Prodihogar, un techo con amor para los enfermos de cáncer

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En más de 10 años el hogar ha brindado un techo para los enfermos de cáncer provenientes de otros municipios.

Poder servir y recibir a cambio una sonrisa es una de las grandes motivaciones de Prodihogar para continuar con su misión de apoyar con un techo a pacientes de cáncer y no tener que descansar en el pasillo de la clínica o en la terminal de transportes.

Este hogar de paso es un ejemplo de servicio y perseverancia, pues a pesar de los tropiezos continúa en su labor que inició en el 2006 y ha formado una gran familia donde muchos han superado el cáncer, y otros esperan a sus seres queridos hasta el final de los días.

Cuenta Carlos Alberto Gómez, conocido como ‘Monaguillo’, cofundador de Prodihogar, que el hogar de paso para enfermos de cáncer inició con la amistad que tiene con Rocío Castro (programadora en Tolima Stereo), pues como vencedora de esta enfermedad, conoció casos de pacientes provenientes de otros municipios, quienes tras encarar una larga sesión de quimioterapia, debían dormir a la intemperie.

Junto con ella y Armando Díaz tomaron la decisión de apoyar a estas personas que en muchas ocasiones aparte de ser abandonadas por las EPS, son olvidadas por sus propias familias. Estos casos los ha vivido en más de una década con esta labor social.

“Prodihogar duró seis años en el papel, la fecha de fundación aparece en Cámara de Comercio el 30 de mayo de 2006, pero no teníamos sede, por seis años presentamos retención en la fuente en blanco, incluso pensamos en ‘tirar la toalla’ debido a que no teníamos dinero, pero Dios nos puso esta misión con todos sus milagros”, cuenta ‘Monaguillo’.

La primera sede llegó con 900 mil pesos en el bolsillo y con la ayuda de Sofía, la suegra de Carlos Alberto, quien murió de cáncer.

“Ella compró una casa en la octava etapa del Jordán, y cuando falleció en una pieza metimos al primer paciente, Álvaro Peláez, era de Fresno y ya falleció; Rocío le llevaba el desayuno, un hermano de ella el almuerzo y cenaba con mi familia que vivíamos cerca.

Indiferencia con la comunidad

A los 10 días, recuerda ‘Monaguillo’, el publicista Pietry Diago les regaló el aviso, ‘Hogar de Paso’ y una noche su hija le dijo, “papá, hay unas 10 personas en la puerta”, sintió alegría, pues pensó que los iban a ayudar.

“Pero no, fue una amarga sorpresa, una señora nos dijo que se había unido con otros vecinos para saber quién nos había dado permiso para llenar la cuadra de ‘indigentes’ y ‘ñeros’; le respondí que eran enfermos de cáncer, y replicó, ‘peor porque estamos en una zona residencial’”.

‘Monaguillo’ habló con ellos y, “les recordé sus orígenes, que las casas eran gracias al Instituto de Crédito Territorial para quienes no tenían vivienda, pero que ahora como son vecinos de centros comerciales, olvidaron de dónde venían. Esperábamos ayuda y no un ataque”.

Tras este suceso y para evitar más conflictos, ‘Monaguillo’ y Rocío recorrieron las calles de Ibagué para buscar una casa en arriendo, y la encontraron en la calle 30 con carrera Cuarta, cerca del hospital Federico Lleras.

La renta era de $500 mil, tenían un camarote del que sacaron dos camas, había una mesa carcomida con sus sillas, unas olletas que conservan para no olvidar cómo iniciaron, un televisor que cada rato se apagaba, y luego llegaron los donantes, uno de ellos con una nevera.

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Llegaron los ‘milagros’

En cierta ocasión iban a cerrar porque no tenían para el arriendo, pero ellos confiaban en que Jesús nunca los iba a desamparar, y un abogado, conocido de Rocío, tras conocer la labor de Prodihogar les consignó lo de siete meses.

“La dueña de la casa nos preguntó que cómo habíamos hecho, le dije señalando al cielo, con el de arriba. Nos preocupábamos era por pagar los servicios, pero se acabó la plata y el abogado nos regaló otros tres millones de pesos”.

Donde funcionan en la actualidad es una bendición, dice, pues un comerciante ibaguereño les entregó la casa ubicada sobre la carrera Primera con calle 22, que consta de 17 habitaciones y 27 camas.

La vivienda está a nombre de la Arquidiócesis de Ibagué Pastoral Social, con una cláusula de destinación específica que nadie puede tocar y si algún día Prodihogar se acaba, tendrá que servir para otra institución similar.

Hoy esta fundación es una de las que más beneficio trae a las personas que esperan otra oportunidad de vivir.

El agradecimiento, la mayor recompensa

“Una vez llegó de Lérida un señor con una bolsita, traía a su esposa y a sus hijos, cuando se presentó le dijo a su familia, ‘quiero que conozcan la casa donde mi mamá pasó sus ultimas noches’, entró a la habitación, lloró y recordó: ‘El mejor día de mi mamá fue el último de su vida en Prodihogar’; luego, mientras me pasaba la bolsita que contenía una panelita, un cuarto de lentejas y dos pastillas de chocolate me dijo, ‘soy muy pobre y no tengo cómo pagarle, pero le pido a Dios que los bendiga’, me dio un beso en las manos y lloró”.

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Momentos de nostalgia

Por Prodihogar han pasado cientos de pacientes, pero dos casos muy tristes han marcado a ‘Monaguillo’, uno con una mujer de Cunday a quien le decía la ‘Comandante Teodora’, pues hace 25 años no permitió que un comandante de la guerrilla se llevara a su hijo, y antes de fallecer, un Día de la Madre, bendijo a su descendiente.

“Es duro saber que no volveremos a ver a una persona, yo la iba a grabar para que le enviara un saludo al director de la EPS que la dejó morir, pero cuando la veía directo a los ojos, me quedaba sin palabras.

Otro caso, y que sucede con frecuencia, es el de una mujer de Villarrica, quien esperó ocho meses la autorización de dos exámenes, y antes de morir fue una hermana y se le llevó el celular donde veía las novelas, y dejó una tarjeta con un mensaje: ‘Este es mi número, cuando se muera me llama para venir por el cadáver. Es duro, porque si la familia no colabora, los enfermos se desploman”.

Cama hasta para el acompañante

Es importante que el enfermo permanezca con un acompañante, aunque esto genere más gastos para el Hogar de Paso, pero la importancia de una firma al momento de un procedimiento es necesaria.

“Tuvimos una paciente que justo el día que la dejaron sola le dio el ‘patatús’, en el hospital necesitaban entubarla y la hija ya estaba en Prado, llegó sobre el mediodía y a las 8 de la noche murió. Por protocolos médicos tiene que haber un acompañante, además, la compañía es buena”.

¿Cómo obtener este servicio?

Según Carlos Gómez, un paciente de cáncer, puede hablar con la trabajadora social de la clínica y ella se contacta con Prodihogar para la remisión: “Siempre deben estar avalados por el oncólogo”.

DATO 

Quienes deseen apoyar esta labor, pueden enviar sus donativos a la avenida Primera N° 22 - 35 o llamar a los teléfonos 2610376 - 3115204820

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Credito
ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS

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