Grupos armados siembran el terror en Buenos Aires, Cauca

COLPRENSA – EL NUEVO DÍA
En la zona rural de Buenos Aires, norte del Cauca, ronda el temor entre campesinos, indígenas, afros y exmiembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) por las constantes incursiones armadas de grupos al margen de la ley que hacen presencia en esta zona del departamento.

La zona donde están concentrados los exmiembros de las Farc es disputada por diferentes grupos al margen de la ley, generándose una grave situación humanitaria porque la población civil también queda en medio de la lucha que se libra en este punto.

Desde la semana pasada se han presentado varios hechos violentos en esta zona, que es una especie de entrada a El Naya, la cual se extiende desde el norte del Cauca hasta el puerto de Buenaventura, en el Valle del Cauca. Ambos departamentos se conectan a través de caminos de herradura y afluentes, permitiendo el tránsito de narcóticos desde este punto hasta áreas del Pacífico para luego ser enviados al exterior, fenómeno que está detrás de los constantes hechos delictivos.

Esta ola de violencia empezó en la noche del pasado jueves 25 de mayo, cuando el exmiembro de las Farc José Fernando Correa Castaño fue sacado violentamente de Los Billares, un establecimiento de la vereda El Despunte. Luego, a la madrugada del día siguiente, apareció el cadáver de este desmovilizado sobre una carretera de la zona.

A la par con este homicidio, pero en la vereda San Pablo, otro exintegrante de esta guerrilla, Jhon Jairo Ruiz Pillimué, terminó baleado cuando transitaba por esta localidad. Sus verdugos no tuvieron compasión y le dispararon en múltiples ocasiones. El 27 de mayo se presentó la muerte violenta de Willinton Bravo Ángulo, también en la vereda El Despunte, su cadáver apareció sobre una vía esta población. Tenía impactos de arma de fuego en la cabeza.

Pero la situación no paro ahí. En la madruga del pasado martes, resultó gravemente herido el también reincorporado Célimo Antonio Fajardo Perdomo al quedar en medio de una emboscada que adelantaron sujetos armados cuando este hombre se movilizaba en compañía de otros compañeros sobre una vía que comunica las localidades de Timba con La Esperanza, en límites con el departamento del Valle del Cauca.

Uno de los voceros de la Farc en la región, Gustavo Arbeláez, manifestó que su compañero está gravemente herido en un centro asistencial de Cali, mientras otros integrantes de su organización se recuperan de lesiones leves que padecieron al esconderse en alcantarillas en medio del ataque. El hecho fue atribuido a un grupo armado sin identificar.

 

Irrupción de grupos armados

A raíz de estos múltiples hechos violentos, surgen interrogantes sobre qué está pasando en la zona de Buenos Aires, donde se encuentra el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación ‘Carlos Patiño’ de las Farc, donde 150 excombatientes y sus familias adelantan diferentes actividades luego de acogerse al proceso de paz firmado por el Gobierno.

Para Alex Paz, un joven ‘fariano’ con más de veinte años en dicha organización, la respuesta de todos estos homicidios está en la presencia de los grupos al margen de la ley que rodean el punto donde están concentrados.

“Desde el año pasado denunciamos el peligro que nos acecha porque estamos rodeados por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), también de organizaciones de disidentes, como de un grupo que se hace llamar EPL, que no es otra cosa que los paramilitares conocidos como ‘Los Pelusos’. Nos quieren acabar porque estamos en un área importante para actividades ilegales como el narcotráfico, pero como tenemos un amplio arraigo acá, aguantaremos todo lo que podamos”, relató este exintegrante de las Farc.

El joven desmovilizado agregó que lo que está en juego es el control de la zona por los múltiples corredores que parten de este punto hacia el Pacífico colombiano, incluso hasta el puerto de Buenaventura, en el Valle del Cauca.

