Sin Jobs, Apple queda en buenas manos

Steve Jobs renunció a su cargo como director ejecutivo de Apple esta semana, recomendando a Tim Cook como su reemplazo. La junta directiva de la empresa nominó oficialmente a Cook como nuevo líder de la compañía el pasado jueves, lo que parece confirmar que este ‘mago organizacional’ al que se le achaca el éxito financiero de la empresa será su nuevo director.

En una carta dirigida a los empleados de Apple, Steve Jobs cumplió su promesa de ser él mismo quien diera la noticia de su abandono del cargo como director de la empresa, que en adelante quedaría oficialmente en manos de Tim Cook, el hombre que se ha encargado de liderar la empresa desde que Jobs empezó a ejercer su cargo desde casa el pasado mes de enero, por problemas de salud.

Cook será el encargado de retener para Apple el título de la empresa de tecnología más valorada, y tendrá la tarea acaso más retadora de sostener a la compañía como un motor de innovación tecnológica.

En un bar de Sushi
El retiro de Steve Jobs como director ejecutivo de Apple ha motivado a otras personalidades de la industria a recordar anécdotas sobre su relación con uno de los hombres más influyentes del mundo tecnológico en las últimas décadas.

Quizá la más popular de todas fue narrada por Vic Gundotra, quien contó que Jobs lo había interrumpido mientras atendía a servicios religiosos un domingo, para advertirle que iba a cambiar el logo de la aplicación de Google para el iPhone. Todo porque el color amarillo de la segunda ‘O’ en el nombre de la empresa no era el correcto.

Jobs es un hombre de detalles. Tim Wu, el abogado que acuñó el término Neutralidad en la Red, dice que el exdirector de Apple “se sentiría igual de cómodo en la Inglaterra victoriana que en un bar de Sushi”. Para él, y para muchos otros, esta es la característica que define a Jobs y a Apple; un director y una empresa de tecnológica obsesionados con la perfección.

La simpatía de Jobs por la minuciosidad se tradujo en toda una filosofía para Apple, que hoy se evidencia en todos los procesos de la empresa, desde el desarrollo de su software hasta el funcionamiento de sus tiendas exclusivas, sin olvidar el diseño impecable de sus dispositivos.

Uno dos
Bajo la dirección de Jobs, la compañía que logró convertir a la tecnología en algo divertido y atractivo, aún para los más inexpertos, consiguió además imponer límites a sus usuarios precisamente para liberarlos de las complejidades de otros sistemas; una combinación de estrategias que ha demostrado ser extraordinariamente provechosa y rentable.

Pero la esencia del Apple de Jobs no se limita a las ventas y las ganancias; controlando de cerca cómo interactúan los usuarios con sus productos, hasta los detalles más pequeños, Apple no sólo creó sistemas que podían ser usados por cualquier persona, sino también una cultura de disfrute de la tecnología. Incluso de adoración por ella.

Sus partidarios consideran a Apple como la precursora de una época donde existirán dispositivos cada vez más fáciles de usar y que requerirán de menos manipulación. Los críticos de la empresa advierten que en algunas áreas, por ejemplo en lo que respecta al permiso para desarrollar software para sus dispositivos móviles, el modelo de control estricto de Apple despierta preocupación.

Y en medio de estas y otras de las mayores controversias del mundo tecnológico moderno, ha estado Steve Jobs.

¿Poco impacto?
Steve Jobs dejó su posición como director de Apple después de meses de ejercer el cargo desde su casa, mientras se recupera de un cáncer de páncreas. Ni él ni la empresa han dado una razón oficial para su retiro; cualquier teoría al respecto es especulación. Lo seguro es que la junta de la empresa ha nominado para reemplazarlo a Tim Cook, un “genio financiero, en buena parte responsable de las ganancias de la empresa”, según la publicación Portafolio.

Y aunque las acciones de la empresa han descendido desde el anuncio del retiro de Jobs, los inversionistas y fanáticos de la empresa tienen pocas razones para temer; en realidad Tim Cook lleva varios meses encargándose en la práctica de dirigir a Apple, mientras Jobs ejerce su cargo a dis­tancia y con responsabilidades reducidas.

En otras palabras: el cambio de Director Ejecutivo puede representar mucho para el espíritu de la empresa, pero el impacto real en las operaciones de Apple podría ser leve.

Originalidad sostenida
Tim Cook es visto en la industria como un ‘mago organizacional’. Desde 1998, el ejecutivo  acompañó a Jobs en el proceso de salvar a Apple de la bancarrota y convertirla en una de las compañías tecnológicas más exitosas de la última década. Pero en esa ­car­rera hacia el éxito, que em­pezó con el iPod y terminó con el iPad, el aporte de Cook fue espe­cialmente corporativo y no innovador.

El futuro director no está preocupado. El jueves una declaración suya afirmaba que “Apple no va a cambiar. Steve construyó una compañía y una cultura sin par en el mundo y vamos a ser fieles a ellas. Está en nuestro ADN”.

En manos de Cook, Apple continuará su búsqueda por la perfección digital, pero será este nuevo director quien tendrá que decidir dónde deben ser trazados los límites del control y las restricciones en los nuevos productos de la empresa. Para bien o mal del mundo tecnológico.

Credito
JUAN MARTÍNEZ MARTÍNEZ

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