“Un periodismo sin credibilidad es una casa en el aire”

Colprensa - EL NUEVO DÍA
El caso del video de Carlos Ferro publicado por la FM de RCN, más allá del debate moral y legal, deja entrever un debate ético que debe ser analizado por los medios de comunicación y por los periodistas.

Un debate por decir lo menos “viral” fue el que causó la publicación de un video íntimo por parte de la emisora la FM de RCN, tanto así que no sólo motivó la renuncia del protagonista, el exviceministro del Interior Carlos Ferro, sino que a su vez como un bumerán provocó el mismo efecto en la directora del espacio informativo: Vicky Dávila.

Pasando la página de este incidente, una reflexión queda en el ambiente, y está relacionada con el quehacer periodístico.

Colprensa quiso consultar a los expertos Javier Dario Restrepo, director del Consultorio Ético de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (Fnpi) y Constanza Escobar, analista de medios, quienes hablan sobre lo que algunos han calificado como “ligereza”.

“Esta ocurriendo un fenómeno; nada sano, y es que cada colombiano se siente juez y en nombre de la ética sentencia”, dice Restrepo para quien sería bueno que cada quien entendiera que nadie es juez de nadie, salvo de sí mismo. Esto -dice- “serviría mucho para mejorar el periodismo” por lo que recomienda que antes de señalar al otro cada quien en su fuero interno se cuestione por el qué haría con información como la que se desató el escándalo, y por qué actuaría de una u otra manera.

“Esto afinaría la sensibilidad ética y dejaríamos la pose de moralistas que se ha generado”, añade el analista al recordar “los principios en los que se establece que la intimidad de una persona pública es más reducida que la de ciudadanos del común (…) –y aclara- aunque en todo caso tienen derecho a la intimidad y en nombre de la vigilancia que se debe ejercer los periodistas no pueden meterse en la vida íntima de esas personas”.

Restrepo señala a manera de ejemplo que si un funcionario público es homosexual, el periodista no puede meterse en esa esfera. Uno de los principios que parecieran estarse olvidando en los medios es la necesidad de medir y establecer el impacto de una información.

“El periodista debe preguntarse si revelar determinado documento con aspectos íntimos contribuirá en algo al público, o si por el contrario sólo logrará motivar la curiosidad de la gente, aumentar la circulación del diario, la audiencia o el prestigio personal del periodista”, señala Restrepo, y añade que quizás más importante aún es saber ¿cuáles son las consecuencias por publicar este material, se afecta el bien público, o los familiares?

Es claro que una publicación puede servir como medio de control o para evitar desmanes y corrupción, pero también puede causar dolor a los familiares. ¿Pero qué hacer ante los documentos que pueden ayudar en un proceso investigativo de alguna autoridad? La respuesta para Restrepo es una: “Entregarlos a las autoridades. Generalmente no se entregan documentos con el afán simplemente informativo, puede haber intereses de causar perjuicios a alguien o exaltar a otro”.

Debe primar el interés común

“El video del que tanto se ha hablado era absolutamente íntimo, era una conversación entre dos adultos quienes no estaban representando las entidades de las que hacían parte”, dice la analista de medios Constanza Escobar, para quien esa premisa es suficiente para no haber divulgado el video el cual no contribuía a ningún interés común.

En la actualidad los periodistas tienen acceso a mucha información por lo que Escobar recomienda “tener absoluto criterio para saber hasta qué punto la información es de interés y contribuye a la sociedad”, y como el adagio, ‘ante la duda lo mejor es abstenerse’, o en su defecto recurrir a otras instancias para debatir la viabilidad de divulgar dicha información.

“Este precedente fue muy grave porque además de contribuir al desprestigio de las entidades, genera un mar de especulaciones que sólo son de resorte de autoridades de control o de investigación”, dice Escobar al recordar los principios básicos del periodismo en ejercicio y la sensatez.

Pero… ¿qué tan afectado queda el periodismo por el caso Carlos Ferro?

“Vicky Dávila, con su decisión, no representa a todo el periodismo, como tampoco Carlos Ferro lo hace con todos los funcionarios públicos, ni el Capitán que grabó el video lo hace con todos los policías”, señala Escobar al rechazar cualquier tipo de generalización, aunque aclara que “las repercusiones de sus decisiones (Vicky) al frente de un medio masivo claro que son muy graves”.

El periodismo y las redes sociales

“Hay que hacer un llamado a los periodistas para que no olviden lo que es la ética periodística, más de cara a la presión por la inmediatez de la radio y de los nuevos medios”, dice Constanza Escobar a lo cual Javier Darío Restrepo añade que “cada día en las redacciones se aprecia una competencia contra las redes sociales” por lo cual es necesario repensar el oficio periodístico y la manera cómo se está ejerciendo. “No hemos caído en la cuenta, y si lo hemos hecho no le hemos dado la importancia suficiente al impacto que está ejerciendo la cultura digital sobre la prensa”.

Y como “grave” califica el impacto de las redes sociales que “nos están poniendo a correr y publicamos lo mismo, pero de otra manera…, sin pensar”. Y los oyentes, televidentes o lectores se están acostumbrando a las pildoritas.

“El aquí y el ahora de la noticia es una parte mínima de lo que debe ser la información, pues ésta debe ser pensada, ampliada y reflexionada para tener una visión total y de conjunto, pues de lo contrario el periodismo pierde credibilidad, y un periodismo sin credibilidad es una casa en el aire”, señala Restrepo.

En su opinión, este caso sirve para entender que el periodismo actual tiene una gran lucha para recuperar su credibilidad, perdida en parte por el sistema económico que lo rige “si eso no cambia, el periodismo será desechable”, sentencia.

Un criterio similar tiene Constanza Escobar para quien las redes sociales son de doble filo, pues es fácil perderse en medio de montañas de información falsa. A pesar de esto, para esta analista Twitter y otras aplicaciones “son una herramienta que democratiza y permite que se opine, y como en este caso, se solidarice con las víctimas de un acto de irresponsabilidad”.

“Con las redes sociales se debe proceder como se hacía antes con los rumores, que era no tenerlos en cuenta, y aunque el rumor puede tener una parte de verdad, esta es la que se debe rescatar”, dice Restrepo no sin precisar que el periodismo que sobrevivirá no es el emocional, ni el de la chiva, sino aquel que haga pensar y entender lo que está sucediendo. “Teniendo eso claro, los periodistas sabremos cuál debe ser nuestro comportamiento ante las redes sociales”, concluye.

Credito
COLPRENSA

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