¿Se podrá conocer la verdad del conflicto?, responde el padre Francisco De Roux

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
El padre Francisco De Roux procura dejar claro que no es enemigo de nadie, que este país necesita abandonar el odio y que urge reconocer los errores que hemos cometido como sociedad para avanzar.

En mayo pasado el padre Francisco De Roux fue nombrado presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. El mecanismo hace parte del Sistema de Justicia Transicional creado tras la firma del Acuerdo de Paz con las Farc. Pero el Padre antes que hallar verdad, es víctima de ataques.

La guerra sucia, esta vez, llegó en forma de video, uno en el que lo sacan de contexto y lo dejan como simpatizante de la guerrilla del ELN.

“Conozco muy bien a Pablo Beltrán. Aprecio a Pablo Beltrán, tengo una verdadera admiración... desde los tiempos de Camilo; es que yo anduve la calle con Camilo Torres en Bogotá...”, dice el Padre en el video que dura un minuto quince segundos y en el que a todas luces es evidente la edición para unir las frases.

Él, de inmediato, publicó un comunicado: “Es un montaje. No voy a responderlo. Hace año y medio di esa conferencia en Medellín. Estaba presente el negociador del ELN Juan Carlos que está al lado mío en la imagen. Yo llegaba de Quito. Comencé diciendo que me daba mucho dolor viéndolos empeñados en la guerra”.

Antes de aceptar la entrevista, en medio de la instalación de la Mesa de Protección de la Vida para salvaguardar a los líderes sociales, en Santander de Quilichao, Cauca, le dijo a El País con la claridad que lo caracteriza: “Te atiendo, pero no quiero responder a polémicas”.

Desde mayo pasado entró en operación la Comisión de la Verdad, ¿cuál es el balance hasta ahora?

El proceso de la Comisión va fortaleciéndose, tenemos la reglamentación, estamos terminando la metodología para ponerla a la vista de la opinión pública. Nos hemos constituido como una institución con personería jurídica. Esta es una institución que tiene características que hasta ahora los colombianos no conocíamos, que son propias de las comisiones de la verdad en el mundo. Nosotros no somos una ONG de Derechos Humanos, no somos un instituto de investigación al servicio del Gobierno, ni siquiera somos un centro de memoria histórica. Somos una entidad Estatal de carácter institucional que no depende ni de la Presidencia de la República ni del Senado, ni de la justicia. Somos una entidad que tiene un propósito muy claro, que hace parte del Sistema de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, sistema en que está la JEP y la Unidad de Búsqueda de desaparecidos. Como Comisión de Esclarecimiento de la Verdad no somos una entidad jurídica, no juzga a nadie, no dicta sentencia contra nadie; la comisión busca una verdad que no es la de los jueces, es la verdad humana e histórica.

Quisiera también explicar que no estamos en contra de nadie, no somos oposición política; no estamos en contra de ningún partido, ni del gobierno que termina, ni del gobierno que empieza. No estamos en contra del Ejército, tampoco en contra de las Farc. Estamos en contra de la mentira, de los silencios en los que se metió el país con cosas que nos afectaron mucho que no se dijeran; estamos en contra del miedo.

La semana pasada tuvieron la primera crisis como institución cuando se cuestionó la solicitud de información que le hicieron al Ejército Nacional...

Como un ente de Estado, el Decreto 577 que nos crea nos da la Facultad de llegar a toda la información, incluye información reservada, la de inteligencia que se requiere para alcanzar el conocimiento de la verdad.

Por eso hemos hecho solicitud a las distintas entidades del Estado no solo al Ejército, también a la Unidad de Víctimas y a otras dos entidades.

Próximamente lo haremos a la Fiscalía y a la Procuraduría teniendo en cuenta dos cosas: primero, la privacidad absoluta de todo esto. Las informaciones que tenemos no las podemos pasar a la justicia, no podemos escribir sobre ellas, no las podemos hacer públicas y segundo, que lo haremos en diálogo entre instituciones del Estado respetando el lugar de cada una.

¿Cómo hacer para proteger esa información en un país en el que todo termina filtrándose?

Justamente es parte de nuestra conversación con las instituciones que hasta ahora han tenido esos archivos. Para preservar la seguridad, poder tener contenedores mutuos, muy serios para proteger el proceso. Sé que es una tarea muy difícil, pero vamos a trabajar seriamente en eso y esperamos construir juntos los protocolos que nos den esas garantías.

¿Usted cree que los tres años que tendrá de vida esta Comisión serán suficientes para esclarecer la verdad de más de 50 años de conflicto?

