El deporte aprende a vivir con las nuevas tecnologías

Aunque hasta ahora ha sido poco receptivo a los avances tecnológicos, el deporte en general comienza a asimilar y a beneficiarse de los nuevos desarrollos en el alto desempeño atlético.

Cada día se hace más importante el aporte de las nuevas tecnologías al deporte, no solamente en el área del arbitraje en las distintas disciplinas, que cada vez se acepta más, sino en el más complejo mundo del rendimiento mismo de los atletas.

De hecho, aunque los desarrollos tecnológicos en casi todos los campos han avanzado a pasos acelerados en esta última década, en lo que toca al deporte su desempeño ha sido menor, tal vez porque, curiosamente, esta actividad netamente competitiva es bastante conservadora a la hora de ensayar con algunas novedades en ciertos campos.

A más tecnología, más rendimiento

Es de suponerse que en la medida en que los equipos de todos los deportes adquieran más tecnología, tendrán mejores resultados en el ámbito competitivo, pero la verdad es que, aunque esto puede ser cierto, hay un tiempo de pruebas y adaptación a los desarrollos, que pueden retrasar temporalmente el rendimiento de los atletas, cosa que nadie está dispuesto a aceptar.

Este ha sido seguramente el mayor obstáculo para que la tecnología haya afectado al deporte en la misma gran proporción en que lo ha hecho con otras actividades humanas como la medicina, por ejemplo, los viajes espaciales o las comunicaciones.

Sin embargo, en el último tiempo, como lo afirma la agencia AFP, los deportistas utilizan cada vez más la tecnología y aparatos electrónicos para medir su desempeño... y el del vecino.

Salud y actividad física

“El deporte del gran público en particular, se ve especialmente afectado por este fenómeno porque una gran parte del mercado de los gadgets electrónicos está ligado a la salud, a la actividad física”, afirma Arnaud Saurois.

Este maestro de conferencias asociado a la Universidad de Poitiers, especialista en gestión deportiva, ha inventariado centenares de aparatos que miden el rendimiento, hacen análisis e incluso fijan objetivos y apuntan posibles mejoras para el deportista o su entrenador.

Además del apoyo a los deportistas ocasionales, para lo que puede ser casi un juguete, los aparatos electrónicos aportan hoy en día, gracias al incremento de su precisión, un verdadero valor añadido a los deportistas de élite.

Así, una raqueta conectada a un ordenador la utilizan tanto los amateurs como los tenistas profesionales, que gestionan su entrenamiento gracias a los registros que captan los sensores instalados en el mango.

Hoy día, los sensores que registran las actuaciones sirven para todo: en los remos, entre los omoplatos de los judocas, en el tobillo de los patinadores... Fue Brian Joubert uno de los primeros deportistas franceses de alto nivel que utilizó aparatos electrónicos para perfeccionar su técnica en el cuádruple salto.

‘Cuantificar la perfección’

No tiene nada que ver el conocido como ‘entrenador personal’, que se vende en las grandes tiendas deportivas, accesible por una decena de euros, y el material para algunos privilegiados que gastan miles de euros por una aparato de alta tecnología.

Pero en los dos casos, hay una gran tentación de medir tus cualidades, de lanzar desafíos a tus camaradas de entrenamiento al colgar tus resultados en internet.

“Los sensores son muy útiles en el entrenamiento para repetir gestos hasta que sean perfectos, y cuantificar la perfección. Además es muy entretenido para los jugadores”, juzga el entrenador de un club de balonmano, aficionado del “seguimiento deportivo”.

Cada vez más sofisticados

Según los expertos, las potenciales evoluciones son infinitas. Ahora, debería llegar al mercado brazaletes para tomar medidas fisiológicas (frecuencia cardiaca, pero también niveles de glucosa y lactosa, por ejemplo).

Más allá de los aparatos, el deporte en su conjunto ha dado el paso hacía el 2.0. Hoy, nadie concibe un estadio sin conexión wifi. En los recintos deportivos, los espectadores están cada vez más armados con pantallas en las que comentan e ilustran el espectáculo que han pagado por ver.

Credito
JUAN MARTÍNEZ MARTÍNEZ

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