Una democracia gobiernista

El presidente Santos está armando una democracia gobiernista. Ha barrido para adentro, llevándose a casi todos los partidos para que le colaboren en su Gobierno.

Sólo queda por fuera el Polo Democrático, que podría jugar un papel de oposición, pero tan desarticulado que seguramente no le hará mella, como quiera que el parlamentario más incisivo, Gustavo Petro, se salió del partido y ahora no le interesa hacer oposición.

 

Así que la democracia una vez más se desfigura, no obedece a los patrones que garantizan un buen Gobierno, cuando un partido o colación de partidos van al Gobierno y otro partido o coalición de partidos, a la oposición.

 

Generalmente los presidentes se la juegan para que la oposición no opere y más en un país como Colombia, en donde aquella sólo tiene unos cuantos derechos que no la hacen lo suficientemente atractiva. El Presidente, con una paciencia benedictina, ha logrado un “unanimismo” que no es bueno para la democracia.

 

Aquí se nota la diferencia con el gobierno Uribe, al cual no le importaba ganarse la antipatía de las corrientes partidistas y antes por el contrario las incitaba. El gobierno de Uribe producía oposición. Y no solamente de los partidos, sino de otros órganos del poder público, como el judicial, al cual lo retaba como si se tratara de una disputa entre partidos, el partido de Gobierno y el partido jurisdiccional.

 

Los magistrados se comportaban como parlamentarios, como si su misión fuera política y no judicial. Ahora se ha cambiado de modelo y todos quieren estar en el Gobierno. De ahí que haga falta una verdadera oposición, pero con prerrogativas que permitan hacer de ella un buen negocio y no como ahora, que es un pésimo negocio. Que exista un jefe de oposición, con estatus de tal y con las prerrogativas consiguientes a su investidura.

 

De lo contrario, seguiremos asistiendo a este juego en el que todos quieren llegar al Gobierno, por la vía que sea, como si las urnas no se hubieran expresado y los hubiera colocado al otro lado del espectro político, para cumplir las funciones de la oposición. No le hace un favor el presidente Santos a la democracia al propiciar esa fuerza centrípeta, que lo absorba todo y no permita la fiscalización.

 

Porque hasta la prensa se cansó de hacer oposición y los columnistas que antes vituperaban a Uribe, ahora ensalzan a Santos. Así que la prensa también se volvió gobiernista.

Credito
RAÚL PACHECO

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