No es un adiós sino un hasta pronto, doctor Isaza

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Como un hombre íntegro, entregado y amable se describe al doctor Pablo Isaza, un hijo adoptivo del Tolima, considerado como una de las mayores eminencias del departamento y el país, y que dejó un gran legado en el campo de la medicina.

Isaza, era egresado del Colegio San Simón de Ibagué, institución donde vivenció importantes experiencias con los grandes amigos de su vida, Carlos Martínez y Mario Vanegas, con quienes forjó una amistad que duró más de 75 años.

“La amistad de nosotros comenzó desde que entramos a hacer Quinto elemental en el San Simón e hicimos todo el bachillerato juntos”, contó Vanegas.

Pablo se destacó por ser un joven inquieto, siempre activo en diferentes áreas como el deporte, cine, música y literatura, constantemente interesado en retroalimentarse intelectualmente y profundizar en sus pasiones.

“Éramos los mejores jugadores de béisbol del colegio, y estuvimos en el equipo de natación cuando solo había un club con piscina en Ibagué; representábamos al Tolima en diferentes competencias de natación en varias ciudades”, agregó Martínez.

Pablo solía recorrer la ciudad en bicicleta con sus amigos, y jugar en las calles del barrio La Pola, donde creció y vivió su adolescencia caracterizada por ser tranquila, “teníamos nuestras épocas bohemias, nos reuníamos los sábados a tomarnos nuestros ‘traguitos’ en un bar que se llamaba ‘La Estrella’; cantábamos, echábamos cuentos y nos divertíamos mucho con un grupo de unos 10 amigos”, refirió Martínez.

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El doctor Pablo sobresalió por ser una persona amable, que le ofrecía su amistad a todos, y que se comprometía tanto en el ámbito profesional como en el personal, por ende que sea descrito como una pesona leal, solidaria, preocupada por el prójimo y un gran confidente.

“Pablo era un excelente amigo que se preocupaba por apoyar y ayudar a los demás, aconsejaba. Era un hombre sabio que adquirió conocimientos universales, un humanista, historiador y escritor”, afirmó Martínez.

Se dice que cuando la amistad es verdadera perdura, y así pasó con Mario, Carlos y Pablo, los tres amantes de la música clásica, el cine francés y la literatura, quienes se reencontraron después de la época escolar en Bogotá, donde compartieron los tiempos de universidad, y después, a pesar de las distancias laborales, volvieron a verse constantemente, siempre contando el uno con el otro.

 

El amor

En el barrio La Pola se escribieron grandes historias de Isaza, allí nacieron sus grandes amistades y conoció al amor de su vida, Clara Inés Vargas, con quien duró 52 años casado y sostuvo una relación de aproximadamente 60 años.

Como todo un romántico, se entregó por completo a una mujer, quien lo acompaño en cada momento de su vida desde sus éxitos profesionales, académicos y personales hasta en los años más difíciles de su vida.

Es por esto que Vargas describe a su esposo como un gran hombre, “era muy humano y generoso, una persona muy especial. Se caracterizó por ser sencillo e inquieto intelectualmente. Fue un gran padre y esposo, una persona maravillosa”.

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Isaza se enamoró por completo de Clara, se conocieron gracias a sus padres, quienes eran amigos. Después de su matrimonio se volvieron inseparables, donde iba Pablo, estaba Clara apoyándolo, dedicando su tiempo y esfuerzo; juntos conocieron el mundo.

Fruto de ese amor nacieron Juan Pablo y Ana María, a quienes Pablo protegió, comprendió y les demostró ese instinto paternal, sobresaliendo como un gran hombre.

Cabe destacar que dentro de sus cualidades también estaba el ser bromista, pues le gustaba hacer reír a la gente y conservar el sentido del humor.

 

Recorrido

Su amplio trayecto académico y laboral le permitió conocer el mundo, por esa razón el doctor Isaza vivió con su esposa e hijos alrededor de 25 años fuera del país, para siempre volver a las tierras cálidas del Tolima con las que se encariñó, y a las que les entregó los últimos años de su vida.

En esa época se dedicó a la escritura, una de sus mayores pasiones, “Le gustaba mucho escribir sobre la historia, hizo uno o dos libros sobre la evolución de los hospitales y los centros de salud del Tolima”, mencionó el ingeniero Hernando Bonilla, con quien Isaza sostuvo una amistad de más de 20 años.

Bonilla asistía con Pablo a las tertulias musicales que se desarrollaban en el Círculo Social de Ibagué, donde fortaleció la amistad con Pablo, a quien describe como una apasionado de la historia.

Hernando recuerda que su amistad con Pablo nació después de su regreso al país, de trabajar en el exterior; contó que Isaza era muy amigo de su hermano mayor, quien también era médico, por lo que conoce gran parte de la vida del doctor.

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“Era un gran médico general, que es lo que hace falta ahora, tenía un ojo clínico extraordinario. Además era una persona muy humanitaria, no le negaba su amistad a nadie, ni mucho menos negaba los servicios de salud por dinero”.

Isaza será recordado como un amigo, esposo, padre y profesional inmejorable, querido por todos. Un completo ejemplo de vida para todas las generaciones, por lo que debe ser rememorado por siempre. ¡No es un adiós sino un hasta pronto a un grande!

 

Exequias

Las exequias se llevarán a cabo hoy a las 10 de la mañana en la Catedral.

Credito
LINA FONSECA

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