“Estamos ubicados en una amplia ruta del narcotráfico que va desde Santander de Quilichao, pasando por acá, hasta el bajo Naya, que es el puerto de Buenaventura, así como ese otro punto donde está anidando el EPL, que son paramilitares, eso es en la zona rural de Jamundí, Valle, acá pegado a La Elvira. Entonces, como no pudieron acabarnos cuando estábamos armados, optaron por asesinarnos por separado porque su intención es controlar el territorio”, agregó este ‘fariano’ de 45 años de edad al exponer que se mantendrán en la zona hasta que las condiciones lo permitan.

Esta misma postura la comparte Karol Lucumí, lideresa de la comunidad afrodescendiente, al manifestar que la presencia de grupos como el EPL y las Autodefensas Gaitanistas aumentó la preocupación entre la población, al punto que evalúan la posibilidad de salir masivamente de la zona.

“Si matan a los señores de la Farc, entonces qué nos puede pasar a nosotros, que denunciamos casos como la presencia de los paramilitares y disidentes. Prácticamente todo El Naya está en máxima alerta porque es una verdad que nos quieren asesinar, por eso la semana pasada 85 familias salieron de la zona rural López de Micay hacia Buenaventura, porque quieren salvar sus existencias al no quedar en medio de los combates que se presentan a diario entre estos grupos o con la fuerza pública”.

Dicha presencia armada echó al traste las diferentes alternativas que germinaron tras el acuerdo de paz, como el museo que las Farc instalaron en La Elvira para atraer turistas a la zona y contarles de esa guerra que ellos terminaron. Ahora esta iniciativa, por los hechos contados anteriormente, quedó suspendida hasta nueva orden. Esa misma suerte correrá la comercialización de los productos que ellos mismos cultivan en el lugar, como parte de dejar atrás los fusiles.

 

La acción del Estado

En palabras de integrantes del área de inteligencia del Ejército, una de las causas de estos hostigamientos se explicaría por la entrada a la zona del EPL o ‘Los Pelusos’, donde una comisión, enviada desde Norte de Santander, tiene la misión de arrebatarles esta zona a los excombatientes de las Farc. A lo anterior se suma la reactivación de la columna móvil Miller Perdomo, al mando de alias ‘Juvenal’, un excomandante de la Farc que se apartó del proceso de paz, asumiendo el liderazgo de este grupo armado.

“’Los Pelusos’ están en veredas de Jamundí, en el Valle, entonces tienen un avance hacia El Naya por este lado, mientras que desde Suárez, Morales, Cajibío y una parte de Santander de Quilichao, está la gente de alias ‘Juvenal’ del ELN. A esto se suman las otras agrupaciones de disidentes que están surgiendo, algunas de ellas desde el Pacífico, todo porque en Bueno Aires están ubicados, en gran número, cristalizaderos de cocaína, la misma que va a parar al bajo Naya”, explican los funcionarios de inteligencia.

Durante esta semana, a través de un video, otra disidencia de las Farc anunció la reactivación del Frente Unido del Pacífico, el cual pretende apoderarse de localidades de la costa para después expandirse hacia el norte del Cauca y sur del Valle.

Frente a esta situación, la misma Fuerza Pública explica que ellos ejecutan acciones de control territorial en Jamundí, Buenos Aires, así como en los ríos que van a desembocar al Pacífico colombiano, claro está, en las poblaciones ubicadas en sus riberas.

De hecho, y a raíz de esta situación, el defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret Mosquera, recorrió por dos días el río Naya para verificar la grave situación humanitaria en Las Pavas, Joaquincito, Concepción, San Francisco.

“Es necesario que la Armada tenga más presencia en esta zona, verifiqué que sí hay personal de esta institución, pero falta más, mucho más, porque queda un sabor agridulce al ver que hay poblaciones que están atrapadas porque los grupos violentos no permiten la pesca o la agricultura. En otros casos, hay ya desplazamientos hacia Buenaventura”, relató el representante de la entidad humanitaria.

Oficialmente, las autoridades regionales y militares se abstienen de hablar del tema. Mientras tanto, las poblaciones asentadas en este punto del país se aferran a la esperanza de que termine pronto este nuevo ciclo de violencia y que puedan vivir en paz en medio de la riqueza del lugar.

Credito
COLPRENSA

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