Por un lado, se agregan dos sectores al área urbana, uno en Aparco de 370 hectáreas y otro en la calle 145 de 740 ha. Los predios que se incluyen en estos dos sectores entrarán a tributar, seguramente, con la tarifa más alta del Impuesto Predial, precisamente porque están sin urbanizar y, de inmediato, pasarán a hacer parte de lo que los funcionarios llaman “lotes de engorde”. Esto hará felices a los alcabaleros locales. Para los ibaguereños, significa que habrá mayor disponibilidad de suelo urbanizable y podrán, los urbanizadores de Ibagué, encontrar lotes a precios asequibles (si es que no los tienen ya en esas zonas) que calmen su preocupación hecha pública de que en Ibagué no hay donde comprar lotes baratos.

Otro aspecto tiene que ver con la determinación de unos predios (que ya son urbanos) como “de desarrollo y construcción prioritaria”. Son 199 lotes cuya área suma 504 ha. Esto supone casi el 10% del área urbana de Ibagué que es de un poco más de cinco mil hectáreas. De estos 199 predios, los cien más pequeños suman, apenas, 52 ha. Los otros 99 comprenden las otras cuatrocientas cincuenta hectáreas.

Lo que se pretende con esta segunda parte del ajuste excepcional del POT, es que se genere suelo urbanizable. ¿Acaso, al estar dentro del perímetro urbano, no conforman esos 199 lotes suelo urbanizable? También se pretende, como se desprende de la exposición de motivos, que dos años después de aprobado este acuerdo, los predios de la lista que no se hayan construido, serán enajenados de manera forzosa por medio de subasta pública. Es decir, que los podrán comprar algunos poderosos personajes privados, en detrimento de sus legítimos dueños. Es cierto que hay una función social de la propiedad, pero no es cierto que en dos años se puedan urbanizar y construir 504 ha ni en tres años otras mil. Lo cierto es que Ibagué, en 460 años largos, ha desarrollado 4.500 hectáreas, si aceptamos (que no lo hago) que solo están vacíos los lotes de este proyecto.

Es posible, con edificios en altura, construir unas 150 viviendas por hectárea. Si hay que desarrollar, ya, 500 ha, ¿con qué plata y para cuales compradores se podrán edificar unas 75.000 soluciones de vivienda nueva en Ibagué, en dos años? Si para un plan nacional, se habla de 100.000 casas en tres años, con el presupuesto nacional como respaldo, ¿alguien cree, seriamente, que Ibagué hará casi lo mismo en menos tiempo? Creo que alguien en el municipio no ha hecho la tarea y está soñando con una demanda y una financiación inexistentes.

El lector debe saber que soy propietario de uno de los cien lotes pequeños de este proyecto.
Otra cosa: Qué malo que más de cien semáforos nuevos y sin usar, y los viejos retirados hace casi un año, estén abandonados en bodegas y patios, mientras aumenta el caos vial en Ibagué. Y qué malo que se hayan robado la fuente del Parque de la Música. ¿Valió la pena el ahorro pírrico del costo del celador, Alcalde?