“Queremos que la comunicación de este proceso con el ELN sea pedagógica”

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
María Alejandra Villamizar, actual directora del programa presidencial de pedagogía ‘La conversación más grande del mundo’, ha vivido desde hace más de 10 años muy de cerca los diferentes procesos de paz en Colombia, por lo que la designación del presidente Juan Manuel Santos, en la mesa de negociación con el ELN, no la tomó por sorpresa.

Esta experta en comunicación para la paz sabe muy bien el reto que tiene por delante y por eso espera aportar desde su conocimiento, de los diferentes conflictos de Colombia, de la mejor manera para que el proceso que inicia con esta guerrilla salga adelante, tal como sucedió con las Farc.

En diálogo con Colprensa, María Alejandra Villamizar habló sobre su actual cargo al frente de ‘La conversación más grande del mundo’ y de los retos que le esperan en la mesa de diálogo en Quito, Ecuador.

- ¿En qué consiste ‘La Conversación más grande del mundo’?

Realmente es un plan de pedagogía para la paz y de participación ciudadana. Es un espacio de deliberación pública, donde se pretende escuchar a los ciudadanos y aprender a reconocer lo que los demás está pensando y sintiendo, para poder así mismo formular los caminos de comprensión. Está sustentado en varios conceptos filosóficos, muy innovadores en materia social y en materia de comunicación. Un poco mi tarea es meternos de fondo en la política pública para la paz. Como el proceso del ELN tiene de por medio la participación ciudadana, también la idea es que el trabajo que se ha montado desde la conversación sirva para tener unas bases de pensar en la propuesta, no quiere decir que esta sea la propuesta.

- ¿Cuál es el balance acerca de este primer año del proyecto?

Ha sido un proceso muy interesante, porque la primera etapa sirvió y sigue funcionando para fines de comprender y entender cuáles son las resistencias, los temores de los colombianos frente al proceso de paz y las consecuencias de un acuerdo. Digamos que la primera etapa era medir la temperatura para entender por qué quienes habían vivido el conflicto tenían diferentes percepciones y quienes estaban en procesos de formación tenían también diferentes percepciones y la conversación ha abierto un espacio en ese escenario para la comprensión.

Lo que nos interesa es que, a través del reconocimiento del otro, de sus propias emociones, se pueda empezar a generar una comunicación que conecte eso con el objetivo principal de los acuerdos. No comunicar por comunicar, no necesariamente difundir información, este es un proceso que se sustenta en la pedagogía y apunta a que sea una construcción colectiva, ese escenario social de la construcción de la paz. Es un proceso largo, porque los procesos de cambio cultural son lentos, pero ese es el propósito.

- Usted mencionaba el temor de la sociedad a enfrentar estos cambios. ¿Qué tanto miedo siente el país con la paz?

Hubo un momento de miedo frente al recuerdo que traían las Farc a la mente de los colombianos, un momento de miedo a claudicar la institucionalidad, y son muy diferentes esas dos clases de miedo en el mundo urbano, al miedo que tienen las personas que han vivido en zonas de conflicto, que están tan preocupadas desde el punto de vista de su día a día, de sobrevivir. Esos dos miedos se intentaron cruzar en el camino al plebiscito.

La gente estaba poco optimista que en realidad habría una paz eficiente que llevara a las Farc al desarme, entonces el proceso y los tiempos han ido superando ese miedo. Ahora frente al ELN estamos viendo lo mismo, en un país que ya tuvo ese proceso de tanta agitación social, mediática, pero en las regiones donde esta guerrilla permanece todavía el miedo por lo que pueda pasar y el miedo de que no pase nada, que no cambie nada, que una vez no estén las Farc de todas maneras las condiciones profundas del conflicto sigan iguales.

- ¿En qué etapa está actualmente?

Ya la parte de diseño pasó y echamos a andar la implementación de la conversación, ahora lo que nos falta es vincular más ciudadanos. Ya tenemos un programa andando que se llama ‘Lo embajadores de la conversación’, tenemos más de seis mil jóvenes que se han vinculado a las escuelas de la conversación y han hecho todo el proceso para poder conversar de los procesos de paz y trabajar todos estos miedos con comunidades o con sus entornos.

Realmente la conversación no es del Gobierno ni es del Estado, la conversación es para que la hagan los ciudadanos y eso es lo que necesitamos que exista, sentarnos con las bases para conversar. Ya hemos sacado un manual para la conversación, porque nos dimos cuenta de que estaba generando mucha más polémica y hemos estado haciendo encuestas y estudios técnicos que nos dan pie para mirar por dónde va la forma de evitar esa polarización.

- ¿Qué viene ahora para ‘La conversación más grande del mundo’?

Estamos en comunicación masiva basados en temas digitales y mediáticos con algunos mensajes de reflexión, para saber de qué tenemos que conversar ahora que ya llegó el proceso de paz y evolucionar a convertirnos en un programa o un proyecto de educación para la paz, que es otro concepto mencionado de forma fácil, pero en términos de política pública. Qué genial que el Estado tuviera una política para la paz, en que la conversación se convierta en una herramienta principal.

- ¿Cómo vincular esta pedagogía para llegar a la gente más joven, que es la generación que va a disfrutar de un país en paz?

Desde el principio del diseño nos hemos preocupado muchísimo por estar ahí. Hicimos un primer acercamiento de un grupo grande de organizaciones y desde el Ministerio de Educación hicimos una jornada nacional de conversación el año pasado que se llamó ‘La paz es una nota’, y lo que queremos es ampliarla a todo el sistema educativo.

