Tolima Educador, un movimiento desde Unibagué

- el nuevo día
Esta es la intervención del doctor Eduardo Aldana en la celebración de los 35 años de la Universidad de Ibagué, en donde explicó un modelo educativo práctico y aplicable para los jóvenes y adultos tolimenses.

El primer propósito de este acto es recordar a quienes fundaron la Universidad de Ibagué con visión de futuro, la han construido con pasión y la han cuidado con el celo debido a los más preciados tesoros humanos.

He sido favorecido con el honor de presidir dos aniversarios con un lustro de diferencia. En el pasado señalé a todos los que han contribuido a lo que hoy es la Universidad de Ibagué y que por ello moran en nuestra memoria colectiva y en nuestros corazones. Pero las celebraciones deben ser, además, puntos de partida y de compromiso con el futuro. Estoy seguro de que a ambos propósitos contribuirán con sobrada idoneidad nuestros invitados de honor a este acto solemne.

Mi intervención intentará una variante de ese segundo propósito. Omitiré, para ello, la consideración de las metas que ya tiene definido el Plan de Desarrollo Institucional, construido participativamente bajo la dirección de nuestro rector, Alfonso Reyes, y me enfocaré en las complejidad de definir el reto crucial que enfrentamos todos los tolimenses. Mi formulación de este problema crítico refleja la posición particular que he construido al lado de maestros y colegas y en mi deambular por el mundo y, especialmente, por mi Tolima. Con similar legitimidad, la que he logrado captar de los consejeros, rectores, profesores, directivos y estudiantes de la Universidad de Ibagué desde cuando sus fundadores me convidaron a compartir sus sueños y, posteriormente, a vincularme a sus instancias directivas, recién terminada mi labor como Gobernador del Tolima.

Hecha esta salvedad, empezaré por la descripción de la situación problemática que vive el Departamento del Tolima y su relación con la dinámica mundial. Partiré de mi intervención, en 1993, como invitado de las directivas de la Universidad, en ese entonces, Coruniversitaria, y de la Cámara de Comercio de Ibagué en la celebración del décimo séptimo aniversario de esta última entidad. La expresé como sigue:

Tal [es], en atrevida síntesis, la problemática que enfrenta […] la región tolimense: globalización de la economía y cambios tecnológicos revolucionarios que nos arrebatan las ventajas comparativas tradicionales, y falta de un aglutinante que permita al pueblo actuar solidariamente en búsqueda de un más alto nivel de participación y bienestar.

El aglutinante identificado en esa ocasión era una sociedad educada para los nuevos tiempos:

Una sociedad capaz y deseosa de establecer una democracia real, una democracia que sirva de sustento efectivo a los procesos de cohesión social y de participación ciudadana, una democracia que decididamente tutele la equidad y la tolerancia. Una sociedad que, además, tenga la competencia para utilizar el conocimiento universal como instrumento para liberar a sus miembros de la pobreza y de la enfermedad, y para compatibilizar sus aspiraciones con los requisitos de un medio ambiente sustentable y con los derechos de las generaciones por nacer. El Tolima se merece y requiere ese tipo de sociedad. Para ello será indispensable que diseñe y ponga en marcha, cuanto antes, un revolucionario proyecto educativo.

Más adelante, concluía:

[La] educación del pueblo tolimense constituye el campo de acción que requiere el más amplio y decidido compromiso de todo el Tolima: de sus dirigentes políticos, sus gobernantes, los docentes, los trabajadores y sus directivas sindicales, los gremios, la industria y el comercio, y la sociedad civil en general. Tal compromiso debe conducir […] a la concertación de un proyecto educativo de largo plazo cuya imagen objetivo o visión sea la de hacer del departamento un departamento educador, el Tolima Educador.

Dos décadas después, la situación de zozobra y desconcierto que vive nuestra querida Patria en la búsqueda de una paz estable y duradera indica que hemos ignorado la admonición del Papa Pablo VI cuando advirtió, en su encíclica El desarrollo de los pueblos, que el camino de la paz pasa por el desarrollo y que tampoco somos colectivamente conscientes de que el camino del desarrollo pasa por una educación masiva, transformadora, y pertinente. Por ello se ha ampliado la desigualdad social y territorial, se han debilitado la convivencia y la solidaridad comunitaria, y no se aprovecha la ciencia y la tecnología en la cotidianidad de nuestro accionar habitual y productivo.

La afirmación anterior revela el dilema que vivimos los tolimenses y que ya no se puede ocultar: Esperar, como lo hemos hecho a lo largo de los dos últimos siglos, a que los poderes centrales accedan a solucionar nuestros problemas o hacernos cargo de nuestro destino y crear, mediante un proceso simultáneo de auto-transformación cultural y aprendizaje social, la nueva sociedad y movimientos como Tolima Educador que resuelvan nuestros desafíos. Si optamos por lo primero, no podemos moralmente ignorar sus consecuencias. Si nos atrevemos a escoger el segundo camino, debemos actuar con presteza, así debamos empezar en una escala reducida.

