Sin agua y sin soluciones: la ‘sequía’ en la comuna 7

Crédito: Hélmer Parra / Suministradas / EL NUEVO DÍA.Una ‘encrespada’ reunión se llevó a cabo entre los habitantes del barrio El Salado y funcionarios del Ibal.
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Durante todo marzo, la comunidad sufrió debido a la intermitencia en el servicio de agua, a tal punto que varios habitantes tomaron diversas acciones para exigir la presencia del Ibal.
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Marzo no fue la mejor temporada para los habitantes de la comuna 7. Por cuenta de la ola invernal, la bocatoma Chembe, que abastece a la comuna y a los tanques de La Alsacia, colapsó a raíz del aumento del caudal de la quebrada y el material de arrastre que trajo consigo la ‘creciente’.

La comunidad, que completó casi un mes sin suministro hídrico, tiene dificultades para desarrollar actividades de la vida diaria como preparar alimentos, bañarse, hacer aseo y despachar a los jóvenes a sus colegios.

En ‘jaque’, algunos habitantes llegaron al límite de tener que reunir agua de la lluvia con baldes para poder abastecerse del preciado líquido. La situación obligó al Ibal a trasladar carrotanques a algunos hogares para mitigar la problemática. 

Miguel Gordillo Hernández, presidente de la JAC de El Salado, indicó que la situación con el suministro es recurrente desde hace muchos años. “Tras el proceso de urbanización en la comuna, el Ibal no agrandó el tanque de La Alsacia ni tampoco adecuaron la bocatoma Chembe. Por eso, cuando habilitan el suministro de agua por las mañanas, dura unas cuantas horas y se suspende hasta la medianoche”.

Y agregó que, “cuando habilitan el suministro, llega con baja presión, por lo que no sube el líquido ni siquiera a los segundos pisos de las casas. Llevamos así alrededor de tres semanas”.

Frente a la situación, Hernandez comentó que la comunidad de El Salado llevará a cabo una asamblea en donde se pactarán actividades de protesta en caso de no obtener una solución concreta por parte del Ibal.

En la urbanización El Limón también manifestaron inconformidad por la escasez del líquido. Neil Acosta, presidente de la JAC del barrio, dijo que: “A veces duramos ocho días sin que nos llegue el suministro. La gente que vive en este barrio tiene algunos tanques de 500 litros que duran dos días como mucho. Por parte del Ibal siempre escuchamos que mejorarán el servicio, pero sentimos que son las mismas ‘evasivas’ de siempre: ‘con el verano se limita el agua y con el invierno se dañan las bocatomas’”.

 

Operarios del Ibal trabajando sobre la bocatoma de Chembe.

 

En el barrio Montecarlo, los habitantes también acudieron a recolectar las aguas lluvias. Mery Poveda, presidenta de la JAC de la urbanización, explicó que “el crecimiento poblacional, las constructoras, la cantidad de piscinas, los ‘lavaderos’ de carros y el tubo que inyecta agua a la invasión de La Palmilla, ocasionó que desde hace cinco años disminuyera el suministro”. 

Y acotó que “el tema de modernización es más que adecuar el acueducto, creemos que la medida inmediata es construir nuevos tanques de almacenamiento. Los tubos son muy antiguos y ha habido fugas en algunos puntos de su tránsito”.

Otra visión expresaron los habitantes del barrio San Lucas, quienes además de la falta del suministro, denunciaron una exagerada variación en el precio de los recibos del agua. Rubiela Castellanos habitante del barrio, mencionó al respecto que “a la comunidad le están llegando los recibos con una variación muy exagerada en su costo. En mi caso, pagaba 23 mil pesos hace dos meses, para marzo el recibo me llegó en 37 mil”.

Además, Castellanos contó que la comunidad elaborará un derecho de petición que será radicado ante el Ibal y la Superintendecia de Servicios Públicos. Agregó que de no ser atendidos, elaborarán una acción de tutela amparando el derecho de vida digna y, a su vez, harán manifestaciones sobre las vías de la ciudad.

 

‘Acalorada’ reunión

 

La entidad Ibal acudió al salón comunal del barrio El Salado para dialogar con la comunidad respecto a las intermitencias en el servicio. EL NUEVO DÍA hizo presencia en el lugar, donde se evidenció un tenso ambiente entre los habitantes afectados y las explicaciones de la empresa. 

Hubo gran asistencia al recinto comunal. Cuando inició el descargo de actividades por parte de Erika Palma, gerente del Ibal, la comunidad empezó a lanzar improperios y cuestionamientos a la funcionaria por la poca gestión que se ha adelantado hasta el momento. “¿Por qué en los torreones sí llega el suministro de agua?” o “estamos cansados de lo mismo, siempre son las mismas promesas” gritaron varios residentes. 

“La situación la tenemos que enfrentar la Administración Municipal, la empresa y esta gerencia. La problemática es que las turbiedades son altas en la planta de Chembe”, expuso Palma ante la comunidad. 

 

Un largo trabajo

 

En la reunión comunal, la funcionaria mostró las diferentes épocas en las que el sector tuvo inconvenientes con el suministro del agua. En un histograma expuesto en la reunión, la entidad expuso que desde el 2016 hay intermitencias en la zona, pero nunca tan acentuadas como en marzo del presente año.

 

Varios habitantes optaron por reunir agua de la lluvia y de los carrotanques para solventar sus necesidades.

 

La empresa refirió al respecto que están trabajando en la conexión de una línea de conducción existente hace más de 22 años, la cual se encontraba deshabilitada, para que el tanque La Alsacia tenga nivel con agua tratada de Combeima y Cay. La tubería ubicada en la calle 103 conducirá aproximadamente 70 litros por segundo de agua a través de tubería de ocho pulgadas, asegurando el líquido vital a los más de 6.600 usuarios afectados.

A su vez, la empresa se comprometió en habilitar una línea de acueducto lineal sobre la calle 106.  “Adicionalmente, como otra alternativa técnica estamos rehabilitando una tubería de más de 400 metros lineales en diámetro de 4 pulgadas que nos va apoyar en el suministro de agua a nuestros usuarios y de esta manera, dar las soluciones a la falla en el acceso al líquido vital”, puntualizó la funcionaria. 

 

Dato

 

Según el Ibal, en lo transcurrido de marzo el servicio ha estado suspendido por 235 horas en total, en promedio 8.7 horas al día.

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Credito
Redacción Ibagué

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