‘Espinosa’ venta de lote

Jorge Cuéllar - EL NUEVO DÍA
Valiéndose de subterfugios, la generosidad de don Jaime Zorroza terminó traspasada para enriquecer a particulares.

Hace tres años directivos de Comfatolima lograron convencer a don Jaime Zorroza de que les vendiera un lote a menor precio para construir el colegio de los hijos de los trabajadores afiliados a esa caja de compensación. El lote fue prácticamente donado por don Jaime, pero el ambicioso proyecto que le presentaron se quedó en pañales, y de su generosidad han terminado sirviéndose particulares que se han enriquecido.

La historia de este abuso a don Jaime, conocido como un empresario extraordinariamente generoso, está llena de subterfugios y comenzó en el 2008 cuando Camilo Murillo, entonces director de Comfatolima, le llevó los planos y el anteproyecto de lo que se pretendía fuera a mediano y largo plazo un campus universitario.

Con esa idea, don Jaime aceptó vender el lote de 48 mil metros y pidió el avalúo que se calculó en 36 mil pesos el metro, lo que daba alrededor de mil 200 millones de pesos. El precio fue pactado en condiciones muy especiales, con las que don Jaime estuvo de acuerdo, y la venta se hizo en 500 millones de pesos, es decir, por menos de la mitad de su valor real.

Posteriormente, Nelson Norbey Quintero, actual director de Comfatolima por designación de la Superintendencia, le comunicó a don Jaime que el colegio ya no iba a ocupar todo el lote porque iban a hacer casas de interés social para los trabajadores: en otras palabras, que iban a construir las viviendas con su plata.  

Aunque don Jaime había tomado la previsión en otros casos, esta vez en la escritura  no quedó como condición que el lote fuera para el uso convenido, y si no, deberían devolverlo. Nelson Norbey Quintero le insistió que era para los obreros y que dejaran así;  finalmente, don Jaime no quiso meterse a pleitear con sus abogados.

Hace unas pocas semanas, don Jaime recibió la visita de una empresaria y la gerente de un banco, interesadas en que les vendiera más terreno. Dijeron que habían comprado el pedazo de tierra contiguo al lado del colegio y que iban a desarrollar allí un proyecto habitacional de casas grandes.

La sorpresa, al verificar si la información era o no cierta, es que en el certificado de tradición y matrícula inmobiliaria figura como comprador Guillermo Eliécer Espinosa Reyes, presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Ibagué.

La escritura aparece radicada el 13 de septiembre de este año y la venta del lote de 30 mil metros, que no se utilizó para el colegio, se hizo por un valor de mil 183 millones de pesos, o al menos así quedó registrada.

La venta al actual Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Ibagué fue otra vez barata, si se tiene en cuenta cuál puede ser hoy el precio de ese terreno.

El mismo Jaime Zorroza vendió hace poco a la Cooperativa Serviarroz un lote de cerca de 10 hectátereas en esa misma zona y el avalúo fue de 38 mil pesos el metro, sin considerar que el avalúo hecho por Serviarroz ha sido el doble del oficial.

El que vendió el terreno fue directamente Comfatolima, cuyo actual responsable es también delegado del Gobierno nacional en la Junta Directiva de la entidad cameral, y en la cual comparte asiento con el flamante comprador del lote.

Ahora con estas revelaciones se viene a saber que Guillermo Espinosa y Nelson Norbey Quintero esconden más ‘virtudes’ que las que se suponen a un vocero de los gremios económicos de la ciudad y a un delegado del Presidente de la República.

Argucias 

Cuando don Jaime Zorroza pidió explicaciones de por qué se había empleado una sola parte del terreno en la obra, la justificación que le dieron fue que el POT no permitía construir un colegio grandísimo en ese sector que diera con la carretera .

Don Jaime se enteró de este lío después de que Camilo Murillo habló con él y le pidió ayuda para que en el lote se construyera no más que el colegio. Sobre la venta del predio nadie le informó nada a don Jaime.

