“No sabía si este trabajo era sobre otro proceso de paz fracasado”

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Natalia Orozco tenía claro desde niña lo que ha sido el dolor de la muerte en Colombia.

Es periodista y realizadora de cine documental, y de la suma de las dos profesiones, además del lastre que desde siempre ha cargado por saber que su país ha estado en llamas, producto del conflicto interno, surgió ‘El silencio de los fusiles’, un documental que durante dos horas cuenta lo que fueron los cuatro años de diálogos entre el Gobierno y las FARC.

La cinta, que está en Cine Colombia por tres días desde ayer, muestra cómo, tras 53 años en una guerra no declarada, es posible que dos visiones muy opuestas de mundo, de sociedad y cultura, se pueden reconciliar.

Natalia ha sido señalada algunas veces de ser proFarc y en otras, de ser aliada del Gobierno, todo eso dependía de a quién entrevistaba. Lo cierto es que de su experiencia e interés por los conflictos han nacido documentales como el que realizó en África del Norte, durante la caída de Muamar Gadafi, llamado ‘Benghazi. Más allá del frente armado’, cuya premier fue en Corea del Sur.

¿De qué trata el documental?

‘El silencio de los fusiles’ Indaga, desde el inicio hasta el final, la condición humana de esos hombres que se levantaban a hacer la guerra, o que enviaban a jovencitos a combatir y a morir en ella.

 

Larga esa batalla…

La batalla más difícil de dar es la que busca alcanzar la paz.

¿Cómo nace?

Yo vengo de una familia de militantes de izquierda que siempre se han opuesto a la lucha armada y a la violencia, y de un entorno de amigos de la universidad que siempre hablaban de los responsables del narcotráfico, del terrorismo y de los delincuentes.

Y por estar en medio de esas versiones, quise buscar las respuestas a esos porqué... de los que muchos hablan sin saber.

¿Cuáles fueron las respuestas?

La conclusión, y está en el filme, es que esta guerra no es un tema de buenos y de malos. Aquí todos, absolutamente todos, cometieron excesos. La guerrilla, los paramilitares, los militares y hasta la sociedad pecó en buena parte por indiferente, por indolente.

¿Cómo inició el camino para sustentar esas conclusiones?

En 2012, comencé a viajar y lo primero que hice fue acercarme a las Farc. En ese camino viajé a La Habana y luego de un año, tras muchos viajes y muchas conversaciones con los guerrilleros, pude prender la cámara.

Pablo Catatumbo abrió la puerta para llegar a los altos mandos. Luego hablé con Humberto de la Calle, quien entendió lo que quería hacer y empecé a grabar.

¿Qué tanta cercanía hubo, qué tanto tiempo para poder conocer el detalle, las entrañas?

Tuve claramente un acceso privilegiado. Logré, por vivir con ellos mucho tiempo, tener cercanía con la verdad. Esos instantes de verdad permitieron que más allá de la noticia pudiera construir una narración documental.

¿Cómo logró a acercarse a la guerrilla?

Cuando todo estaba empezando llegué a Cuba y en uno de los tránsitos de la guerrilla pasé a Camilo Cienfuegos un papelito en el que decía: “Señor ‘Iván Márquez’, soy una periodista independiente, quiero hacer un documental sobre los últimos días en armas de las Farc, dígame si me va a atender, porque no tengo mucha plata y no puedo quedarme mucho tiempo”.

¿Pensó en algún momento que estaba grabando el fin de las Farc como guerrilla armada?

No, yo no sabía si este proceso iba por buen camino, no sabía si se iba a lograr o no. Lo cierto es que este momento era histórico, no sabía si este trabajo era sobre otro proceso de paz fracasado.

Pero sí veía varias cosas que tocaba tener en cuenta en el contexto del país. Hay que ver la edad de los comandantes, hay que reconocer que desde Álvaro Uribe las Farc sufrieron un debilitamiento, y a esto se suma el contexto internacional de Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, etc.

 

Todo estaba dado...

Sí, todo estaba dado, no necesariamente para que el proceso de paz fuera exitoso, pero sí para que el proceso fuera histórico.

¿Cómo se imagina las cosas si el proceso de paz no hubiera sido exitoso?

Complicado. Teniendo presentes las condiciones anteriores, lo cierto es que aunque la guerrilla estaba debilitada, hay que ver las armas que entregaron. Eso me hace concluir que las Farc estaban preparadas para seguir haciendo daño por otros 50 años.

¿Cómo ha sido el tema de los señalamientos por dar a conocer las versiones de la guerrilla o del Gobierno?

A mí me han señalado de todo. Unas veces me señalaron de guerrillera. De un medio de comunicación me echaron porque una entrevista que hice no correspondía con el perfil de ese canal.

Tengo la teoría de que si como periodista tengo el derecho y el deber de preguntar lo que quiera, los entrevistados deben ser de los dos extremos y deben tener la garantía de decir lo que ellos quieran. Yo tengo un compromiso con las víctimas del país, con nadie más.

¿Cree en esta paz?

No creo que esta sea la paz, creo que estamos lejos de eso. Sí creo que este es el fin de las Farc.

¿El país está preparado para que las Farc lleguen al poder?

No. Si me dicen hoy que vote por las Farc, yo digo que no. Primero quiero ver si son sinceros y le cumplen al país.

¿Deben llegar?

Primero deben demostrarnos que van a cumplir todo con lo que se comprometieron. Todo lo que digan las Farc o el Gobierno lo recibo con beneficio de inventario.

Están invitados a varios festivales de cine, ¿a cuáles?

Estamos invitados a Biarritz, al Festival de Cine de Lima, al de Polonia, al Festival de Derechos Humanos de Oaxaca, al Festival de Cine de Derechos Humanos de Suecia y a otros, son muchos. Estoy muy sorprendida.

¿Qué piensa en este momento, tras todo este esfuerzo y lo que ha sucedido?

Que el arma legítima en la Colombia de hoy es la palabra.

Credito
BOGOTÁ (COLPRENSA)

Comentarios