¿La vida y la tranquilidad de una familia, vale un celular?

Es doloroso e imperdonable saber que a un ser humano le arrebatan la vida y con ella los sueños, solo por apropiarse de su celular.

Las noticias más recientes reportan al joven abogado bogotano y dos semanas después a una joven enfermera, madre de familia, como víctimas de los delincuentes.  

Que en Colombia cada minuto hurten tres celulares y 194 por hora son un indicador estremecedor que no puede quedarse simplemente en la noticia y en la intención de modificar estos hechos, es algo que debe pensarse desde la misma población colombiana.

Sin embargo, Francisco José Lloreda Mera, alto Consejero para la Convivencia y Seguridad Ciudadana de Colombia, considera que las medidas en contra de este delito empezarán a surtir efecto a partir de octubre.

Sería conveniente que el Ministerio de Comunicación ordenara una tarjeta de propiedad para cada celular, que posea un ship, que impida su falsificación, de manera que el propietario siempre la porte, de lo contrario, tendrá que responder por qué lo posee.

Además, en el mercado negro deben demostrar que cada equipo cuenta con su tarjeta de propiedad original, de otra manera, se les incauta.


Hoy, la nueva tecnología de celulares viene con GPS integrado y con opciones de localización del dispositivo, que por medio de una conexión de Internet se puede localizar el móvil, haciendo un rastreo ubicando la zona donde se encuentra.


Pero, el Ministerio de Comunicación debe tener claro que el hurto de celulares no siempre tiene por objeto la venta completa del mismo, sino la venta de sus partes para repuestos, por ello, al delincuente no le afecta que desactiven el celular.  

Igualmente, hay un problema de conciencia porque cualquiera accede al mercado negro, hay una doble moral, cuando muchas personas, al igual que ocurre con los carros, compran las partes de manera más económica.

Por ahora, da la sensación de que los delincuentes desconocen la ley en contra del hurto de celulares y además de desconocerla, no son judicializados porque no se les denuncia.

De hecho, a 30 de mayo de 2012, las denuncias por este delito, se  redujeron a un 30 por ciento con relación al año anterior, en Bogotá.


Es tiempo que la gente proponga y sea parte de la solución y no del problema.  


Que haya más conciencia, que se creen más niveles de seguridad en la misma seguridad. Convoco a los lectores a formar parte de la solución, porque aquí estamos hablando de responsabilidad social, cada individuo es responsable de su grupo familiar y por lo tanto debe generar ideas, ser argumentativos, propositivos, para contribuir a la superación de este flagelo que llega a transgredir los límites de la vida.



Credito
INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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