La Calle:Y de los andenes, ¿qué?

Desde hace muchas décadas Ibagué ha crecido de manera desordenada y, como uno de los resultados palpables, la ciudad carece de andenes o los tiene inadecuados para el tránsito peatonal.

Nadie entiende que, por ejemplo, la avenida que de Mirolindo va a El Papayo, no tenga andenes en casi ninguna de sus cuadras, cuando esta avenida ha sido la vía de acceso desde Bogotá por muchísimo tiempo. Ni que a los negocios asentados en sus bordes no se les haya exigido la construcción de las vías peatonales en sus frentes.

Si hay planeación urbana, una de las actividades debe ser la de procurar que las vías, peatonales o no, tengan una continuidad en su superficie que permita el tránsito de vehículos, personas y animales, de una manera suave y fluida, además de segura. En las vías principales procurar que haya andenes amplios y con buenos antejardines que sean tales, y en los barrios, andenes suficientes para que los niños puedan montar en su triciclo sin riesgo y los adultos, mayores o incapacitados, puedan tener solaz en su tránsito pausado por la cuadra. Los andenes, frente a los garajes, deben tener prioridad en su altura para el peatón, no para el vehículo.


Si hay autoridad, todos los vecinos deben contar con andenes continuos en su superficie. Y si la vía es pendiente, el andén debe tener el piso muy similar al de la calle, aunque un poco más alto. No puede ser que cada edificación tenga un andén divorciado del de sus vecinos. Es increíble que haya andenes donde no se puede caminar, porque de una casa a la siguiente hay diferencias de altura que superan la capacidad humana de dar un paso. Y hay atrocidades. Vaya usted, amable lector, a la calle 21 entre quinta y sexta, y mire “el andén” enseguida de las instalaciones de Velotax. ¿Quién aprobó semejante adefesio? Y este hueco es solo un ejemplo, en una calle casi plana.


Es cierto que hay vías empinadas, donde es necesario que el peatón transite por escaleras. Pero no es cierto que frente a cada casa se pueda construir un andén horizontal y que el vecino pueda hacer lo mismo, con una pared entre los dos que obliga a las personas a salir a la calzada vehicular y a exponer su vida por un posible atropello vehicular, pero salvaguardándola del peligro de brincar de un andén al otro.


Si hay autoridad, el andén no debe ser ocupado por escaleras para llegar a diferentes pisos de las edificaciones. El andén es público en su integridad y las escaleras deben construirse dentro del lote privado. El andén es público, y las rampas de acceso a los garajes deben construirse dentro de los lotes privados.


Hay que preguntarse: ¿Quién fija los paramentos y niveles en Ibagué? y ¿Quién vigila y obliga al cumplimiento de esos parámetros? La respuesta corta es: El Alcalde, que es a quién elegimos. La respuesta más larga la debe dar la administración y contarnos qué se hace y qué se hará para desfacer el entuerto.


Otra cosa: Qué buena idea la de aquel funcionario que decidió pintar los pasos peatonales en los alrededores del Conservatorio, dándoles la imagen de un teclado de piano. ¡Enhorabuena!

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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