Cartagena lucha por sacudirse del turismo sexual

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Una investigación de la Universidad San Buenaventura mostró la vinculación de universitarias a redes de prostitución especialmente dirigidas a turistas. La Policía ha logrado reconocimiento nacional por su tarea con las poblaciones de menos recursos. Las empresas turísticas se certifican en la prevención de este fenómeno.

El escándalo de diversión desenfrenada que involucra a entre diez y 20 agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos, descubierto durante los días de la Cumbre de las Américas, puso de relieve una realidad que trasnocha a Cartagena y a otros sitios turísticos del país: la llegada de visitantes en búsqueda de favores sexuales. 

Esa situación es un secreto a voces en Colombia, pero por mucho tiempo ignorada por las autoridades y por empresarios. Incluso, en una polémica declaración entregada a dos días del inicio de encuentro continental, el alcalde de Cartagena, Campo Elías Terán, aseguró en la televisión nacional que en el puerto caribeño no existía la prostitución. 

La realidad se encargó de darle un mentís al mandatario local. Muy a su pesar, el hecho que más titulares logró en la prensa internacional tras la Cumbre fue la fiesta de los agentes estadounidenses con prostitutas, que conocieron y sacaron de un bar exclusivo y llevaron al no menos elegante Hotel Caribe.

En Cartagena, como en casi cualquier otro epicentro turístico, el fenómeno mezcla realidades: además del esquema tradicional de prostitución, existen redes organizadas de un ‘nivel más alto’, integrada especialmente por universitarias llamadas ‘prepagos’, quienes son las preferidas para alternar con turistas extranjeros.

El fenómeno fue analizado en 2009 por la Universidad de San Buenaventura, seccional Cartagena, concluyendo que el dos por ciento de las estudiantes de educación superior en la ciudad ofrecían entonces sus servicios de acompañantes y se reconocían como prepagos. “La tarifa es $220 mil por el rato, que incluye sexo oral y vaginal. Cuando estoy en vacaciones presto servicio las 24 horas, tú dime adónde tengo que llegar”, contó Silvia, de 24 años, una de las mujeres consultada para el estudio. 

La universidad explicó que ella hacía parte de un círculo selecto e intrincado, en donde las mujeres que venden sus cuerpos son de clase media y alta, y oscilan entre los 18 y 27 años. 

Sus clientes, extranjeros o turistas, en la mayoría de los casos, pueden presentarlas en cualquier ámbito sin levantar mayores sospechas; discreción es la característica que diferencia a las prepagos, cuyos salarios mensuales pueden ascender a cerca de $10 millones, teniendo en cuenta que cobran, por acompañamientos de entre 20 y 40 minutos, sumas que van de 200 mil a 500 mil pesos.

El psicólogo Édgar Alfonso Acuña, responsable de la investigación realizada por la Universidad de San Buenaventura, concluyó que “ellas se sienten bien estando inmersas en esta vida, se acostumbran a los lujos y a todo lo que los clientes, en la mayoría de casos extranjeros, les pueden ofrecer. De modo que la psicoterapia no es muy efectiva, pues prima el aspecto mercantil y el dinero, de ahí que luchen por conservar y garantizar este tipo de gratificación por el resto de sus vidas”.

 Una arista preocupante de este mundo es que la mayoría de estas mujeres son obligadas a consumir drogas, para satisfacer al cliente o, sencillamente, para sobrellevar los momentos y desinhibirse de la frustración que causa acostarse con un desconocido.  

Así funcionan las agencias

De acuerdo con las agencias que contratan los servicios prepagos de mujeres en Cartagena, ellas, dependiendo de su disponibilidad y de la temporada, pueden ganar un salario que va de $5 millones a $8 millones mensuales. 


 “No es tan importante que sea una supermodelo con un cuerpo de medidas 90-60-90, pero sí es muy importante que sea una mujer atractiva, sexy, amable, responsable, puntual y, sobre todo, que siempre piense en satisfacer el cliente al máximo”, estipulan los administradores de una web reconocida en la ciudad por prestar ese tipo de servicios. 

 El procedimiento de contacto con los clientes lo realiza directamente la agencia de prepagos, la cual concreta una cita con la universitaria especificándole tanto el lugar como la fecha y la hora asignadas. 

 “Una vez asignado un servicio y confirmada la disponibilidad, debe estar en el lugar de encuentro en un lapso máximo de 45 minutos (si no llega en ese tiempo y el servicio es cancelado, tiene que pagar el porcentaje correspondiente)”, sentencian textualmente las instrucciones de la misma página web. 

La mayoría de las agencias manejan los porcentajes del 30% del pago para las empresas y el 70% para la modelo. “El 30% que le corresponde a la agencia debe ser consignado de esta manera: si es entre semana, al día siguiente, y si es un fin de semana o día festivo, en el próximo día laboral. Si no consigna en ese plazo, cualquier cita futura será suspendida hasta estar a paz y salvo, si la cuenta está en mora por mas de 15 días, será reportada a una de las centrales de riesgos”. 

Las tareas de prevención

 La situación de las prepago y de las adolescentes, niñas y niños de menor nivel económico que terminan enredadas en turismo sexual o en el no menos preocupante ‘narcoturismo’ obligó la creación de distintos programas de prevención, uno de los cuales representó este año la candidatura al Premio Nacional Cafam a la Mujer para la patrullera de policía Ivonne Madero Morillo. 

Ella cuenta que su labor no es nada fácil, pero que el amor con que la hace y la ansiedad por erradicar los casos de turismo sexual en la niñez y de narcoturismo, que se presentan a diario en la ciudad, son su principal motor. Está en el Grupo de Protección al Turismo y Patrimonio Nacional y tiene 27 años. Ivonne Madero trabaja junto con cinco compañeros transmitiendo mensajes de prevención, educación y disuasión para que los niños y niñas de Cartagena no se dejen tentar por los proxenetas y los pederastas que quieren hacer de sus cuerpos un negocio. 

El foco de su trabajo, a diferencia del círculo de universitarias prepago, son niños y niñas de escasos recursos quienes anhelan salir de la pobreza. Esa promesa es el gancho que utilizan los delincuentes para actuar, pues a través de  ofrecimientos económicos los ingresan en la prostitución a temprana edad. No solo les ofrecen dinero, celulares inteligente o el pago de mensualidades en gimnasios son otros pagos que los proxenetas les hacen a los niños y niñas a cambio de que vendan sus cuerpos. 

Cuando encuentra a un menor de edad en situación de riesgo les habla a los padres sobre lo importante que es estar pendiente de las amistades de sus hijos y las actitudes que estos tienen, pues así es menos complejo detectar cuando un niño o niña está siendo víctima de un caso de explotación sexual. “La mayoría de las veces les pregunto si saben qué es un proxeneta y casi ninguno me da una respuesta afirmativa”, comenta la patrullero Madero. 

El turismo formal también hace intentos

 Otra iniciativa para frenar el turismo sexual fue lanzada hace tres años, cuando Cartagena sumó 53 empresas certificadas internacionalmente por su responsabilidad social y compromiso de lucha contra esa práctica. Esta cifra incluyó hoteles, restaurantes y empresas de promoción turística. 

Este proceso de lucha contra el turismo sexual, en especial con menores de edad, es el objetivo principal del proyecto ‘La Muralla Soy Yo’, impulsada por la Fundación Renacer desde 2009 y que aún continúa vigente.

 Además de esa fundación, hacen parte del proyecto la Administración Distrital, la Corporación Turismo Cartagena de Indias, la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional - ACDI y UNICEF.

Credito
EL UNIVERSAL - COLPRENSA

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