Carta a un columnista: Señor Eduardo Durán Gómez

Frente a su columna publicada el día de ayer en este diario (27 de enero), sobre la indigencia en Colombia, con el debido respeto que usted merece, me permito decirle que la óptica desde donde usted mira el problema es muy reducida,

porque al menos en Ibagué lo que pasa con la indigencia es muy diferente a la lectura que usted le da, por lo tanto lo invito a que recorra más la ciudad y se dará cuenta de la realidad.

Es bien cierto que el estado constitucionalmente está en el deber de proporcionarle y garantizarle a cada ciudadano colombiano una vida digna, pero no está obligado a traer consigo problemas gerenalizados de inseguridad y de higiene para el colectivo es decir para la sociedad común y silvestre, y no digo que para la sociedad de bien porque en Colombia la mal llamada sociedad de bien son los mismos ladrones y corruptos de cuello blanco.


Yo he dicho que el sector hotelero en Ibagué no se puede quejar porque todos los días llegan turistas nuevos, estos turistas son atraídos casualmente por la buena vida que se da aquí, pero estos en su gran mayoría son ladrones disfrazados de indigentes, son los que mueven el gran negocio de las vichas, es decir el microtráfico del bazuco, son los que no respetan a nadie, ni siquiera a la policía, son los que ofenden y amenazan a los ciudadanos sino les dan lo que usted llama limosna, los que mantienen las calles de la ciudad en un completo cagadero porque es obvio que todos los días defecan.


Claro está que este problema no lo sufren los altos funcionarios públicos que van de la casa a la oficina o al club y viceversa, disponiendo de su carro así sea pagado con los impuestos de los contribuyentes es decir el pueblo, lo sufre el ciudadano de a pie, es por eso que ninguna autoridad local o departamental y/o entes administrativos les haya en ningún momento preocupado el gran problema que vivimos, ni mucho menos les ha interesado el aumento día a día de esta población en la ciudad.


Espero señor haberle hecho una claridad sobre el terreno, y que siempre es muy importante hacer un trabajo de campo y untarse un poco de la pomada, antes de preocuparse e insinuar inversiones con futuro de pérdida.


Finalmente, creo que el Ejército como institución del Estado si podrá contribuir a menguar esta proliferación de la indigencia, toda vez que en esta población existen muchos en edad y en condiciones de salud aptos para prestar el servicio, además de que así no perseguirían tanto los jóvenes que quieren trabajar y estudiar y que son sanos en todo el sentido de la palabra.


ULISES ANDRADE MATTA
C.C. 14.217.101 de Ibagué

Credito
EL NUEVO DÍA

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