¿Qué le espera a la sonda que aterrizó en el cometa?

A pesar de que sus arpones no anclaron la sonda a la superficie del cometa, Philae lleva a cabo experimentos para determinar si los cometas son realmente ‘vehículos de la vida’, y para entender mucho mejor estos cuerpos celestes.

Después de un viaje de 10 años, el satélite Rosetta logró entrar en la órbita del cometa P67/Churyumov–Gerasimenko, y liberó a la sonda Philae para que esta aterrizara en su superficie; un evento sin precedentes en la historia de la exploración espacial.

A pesar de la complejidad de la misión hasta este momento, el verdadero viaje de la sonda apenas comienza. Aunque una falla en los arpones que debían anclarla al cometa amenaza con acortar el tiempo que durará la misión.

¿Por qué 10 años de viaje?

La distancia actual entre la Tierra y el cometa donde aterrizó Philae el pasado miércoles es enorme: 510 millones de kilómetros. La Estación Espacial Internacional, por ejemplo, orbita la Tierra a sólo 437 kilómetros en su punto más distante. Los satélites más lejanos están en órbitas de alrededor de 35 mil kilómetros de distancia de la Tierra.

Incluso el Sol está más cerca que Roseta, Philae y el cometa en este momento, a 148 millones de kilómetros de distancia.

Aun así, la distancia hubiera podido recorrerse en mucho menos tiempo. Pero en el espacio existe un gran limitante: el combustible, así que hay que hacer uso de todos los recursos disponibles para economizarlo. Y el recurso favorito de los científicos son las ‘asistencias gravitacionales’.

A simple vista la maniobra puede parecer mágica. Una nave, sin necesidad de quemar combustible, puede tomar impulso con un planeta para acercarse a otro planeta o, en el caso particular de Rosetta y Philae, al cometa P67/Churyumov–Gerasimenko.

La mecánica orbital revela el misterio: la nave aumenta de velocidad al acercarse a un planeta, pero la pierde cuando se aleja. Su velocidad de entrada y de salida respecto al planeta es igual; no hay ningún truco. Pero después de la maniobra, la velocidad de la nave respecto a otros planetas o cometas en el sistema solar es diferente.

Los científicos de la ESA usaron esta maniobra con precisión quirúrgica, no una ni dos veces, sino cuatro: una vez con la Tierra, una vez con Marte, y dos veces más con la Tierra, para llevar la sonda al cometa sin gastar una cantidad extraordinaria de combustible. Y de dinero.

La habilidad de los científicos de la ESA y el uso de las asistencias gravitacionales hicieron de Rosetta una misión relativamente económica. Su costo total: 1.400 millones de euros.

El mismo dinero puede comprar sólo 4 aviones Airbus A380.

Cada ciudadano de la Unión Europea pagó, a lo largo de los 19 años que duró la misión incluyendo investigación y desarrollo previo al lanzamiento, un total de 3.5 euros. Por contraste, cada persona que fue a ver la película Interstellar esta semana pagó en taquilla 8.5 euros.

Dinero bien invertido

Pero Rosetta no sólo consiguió alcanzar el cometa, sino que logró llevar a cabo una maniobra todavía más exacta: lanzar la sonda Philae a la velocidad apropiada para que aterrizara sobre la superficie de su núcleo, a una velocidad de sólo 1 centímetro por segundo. Philae, sin embargo, tuvo problemas para disparar los arpones que lo anclarían a la superficie del cometa.

Entre millones de variables, un único error. Y aunque hubiera podido salir costoso, su velocidad ultrabaja hizo que en lugar de ‘rebotar’ contra el cometa y volver al espacio, la sonda rebotara unos metros, volviera a caer a la superficie, y rebotara una última vez para finalmente quedar en el suelo del cometa.

El viaje de Philae apenas empieza

La sonda Philae, con 100 kilogramos de masa, tiene la misión de permanecer por lo menos una semana sobre la superficie del cometa. Como no está anclada a la superficie por la falla de sus arpones, la sonda bien podría durar menos tiempo antes de ser disparada de nuevo al espacio.

Pero el equipo a cargo de Philae analiza la posibilidad de disparar los arpones, porque idealmente, la sonda debe quedarse en el cometa varios meses.

¿Por qué? Primero que todo, porque sus 10 instrumentos tienen que llevar a cabo toda clase de experimentos y retornar datos a la Tierra.

Más importante que esto, es el hecho de que el cometa empieza a aproximarse al Sol y, durante los próximos meses, alcanzará el punto más cercano a él en su órbita. En otras palabras: el cometa empezará a ‘derretirse’ y a cambiar de forma cada vez más rápida. Y violenta.

Tomar datos sobre el estado del cometa durante este proceso sería ideal para la misión.

¿Qué esperan encontrar los científicos?

Una de las teorías sobre las que Philae podría arrojar luz es la que acusa a los cometas de ser ‘vehículos de la vida’, capaces de cargar los ingredientes para la vida inteligente entre un planeta y otro, explicando por qué la vida podría haber sobrevivido no sólo en la Tierra, sino también en otros planetas del sistema solar, en distintos momentos de su evolución.

Credito
JUAN MARTÍNEZ MARTÍNEZ

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