Los verdes se acomodaron

Hace apenas un año que la ola verde captaba las simpatías no sólo de los amigos de Mockus y los otros tres mosqueteros,

sino la de muchos colombianos que aceptaron unas pocas pero atractivas ideas que Antanas presentaba a la sociedad, a manera de alternativa para cambiar un estado de cosas que se prestó para la ocurrencia de hechos reprochables, entre ellos los falsos positivos y la compra de votos para lograr la reelección inmediata, que rompió los equilibrios de los poderes institucionales de la democracia.

 

Esas manifestaciones de Mockus y sus amigos fueron suficientes para posicionar al Partido Verde en el espectro político del país, con una proyección presidenciable y de actuación en todos los poderes estatales. Si bien es cierto que hace unas semanas que Mockus se retiró del Partido Verde y se sabe que Sergio Fajardo, otro de los cuatro bastiones, tiene serias discrepancias por el reduccionismo con que sus compañeros de Bogotá han limitado la existencia del partido a lo que suceda con la candidatura a la Alcaldía de la capital, sin tener en cuenta que en las regiones hay cantidades de adeptos que se han quedado esperando las directrices y el acompañamiento en busca de fortalecer las simpatías e incrementar los seguidores en los territorios, esta agrupación aún existe en la mente de muchos ciudadanos.

 

Los verdes entonces debieron perseverar en las ideas que inspiraron su aparición como un nuevo partido y, además, formular una plataforma ideológica y programática clara, para difundirla por boca de los candidatos y la dirigencia en todo los lugares, sin despreciar determinadas alianzas con otras agrupaciones, sobre bases de coincidencias en materias fundamentales para el manejo de lo público.

 

Sin embargo, ocurrió lo que menos se esperaba y la dirigencia del Partido Verde se entregó, o mejor se acomodó, en manos de la coalición llamada de Unidad Nacional, que tejió desde sus inicios la actual Administración y a la cual, por la inexistencia de verdaderos partidos, se han venido sumando casi todas las agrupaciones políticas, en una muestra de que ninguna de ellas se quiere salir del círculo del poder y los beneficios del Gobierno.     

 

Lo anterior es incomprensible, ya que el Partido Verde aún, en medio de la crisis en que viene sumido, tiene simpatizantes en el territorio, que lo aclamaron por la independencia que hoy están entregando sus directivos, y que pueden aumentar a partir de la franja de opinión que no está contenta con el estado actual de cosas y convertirse en una fuerza política para mucho tiempo.

 

Son muchos los temas en los cuales pueden fijar su posición los verdes, coincidiendo con gran parte de la opinión colombiana: el valor de la vida, el respeto por los recursos públicos en el estado de corruptela actual, la necesidad de desarrollar un verdadero proceso de paz, el tema económico basado en la competitividad nacional y local, la inclusión y la equidad social.

 

El tema ambiental constituye un elemento ideológico de contenido internacional, que el Partido Verde debe colocar en el centro de sus concepciones y debe servirle como elemento diferenciante en su accionar. Es por todo esto que causa desencanto ver cómo los directivos verdes escogieron la fórmula política más fácil, meterse en el montón de los movimientos arropados por el Gobierno en una masa de agrupaciones carentes de planteamientos para el país de hoy y dispuestos a sostenerse con los gajes del poder de turno, por ello es que no se entiende esa adhesión a la Unidad Nacional. 

Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO C.

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