Tolima Educador debe ser una comunidad de aprendizaje en gestión del conocimiento transformador, y funcionar como una red en permanente expansión que, al incorporar otros nodos y redes, adquiera nuevas propiedades, es decir, incluye y trasciende.

Debe construir una red en la que el campesino comparta sus conocimientos con el estudiante universitario y este con el pequeño productor rural quien, a su turno, intercambia saberes con el aprendiz de tecnologías y con el profesor universitario. Todos aprenden, todos comparten conocimientos y están atentos a asociarse con otros agentes dentro y fuera del Departamento, tales como empresarios modernos y responsables que aprecien las ventajas de negocios gana gana.

Un ejemplo hipotético de un pequeño trozo o segmento de la telaraña ilustra el proyecto que podría empezar a funcionar en unos cuatro años. La comunidad de aprendizaje correspondiente tiene interés en la producción de biocombustibles. Está compuesta por personas, algunos los llaman practicantes que, para simplificar este ejercicio, se clasifican en dos grupos: permanentes y transitorios. En este segmento de Tolima Educador participan cinco miembros permanentes, localizados la mayor parte del tiempo en Ibagué y que son profesores o expertos en formas de conocimiento que se suelen denominar saber-qué, saber-por-qué y saber-quién. Otros diez de ellos trabajan como docentes y tutores en las regiones de Chaparral y Purificación y su experticia se relaciona principalmente con saber-qué y saber-cómo. Los miembros transitorios de este segmento de la red se distribuyen así: treinta estudiantes universitarios localizados la mayor parte del tiempo en Ibagué; cincuenta agricultores interesados en convertir sus fincas en fábricas rurales y doscientos jóvenes que aspiran a ser gerentes técnicos de pequeñas agroempresas localizadas en las zonas rurales. Algunos de los agricultores son expertos en saber-cómo y todos conocen más de lo que pueden expresar.

Los miembros de la red aprenden en diferentes escenarios tales como las fincas, los conversatorios, los laboratorios y las salas de videoconferencias. Los transitorios buscan, además, que se les certifiquen competencias, en este ejemplo, las que demanda la producción agroindustrial de biocombustibles en fincas. Una competencia trasversal obligatoria es la capacidad para impulsar el progreso equitativo y solidario de sus comunidades.

Cuando terminen el módulo que están cursando se someterán al proceso de certificación de ciertas competencias cruciales y, si tienen éxito, recibirán el certificado correspondiente y pagarán la mitad del valor de la matrícula de cada módulo, que se ha fijado en cien mil pesos. El saldo lo abonarán cuando se gradúen y empiecen a percibir ingresos. Como un programa en la modalidad tecnológica está integrado por 18 módulos, su costo total es de un millón ochocientos mil pesos, para pagar la mitad después del grado, como se indicó.

Invito a los interesados en la Universidad de Ibagué a que diseñen formalmente esta alternativa de educación que es el movimiento Tolima Educador. No estaremos partiendo de cero pues mucho ha pensado sobre ello la comunidad unibaguereña. El rector Reyes ha animado al Consejo Superior a reflexionar sobre estos asuntos con la presentación del currículo que propone tentativamente para los cuatro primeros semestres en la nueva sede de El Chapetón.

Varios miembros del Consejo han presentado otras ideas y existen iniciativas para iniciar nuevos programa en las modalidades tecnológica, profesional y de maestría que incorporan algunos elementos de esta innovación. El Programa Paz y Región y la red de Institutos de Innovación Regional podrían ser componentes importantes de las comunidades de aprendizaje. Se cuenta, además, con los resultados de la investigación adelantada desde la mitad del siglo XX por científicos interesados en el empoderamiento de comunidades vulnerables, las experiencias y reflexiones sobre las comunidades de practicantes en la industria y en programas de desarrollo, el aprendizaje social, el aprendizaje centrado en comunidades comparado con el centrado en el individuo, y la manera como las nuevas tecnologías de información y comunicación y los cursos en línea pueden ayudar a superar los costos y obstáculos de un esfuerzo de esta naturaleza.

Abrir espacios para que el tolimense más vulnerable de los vulnerables aprenda a vivir dignamente y a intercambiar sus conocimientos con los de otras personas cercanas o a distancia para enriquecer y embellecerla vida comunal parece una utopía. Pero, compromisos con este tipo de ideales han cambiado el mundo y yo creo firmemente que en la comunidad de la Universidad de Ibagué existe la voluntad para ir a donde nadie ha ido jamás.

Credito
EDUARDO ALDANA VALDÉS

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