependiendo de cómo las queramos tomar.

La vida se trata de ciclos, negarse a ellos es insano y tonto.

No intentemos evadir la realidad y lamentarnos. Aceptemos las cosas maravillosas y duras que nos pasan y convirtámoslas en situaciones hermosas de las cuales nos sintamos orgullosos.

En cuanto al paso de una vida a otra y las ilusiones y desilusiones que esto conlleva, debemos establecer muy bien una tríada entre lo que nuestro corazón nos dicte, nuestra bienestar y la relación con los seres queridos, porque si alguna de estas falla las cosas no fluirán bien.

Asegurémonos de que cada una esté nivelada y, una vez allí, intentemos ser felices.

Credito
EUCLIDES KILÔ ARDILA

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