El sistema educativo tiene un gran reto y es repensar un pensum desde la educación básica y secundaria para que los niños y los jóvenes empiecen a entender la dinámica del país en la que van a crecer. Eso pasa por la historia, entonces también estamos trabajando con el Ministerio la recuperación de la memoria, que es tan importante para que los niños entiendan de dónde venimos y para dónde va el futuro. Ya estamos trabajando con la Unesco todo el tema para poder generar las bases de una política pública. Yo creo que se van a dar a conocer los lineamientos de ese tema pronto, no solo para básica secundaria, sino también para la universidad, porque si parte todo de la educación, creemos que ese es el gran potencial de un país que firma acuerdos con las guerrillas y que luego tiene que saber ‘comportarse’ o ‘sentirse’ mejor en una sociedad que cambia ciertos parámetros como estos.

El silencio de los fusiles es una cosa, pero luego es cómo nos vamos a comportar como sociedad, para generar un cambio cultural que es realmente la paz.

- Usted fue designada por el Presidente en la mesa de negociación con el ELN. ¿Cuál va a ser su papel allí, teniendo en cuenta el trabajo que ha desarrollado en estos últimos años?

Yo sigo estando al frente de ‘La conversación más grande del mundo’ y también tengo la tarea y la orientación de estar en la mesa de negociación para abordar los temas de la agenda. El primer tema es la participación ciudadana y también el interés es generar el concepto de comunicación que tiene que tener ese proceso. Este proceso tiene que generar su propio espacio y estamos montando una estrategia y un equipo que acompañe a los negociadores y mi tarea, por ahora, es diseñar ese equipo y hacerlo andar. Imaginarnos cómo va a ser el proceso mediático con el ELN, socialmente como va a existir después de toda esta historia.

- ¿Qué representa para usted estar en la mesa de diálogo con el ELN?

Yo creo que por alguna razón en el ejercicio del periodismo encontré la razón para hacerme la pregunta de por qué los procesos de paz no funcionaban y creo que con esa pregunta me obsesioné para entender qué ocurría de lado y lado, y por eso he permanecido atenta a todos los procesos de paz en Colombia.

He tenido la oportunidad de estar de cerca cubriéndolos como periodista y luego desde el Estado, que es un aprendizaje que sirve mucho, porque empiezas a entender la visión de ambas partes y como se leen y como se narran estos hechos. Me parece interesante, porque yo estoy en un papel que me permite vivirlo de cerca, en propiedad. Yo estoy muy honrada de poder estar ahí, por eso vamos a ver en qué se puede colaborar, y tratar de aportar lo que se ha aprendido. Me siento encantada, sorprendida y alerta de mí misma para saber hasta dónde puede uno aportar.

El papel de los medios 

- Usted que cubrió los procesos desde el periodismo, ¿cuál cree que debe ser el papel de los medios de comunicación en este nuevo proceso?

Partiendo de la experiencia que se vivió con las Farc, entender las diferencias del proceso, las particularidades de esta agenda, darle tiempo para que se desarrolle, dejar que la mesa avance en su propio trabajo interno, que se vayan conociendo las delegaciones. Pienso que el país tiene que dar una oportunidad a este proceso, que no es de menor importancia; que los medios entiendan que no se trata de salir a sentar precedentes desde el inicio, tenemos tantos prejuicios frente al ELN y frente al proceso por tantas frustraciones, que ya se supone que esto va a pasar lo mismo. Estamos en un momento muy distinto y creo que el ELN va a entender eso y el presidente Santos está jugado a sacarlo adelante en el tiempo que le queda y los medios también tienen que entrar a reflexionar un poco antes de soltar informaciones posibles.

Los guerrilleros van a dar muchas entrevistas, la gente del Gobierno va a dar muchas entrevistas, pero yo pensaría que si algo aprendimos ahora, es que hay un propósito más grande, que es realmente lograr que el país entre en un camino de transformación y para eso se necesita quitar el conflicto armado. Decirles a los colegas qué deben hacer y qué no deben hacer es complicado, pero básicamente es hacer la reflexión de si realmente Colombia se merece este proceso de paz.

- ¿Este podría ser un proceso más mediático que el de las Farc, teniendo en cuenta lo que usted habla de las entrevistas de lado y lado?

Estamos justamente en ese punto, estamos sentando las bases del funcionamiento de la mesa, de toda la operación comunicacional, por lo que no quisiera dar algún adelanto, porque no me quiero equivocar. Lo que sí es verdad, es que este es un proceso, como lo ha dicho Juan Camilo Restrepo, que sea transparente, abierto, que esté vivo, va a tener explicación permanente en Colombia, un poco la forma en que la delegación está conformada tiene que ver con eso: hay personas acá en el país que van a estar yendo a foros. Queremos que la comunicación de este proceso sea pedagógica, que todo esté explicado, que no se dé nada por sentado, obviamente con la reserva y la confidencialidad que requiere el proceso, que es fundamental.

- Es decir que ‘La conversación más grande del mundo’ sí va a tener más protagonismo en este nuevo proceso...

Sigue su camino. Queremos que ese proceso sea orgánico, propio, creemos que sirva como una base para alimentar la participación ciudadana, porque no nos podemos engañar, la implementación de los acuerdos hasta ahora está empezando y es cuando más tenemos que conversar, porque si antes nos daba miedo que el acuerdo fuera beneficioso o perjudicial para el país, ahora el miedo es cómo vamos a implementarlo.

Credito
EL NUEVO DÍA

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