Fobias y enfermedades de la tecnología

Son muchos más los casos en los que la tecnología consigue curar enfermedades, e incluso reparar defectos de nacimiento que impiden a las personas moverse, oír o incluso ver. Pero hay algunas personas que se sienten ofuscadas por su avance, y sienten que los dispositivos que ahora inundan el mundo los aterrorizan o enferman.

Una ciudad de refugiados de las ondas electromagnéticas, infanticidios relacionados con videojuegos que reúnen a miles de personas en Internet, pánico de perder la conexión al mundo a través de un celular, la fobia más común en los seres humanos curada por realidad aumentada, y un total de 100 mil años invertidos en revisar cuentas de Facebook cada mes, solamente en Estados Unidos.

Conforme la tecnología moderna invade cada rincón del espacio y cada minuto de la vida en las ciudades, son más los que se sienten perseguidos, o abrumados por ella.

Exilio tecnológico

Su nombre es Hipersensibilidad Electromagnética, y no está oficialmente catalogada como una patología. Pero eso no impide que centenares de personas se autodiagnostiquen la enfermedad.

En Estados Unidos cinco por ciento de la población considera que padece de sus síntomas, que incluyen mareo, dolor de cabeza y dificultad para concentrarse cuando se ven expuestos a las ondas producidas por las torres de telefonía celular, o de las redes caseras de Wi-Fi.

Algunas de estas personas, como Diane Schou, decidieron refugiarse de las ondas amenazadoras en Green Bank, West Virginia, un pueblo convenientemente ubicado en un área donde está prohibido instalar torres de telefonía o redes Wi-Fi, para que no interfieran con las antenas del sistema de defensa de Estados Unidos.

Quizá el caso más crítico es el de Debbie Bird, una ciudadana inglesa de 39 años, quien vive en una ‘jaula de Faraday’; una estructura de metal conductor que bloquea los campos eléctricos, para evitar que su frente y cejas se hinchen e irriten por la exposición a los dispositivos tecnológicos modernos.

¿Simple ansiedad?
Un caso muy diferente al de personas como Diane o Debbie lo viven quienes padecen de nomophobia: el miedo de quedar desconectado del mundo a través de su teléfono móvil, bien sea por medio de llamadas, mensajes de texto, o su conexión a Internet 3G.

Un estudio de la organización británica YouGov encontró que los mayores temores de los usuarios de teléfonos móviles son “perder su teléfono, quedarse sin batería o saldo para llamar, o quedarse sin cobertura”.

Entre los más de dos mil encuestados, 58% de los hombres y 48 por ciento de las mujeres afirmó sentir nomophobia. La cifra ha hecho pensar a médicos y psicólogos que, más que una fobia, se trata de un fenómeno de ansiedad corriente, similar a la que se sienten los prometidos el día de su boda o miles de personas antes de visitar a su dentista.

Adicción en línea

Un estudio de la firma Nielsen publicado en septiembre reveló que los usuarios de Facebook en Estados Unidos invierten un total de 53 mil millones y medio de horas en la red social, cada mes. Esto equivale a 100 mil años de navegación en la plataforma cada mes, únicamente en Norteamérica.

Pero aunque algunos usuarios de Facebook pasan cientos de horas a la semana en la plataforma, la red social no ha sido protagonista de los casos más escandalosos de exceso digital. En junio de 2005, una pareja de padres coreanos dejó a su bebé en casa para jugar World of Warcraft en un café Internet. Al regresar 5 horas después, encontraron que el niño había muerto por asfixia.

El caso resultó especialmente controversial porque, a pesar de que la negligencia de los padres causó la tragedia, World of Warcraft ya se había hecho conocido como un juego particularmente adictivo.

En la actualidad existen portales como WoWDetox.com dedicados exclusivamente a ayudar a exjugadores del título a ‘desintoxicarse’ y reencontrar alegría en la vida fuera del juego. Por su parte la doctora Maressa Hecht Orzack, psicóloga del hospital McLean de Massachusetts, considera que 40 por ciento de los jugadores del título tiene una relación de adicción con él.

Curación por realidad aumentada

La tecnología móvil puede haber creado fobia a las ondas electromagnéticas, o a la idea de quedar súbitamente desconectado del resto del mundo, pero el año pasado un equipo de investigadores de la Universidad Jaime I en España descubrió que también puede usarse para curar fobias existentes.

Aún sin son tan comunes como la fobia a las cucarachas.

Los investigadores usaron un sistema de ‘realidad aumentada’, una técnica que consiste en superponer elementos digitales a escenas de la vida real capturadas por una cámara digital, para someter a los pacientes a un encuentro virtual con el objeto o animal que les causa pánico.

Los pacientes, por ejemplo, ponen sus manos sobre una mesa, y en una pantalla ven cucarachas virtuales pasar sobre ellas. Los investigadores descubrieron que el cerebro no reacciona de forma tan violenta a estas experiencias, presumiblemente porque sabe que se trata de un engaño. Pero, sorprendentemente, el tratamiento consigue que los pacientes se familiaricen con la situación y su fobia se aplaque.

Miedo progresivo

La más general de las fobias hacia la tecnología es aquella que describe el miedo a cualquier dispositivo avanzado o descubrimiento que pueda llevar al avance técnico, un desorden adecuadamente llamado tecnofobia. Aunque se conocen casos particulares desde la era de la revolución industrial, la tecnofobia es más comúnmente atribuida a comunidades enteras, ya sean reales y radicales como los Amish o fantásticas y moderadas como los pueblos de la Tierra Media de Tolkien.

Y aunque el avance de la ciencia y la tecnología es más famoso por curar enfermedades, aprovechando incluso la radiación para curar a pacientes de cáncer, es probable que en el futuro haya cada vez más personas que sientan miedo y aversión hacia el fenómeno, y hacia las consecuencias deshumanizadoras o catastróficas que podría tener.

Credito
JUAN MARTÍNEZ MARTÍNEZ

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