Los criminales seriales sí existen y así son

Como continuación a la entrevista realizada hace dos semanas al investigador en conducta criminal, Richard Larrotta Castillo, aquí están los perfiles, reconstruidos por él desde el Centro Internacional de Estudios Sociales y Criminológicos - Ciesc, de los criminales de alto impacto más comunes, sus motivaciones y su modus operandi.

La experiencia de 16 años trabajando en cárceles y penitenciarias de Colombia, permiten al investigador en conducta criminal, Richard Larrotta Castillo, ser enfático en que los criminales seriales sí existen y permanecen mimetizados entre la gente. Recalca que es erróneo seguir pensado que ellos hacen parte de películas de terror o series sobre detectives, cuando en realidad se mueven como pez en el agua en una sociedad que ve como comunes ciertos comportamientos y que no está atenta a cambios repentinos o situaciones extrañas.

En Colombia, varios criminales que han estado en el ojo del huracán mediático encajan en estos perfiles y según el experto podría haber muchos más que aún no se conocen, pero que sí han ido dejando víctimas y casos sin resolver.

 

Agresor sexual serial – narcisista

Si bien la necesidad de admiración retrata a este tipo de criminal, la esencia de lo que lo ha edificado en la niñez, es la que motiva y explica el comportamiento violento que expresa con sus víctimas.

Es un criminal obsesionado con la agresión sexual, pues en ella ha encontrado la estabilidad emocional que le exige una mente cargada de frustración.

Busca, identifica y derrumba las defensas de sus víctimas, a las cuales ha identificado como vulnerables. Se aproxima, se cruza en el camino y lanza una frase con contenido aparentemente inofensivo, con información inesperada, pero con la sutileza que necesita el plan marcado que le ha sido siempre útil.

Es una especie de galán que “enamora” como estrategia para lo que será la degradación y la humillación a través del abuso sexual y, en muchos casos, el asesinato después.

Un ejemplo de criminal narcisista en Colombia es Fredy Armando Valencia Vargas, ‘el monstruo de Monserrate’, violador y asesino de más de una docena de mujeres. Él convencía a sus víctimas de hospedarse en su cambuche ubicado en el cerro La Paz, en Monserrate, para luego pedirles favores sexuales. En caso de no acceder las asfixiaba, violaba, descuartizaba y sepultaba en la basura.

 

Asesino serial – poder y control

La sorpresa y el engaño satisfacen a este tipo de criminales. Su personalidad egocéntrica les lleva a la búsqueda de sensaciones frecuentes y novedosas y el afán constante por validarse como un ser capaz de lograr lo que por años ha visto marchitado, le impulsa a seleccionar víctimas de oportunidad, previa evaluación de las ventajas que tendría sobre ellas.

Es un criminal que intenta, a través de la dominación total de la situación y de la víctima, tener el control absoluto. Un control que le ha sido ajeno en su vida y que le garantice sopesar el resentimiento que tiene con una sociedad a la que responsabiliza de una vida llena de fracasos.

Luis Gregorio Ramírez Maestre, ‘el monstruo de la soga’ encaja en este perfil. Con un complejo sistema de nudos hacía que sus víctimas murieran por su propio peso y disfrutaba verlos sufrir por horas. De esa forma asesinó a cerca de 60 conductores de mototaxis durante cinco años, en cinco departamentos de Colombia.

 

Asaltante sexual – histriónico

Es un criminal altamente violento que observa a su víctima, conversa y tiene gran capacidad para acceder y apropiarse de la confianza de quien de manera inocente considera haber encontrado un amigo.

Es un sujeto dramático que en cada movimiento escenifica su necesidad de alcanzar el reconocimiento de quien lo observa, para encubrir así la violencia que vivió en la niñez. Tiene un resentimiento profundo por una madre irresponsable e insensible y un sentimiento de desesperanza que lo llevan a buscar la estabilidad en herir a quienes considera alejadas del rol que “debe” cumplir una mujer.

Se diferencia del agresor sexual serial narcisista porque no planea tanto y no hace un seguimiento de sus víctimas tan detallado. Solo asalta a la víctima y a través de ella desahoga toda su frustración, es decir, no disfruta la planeación sino el crimen sexual en sí.

 

Homicida serial – hedonista

A este sujeto lo moviliza el placer que experimenta con cada acción. Son sujetos que desde su infancia han visto desvanecer cualquier vínculo afectivo y desatan la impotencia en cada una de las escenas del crimen.

Es un criminal con poca capacidad para afrontar el perfil aburrido que lo caracteriza y por eso busca algo que lo convierta en interesante. En el sadismo encuentra su momento de éxtasis y por sus crímenes se convierten en una idea obsesiva de desarrollar un riguroso rito, un proceso sistemático que sirve de medio para la descarga de sus fantasías.

En este perfil encaja Luis Alfredo Garavito, comúnmente conocido como ‘la bestia’. Durante siete años secuestró, violó, torturó y asesinó a más de 200 niños en Colombia, y es el mayor asesino en serie de niños de la historia de la humanidad.

 

Asesino en masa

El sujeto presenta fuerte resentimiento y frustración por una vida que considera injusta. Al no encontrar las estrategias que le permitan afrontar esa realidad, fantasea con el deseo de vengarse de aquello vinculado con su odio.

La mayoría de veces, a diferencia de los asesinos seriales, lo que detona la acción perversa del asesino en masa está vinculada al malestar que experimentó en un lugar particular. Un sitio en el que se ha percibido como víctima de matoneo, una situación de gran vulnerabilidad a la que se ve expuesto de manera recurrente o un evento altamente significativo que aplasta su estima.

Según el experto, pensar que los asesinos en masa tengan presencia no muy lejana en Colombia, no es descabellado, pues en la actualidad puede observarse una sociedad más frágil, con pobres recursos para afrontar, baja tolerancia a la adversidad y frustrada por la incapacidad de ser protagonista.

El único asesino en masa que ha tenido el país es Campo Elías Delgado, un excombatiente de la guerra de Vietnam, quien en 1986, en una secuencia criminal asesinó a 29 personas en Bogotá. El recorrido asesino se inició en un apartamento situado al norte de la capital, continuó en el edificio donde vivía en compañía de su madre en el sector de Chapinero, y terminó en el restaurante de comida italiana Pozzetto.

Credito
IRINA YUSSEFF MUJICA

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