El director de Comfatolima lo visitó para pedirle permiso de ponerle al colegio el nombre de su esposa Ana Julia Suárez de Zorroza, pero no le hizo ningún comentario sobre ese asunto. Tampoco le dijo nada cuando se volvieron a encontrar en la inauguración de la obra.  

Incluso, Nelson Norbey Quintero estuvo después en la casa de don Jaime y de nuevo guardó silencio sobre al tema. “Si me dice, yo le compro porque tengo alrededor más terreno”, afirma  don Jaime con gran extrañeza.

Cuando propuso que la sede de Comfatolima y el colegio quedaran juntos en el lote ubicado frente a Jardín de los Abuelos, y a la vez muy cerca de la sede recreacional en el Salado, le enumeraron una serie de inconvenientes.  Ahora le han dicho que el terreno de la parte baja del colegio lo habían vendido porque no tenían plata para terminar la sede de la glorieta de la 60.

"Ese lote lo vendimos para el colegio y no están cumpliendo lo que dijimos, en esa época la gerencia y la junta directiva estaban de acuerdo. Era un proyecto magnífico, significa más opciones de educacón para los muchachos, pero ahora resulta que lo vendieron, habiendo tantos necesitados", se duele don Jaime Zorroza, sintiéndose embaucado.

"Mal visto"
Según explicó Camilo Murillo, el proyecto que le presentaron a don Jaime Zorroza incluía tres escenarios en la educación: preescolar, educación media completa y luego abrir educación técnica y formación profesional universitaria.

“Desde el comienzo que se le presentó a don Jaime, el proyecto hizo parte esencial del proceso de negociación del terreno, queríamos convertir eso en un gran campus universitario”, expuso el exdirector de Comfatolima.

Murillo dice que lo sucedido es un ejemplo de cómo la administración actual de Nelson Norbey Quintero difiere de lo ético y lo legal. “Comfatolima no tenía ningún impedimento legal para vender o darle otro uso al lote, pero sí había un impedimento ético y de respeto con una persona de la calidad humana y social como don Jaime Zorroza”, advierte.

“Nos sentiríamos muy golpeados si hubiéramos adquirido ese lote a muy bajo precio para después nosotros usufructuar a precios mayores y para beneficio económico de otros. Eso no es justo, no es bien visto, más aún cuando los perjudicados son los hijos y las empresas afiliadas a la Caja, por algún beneficio de la inmediatez”, cuestionó.

El benefactor

Don Jaime Zorroza nació en Morga Vizcaya, España; vino a Colombia hace 64 años invitado de vacaciones por su tío sacerdote que estaba de párroco en la Catedral de Ibagué. Después del 9 de abril, cuando murió su tío, conoció al alemán Hanz Klotz, ya fallecido, con quien hizo sociedad en Saldaña y empezaron a sembrar arroz, fundando posteriormente la cooperativa Serviarroz, con el fin de beneficiar a los agricultores y a sus trabajadores, dio becas a los hijos de los empleados y cursos de capacitaciones en general.

En 1958 contrajo matrimonio con la ibaguereña Ana Julia Suárez Rengifo en la capilla del asilo de ancianos al la que colaboraban. Con Hans y Robert Gribling fundó Sanidad Vegetal, empresa dedicada a la aplicación de los abonos a los cultivos de arroz. Siendo gobernador Yesid Castaño, donó el lote para la construcción del Jardín de los Abuelos y colaboró para su construcción, luego con su esposa Ana Julia construyeron la capilla del mismo.

Es socio fundador de la Universidad de Ibagué y con Santiago Meñaca lideró la fundación del Centro de Estudios San José. Hace aproximadamente ocho años donó el lote Tierra Grata, donde construyeron 152 casas para soldados discapacitados víctimas de minas quiebrapatas y otros accidentes. Hace cuatro años donó el lote y construyó la iglesia de Santa Ana y la casa cural en la urbanización del mismo nombre.

Una de sus más recientes obras sociales ha sido la donación de un complejo de apartamentos de los que se sostiene el Jardín de los Abuelos y que administra la Fundación del mismo nombre.

Recientemente, su esposa Ana Julia Súarez de Zorroza falleció.

Credito
EDWIN BALLESTEROS

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