La opción de que no se refrenden los acuerdos de paz permanece

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
La posibilidad de que el plebiscito no sea aprobado por la Corte Constitucional sigue latente, la asamblea constituyente no es vista con buenos ojos por el Gobierno y, en últimas, la opción de que no se refrenden los acuerdos sigue presente.

El paso del plebiscito para refrendar los acuerdos de paz en el Congreso fue complejo, y ahora se teme que la Corte Constitucional frene el mecanismo que todavía no aprueba las Farc y al que el Gobierno ha decidido apostarle.

Desde que fue aprobado por el órgano legislativo varias voces advertían que el umbral del 13 y que la figura del mecanismo como tal, no serían aspectos que admitiría la Corte. Incluso, hoy, que están en el proceso de pedirle al Congreso los papeles correspondientes al trámite de la ley estatutaria, aumentan los rumores de que por errores en el trámite la iniciativa podría caer. Pero aún siguen siendo rumores.

Para el expresidente de la Corte Constitucional, José Gregorio Hernández, el debate mayor se centrará en “responder, primero, si es posible que un derecho fundamental, como es el de la paz, se puede someter a plebiscito, porque claramente ha sostenido la jurisprudencia que los derechos fundamentales no pueden ser sometidos a este mecanismo”.

Además, señala el expresidente, está el bajo porcentaje del umbral, que como está en el proyecto, establece que como mínimo deben votar 4.396.625 personas para que sea válido.

“Un punto trancendental es si un plebiscito se puede sacar adelante sobre la base de un umbral tan bajo como el del 13% y que con éste ya se entienda que los ciudadano votan a favor del sí, ya está aprobado. ¿Qué pasa con el 87% restante de la ciudadanía?”, señala Hernández.

En su concepto, “el Presidente de la República voluntariamente se ha sometido al plebiscito pero, contradictoriamente modifica las reglas de juego y mediante este proyecto de ley modifica el umbral, es decir, de todas maneras quiere salir con una aprobación del “pueblo” porque solo exige un umbral del 13%”, afirma.

Y mientras se desarrolla en el debate, otros sectores, especialmente la academia, siguen resaltando que el establecimiento del mecanismo se debe negociar con las Farc en cumplimiento con los acuerdos de La Habana.

Tal es el caso del director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional, Alejo Vargas: “En la mesa van a tener que encontrar una fórmula, ya sea algunos de los mecanismos que ya existen, una mezcla o incluso tratar de sugerir cosas nuevas, y eso es parte del desafío que tiene la mesa de conversaciones en relación con ese tema”.

Sin embargo, él no descarta que la Corte Constitucional tenga en cuenta la propuesta que ha hecho Rodrigo Uprimny, experto en derecho constitucional, que sería un tipo de corrección a lo establecido en el proyecto de ley.

“Diciéndole mire, probablemente están equivocados porque el plebiscito es una figura para refrendar una decisión del presidente y resulta que aquí no es una decisión del presidente; este es un acuerdo entre dos partes. Por lo tanto, la figura, que por ejemplo, es algo más parecido a lo que podría llamarse una consulta refrendataria, por ponerle algún nombre”, recuerda el director sobre la propuesta del experto.

Una opción que señala Hernández como posible es que “la Corte puede declarar la exequibilidad plena, puede declarar la inexequibilidad de todo, puede declarar la exquebilidad condicionada, puede declarar que parte del proyecto es inconstitucional. Son distintas posibilidades”.

¿Qué pasa con la asamblea constituyente?

Del otro lado, están las Farc con su propuesta de hacer una asamblea constituyente. Sin embargo, se ha reiterado que el proceso para hacerla es muy dispendioso y hay cierta presión para cumplir con que el 23 de marzo se haga la firma de la paz.

Según el exregistrador Carlos Ariel Sánchez, “primero se reúne el Congreso, tiene que hacer una ley que convoca la constituyente, da como las bases de la convocatoria, los temas que se van a tratar, el número de constituyentes que van a hacer, cómo se van a elegir y luego de que se hace esa ley, se somete al voto para elegir las constituyentes y luego, esos constituyentes hacen la constitución”.

Además, resalta Sánchez, la asamblea también tendría que pasar por la Corte Constitucional, que evidentemente el poder que tiene ésta causará polémica, y que este proceso, desde la convocatoria hasta hacer la constituyente por la paz, puede durar hasta dos años.

A eso se suma que la asamblea, como lo ha resaltado el Gobierno, no es un mecanismo de refrendación. Claro está, que no se descarta por varios sectores académicos que la asamblea se llegue a dar, pero mucho más adelante.

¿Y si no se hace la refrendación?

Considerando que la consulta popular no ha sido una propuesta muy explorada, ni contemplada, el presidente Juan Manuel Santos siempre ha tenido y tendrá la opción de no refrendar los acuerdos de paz, pues no hay nada que lo obligue.

Aunque en el marco del acto legislativo para la paz, que plantea las facultades especiales y la comisión legislativa para la paz, se ha querido establecer como prerrequisito la refrendación antes de poner en práctica dichas herramientas, lo cierto es que este sigue siendo debatido en el Congreso y al faltarle la segunda vuelta, en el trámite se puede eliminar esta condición sin problema.

Es decir, el primer mandatario podría decir que como el tiempo para la firma de la paz se está acabando, que intentaron desde el comienzo establecer el mecanismo de refrendación más adecuado pero no se logró, lo mejor, y en pro de la paz, es que no se refrenden los acuerdos.

“Es probable que en el cálculo esté entrando el hecho de que la Corte pueda tumbar el plebiscito y si lo tumba, creo que habrá una sin salida en La Habana, porque estarían en un punto muerto. Las Farc quieren una asamblea constituyente que el gobierno la ha negado”, señala Iván Garzón, director del programa de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana.

Según Garzón, el gobierno en últimas podría preferir el costo político que implica el reverso de la decisión, al que implica no movilizar la gente por el sí a la paz, o que las Farc no acepte el mecanismo.

“Creo que el gobierno es consciente de que el plebiscito puede ser más difícil de lo que pensaron inicialmente y por eso es probable que la solución esté en que el punto muerto sea una revisión de esa promesa y acuerden no refrendar”, afirma.

Credito
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