Quisiera ser claro: el esclarecimiento de la verdad nos puede tomar muchos años. Posiblemente nunca acabaremos, lo que uno puede es ponerse en un camino muy serio, en búsqueda de una verdad compleja donde uno puede darse cuenta que no solo hay muchos datos, sino muchas hipótesis e interpretaciones de lo que pasó y luego decir con responsabilidad que tenemos una hipótesis que nos parece mas creíble, más seria, más rigurosa y que es capaz de responder a todas las preguntas que nos hacemos los colombianos sobre cada tipo de victimización: la violación a las mujeres, las desapariciones forzadas, las ejecuciones extrajudiciales, las masacres.

Las verdades casi siempre son dolorosas, ¿usted cree que vamos a estar preparados para ellas?

Tenemos que tener coraje. No le tengamos miedo a decirnos la verdad, comprendamos que en un proceso de conflicto armado tan duro —donde hubo más de ocho millones de víctimas— inevitablemente se cometieron muchos errores y hubo muchos silencios y responsabilidades por acción o por omisión de todos nosotros. Quisiéramos llegar a un relato final que lejos de acrecentar los odios, las polarizaciones, las venganzas, nos una y nos lleve a tener compasión por lo que aconteció y nos ponga en una actitud de: ‘acojámonos en lo distintos que somos y construyamos juntos un futuro’.

¿Cuál es la metodología para esclarecer la verdad?

Nosotros partimos de las víctimas. El eje de la comisión es el dolor humano, por eso durante estos tres años vamos a mantener nuestro juicio histórico en suspenso. Entre tanto, estaremos mostrándole al país la realidad del dolor humano. Queremos que lo que el país no ha sentido lo sienta: el dolor de la mamá de un militar que fue retenido por la guerrilla, que lo desaparecieron en la selva y que esa mamá todavía está llorando y esperando saber dónde está su hijo.

El dolor de la comunidad indígena que arrasaron con la entrada de los paramilitares; el dolor de la comunidad afro que desbarataron en Chocó, el dolor de los soldados sin piernas por culpa de las minas; el dolor de los campesinos a quienes les quitaron al tierra; el dolor del empresario al que le secuestraron su esposa y que le destruyeron su empresa. Eso lo vamos a presentar sin emitir ningún juicio, simplemente para que el país esté viendo el sufrimiento tan grande que ha habido en Colombia, para que esa realidad nos toque porque es la única que le permite a uno desarrollar la compasión. Solo cuando hay compasión uno se siente responsable.

¿La Comisión ya le solicitó información a la dirigencia de Farc?

Por supuesto, de una manera formal la Comisión llamó a las Farc a iniciar el proceso de reconocimiento de entrega de la verdad y también de la entrega reconocimiento de sus responsabilidades. Formalmente empezamos con el grupo de guerrilleros que fue cabeza de las Farc. Le pasamos una carta muy parecida a la que le pasamos a los militares.

¿Usted cree que ellos realmente van a contar la verdad y aceptar sus responsabilidades?

No tengo ninguna razón para decir que no son sinceros. Mi obligación es concederle la buena fe a todos, si después de tres años de investigación nos toca, pondremos en evidencia que hay cosas que no son ciertas.

La semana pasada la dirigencia de Farc asistió por primera vez a la JEP. Hubo críticas porque ‘Timochenko’ llegó sonriente y decían que él no le temía a la justicia porque iban a obrar a su favor. ¿Usted que piensa de esas situaciones?

Creo que es parte del trauma social y cultural que tenemos, la dificultad en la que todos estamos metidos. ¡Yo también! Todos quedamos traumados con este conflicto y los niveles de desconfianza son muy profundos. El propósito es llegar a comprender que la sociedad y el país —esto viene desde el interior de nuestras familias, vecindades— se construye creando confianza. Y eso es realmente lo que da seguridad; el acumulado de confianza que tengan los ciudadanos de un país permite mirarse a los ojos y decirse las cosas con franqueza.

¿Cómo hacer para que la comisión que usted dirige tenga fortaleza si hay un sector muy amplio que desconfía de usted?

Creo que lo único es mostrar en resultados lo que queremos hacer: esclarecimiento, en dignificación de las víctimas, en invitación a responsables para que vengan voluntariamente a acrecentar su reputación reconociendo responsabilidades, en crear convivencia en los territorios y, junto con los colombianos, encontrar propuestas de no repetición. En la medida en que consigamos resultados encontraremos formas de mostrarle a la gente qué es lo que estamos haciendo.

Usted tuvo acercamientos con el nuevo gobierno, ¿Cree que de la mano del presidente Iván Duque se saque adelante la paz?

Mi principio es confiar en la gente, de entrada. Estoy convencido que cuando uno participa en unas elecciones, independientemente de por quién uno vote, la persona que queda elegida es mi Presidente. De modo que para mi el presidente es Iván Duque y no tengo razones para desconfiar de él.

Credito
CALI (EL PAÍS)

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