Una mirada

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El jilosofoTorcuatro, él cambió la lira por un cuatro, pasaba una temporada en los Llanos resolviendo la cuadratura del círculo cuando aceptó la invitación de Vitelio, el en esa época prohombre liberal del Tolima (dizque el último). Discutieron con unos académicos sobre la conveniencia de pavimentar el río Magdalena y la importancia del serrucho. Después se enroló con Peritono, Eustarqio y Afriaco en la búsqueda de los restos de la ballena que se tragó a Jonás y los de los padres del Múan.

En la confluencia de los ríos Totaré y La Yuca, en busca del arca de Noé, se encontraron al Escultor Facchini que se bajaba de un trasatlántico charlando con una diosa del Nevado del Tolima y convinieron trasladar el Nevado de Santa Isabel para la tierra del Negro Parra y llevar Villarrestrepo una escultura de una divinidad adorada por los aborígenes, sin pensar que allí se montaría un vulgar negocio de explotación milagrera y que a la vecindad llegaría la plaga minera compartiendo cuja con profesionales del descreste.

En Ambalema buscaron por las orillas del río las cuevas de los Lucerna, los Múanes de la región, y solo encontraron las ruinas de la Casa Inglesa y otros sitios históricos. Allí Pachito Lentini los hizo reír con sus historias de Campeón de La Casa Panda y las maromas de Cristinita Rojas para su trabajo cultural. Se encontraron con Alarquimo, el matemático musulmán que llevaba 300 años buscando la fórmula de la ecuación para hallar el resultado de 1+1. Alguien los convenció de que ese trabajo se podía contratar en Ibagué y para allá se fueron de una los conductores de los carruseles.

El Gobierno le organizó un recibimiento que contó como oferentes a Badana, Cholagogue, La Guacharaca y Julio Galofre. Este iluminado hizo mención a su amistad con Timoleón, el autor de la letra del Bunde y de Río y Pampa, sin mencionar que la amistad se perdió cuando Timoleón, para quitárselo de encima, lo invitó a jugar al perrito.

Hablaron de lo divino y otras pendejadas, incluyendo la urgencia de conducir las aguas termales de El Rancho y de El Machín hasta la cúpula del Nevado del Tolima para producir el deshielo que permitiría abastecer de agua el acueducto alterno, de la conveniencia de utilizar unos cuantos burros de Ibagué para llevar agua a las viviendas nuevas construidas sin planificación y de lo rentable que es comercializar la historia y privatizar servicios para asegurar plantes.

De ahí se fueron convencidos de la falta que hace el liderazgo de El Chivo, Badana, La Gucharaca y Vitelio, quien como díputo tuvo la suplencia de Alfonso Cabrera. Con la llegada de Plamonte, Carruselio y Teológito se cuadró el viaje al Congreso donde pasaron por la oficina del cartel de los pañales, allí los confundieron con parlamentarios y les ofrecieron la dotación diaria.

A los pocos minutos estaban sin las mochilas, las regaladas en Natagaima. Invitados a la Nacho fueron a escuchar su candidato presidencial. El Doctor Goyeneche fue muy claro: en mi gobierno los consejos de ministros no serán precedidos por un experto en Etiología, la castrada de un ternero no dará méritos suficientes para la cartera de Agricultura –qué tal un ¿Mincapón?- .

Le pondré la marquesina a Bogotá para economizar en paraguas, abrigos y ruanas. La tecnología no estará a cargo de los que recargan las pilas metiéndolas a la nevera y la ciencia la manejaran expertos en descubrir lo descubrido. Mi gobierno será para el pueblo y mi rosca de estudiantes. Arrancaron para el Cerro de Pacandé, sin pensar en Villamil, a un encuentro con extraterrestres que llegaron en ovnis construidos en Guandalay y experimentados en el aeropuerto de pruebas de Santa Chava por una de las empresas que hace milagros por estos lados.

Suena un molino o una molina. Cuando dialogaban sobre la importancia de la utilización de la cuántica en la elaboración de la lechona y la mistela, fueron sorprendidos con la exposición de un artista famoso por pintar letras y cheques chimbos. Arrancaron a conocer el Monumento a la Corrupción y a la Indiferencia que fue conocido como la Pensión Hernández y Universidad de la Décima. Conocieron a varios de sus egresados y de los que lo de Álvaro Leyva. El doctor Ternura.

La Chuzada Hurtado, Jorgito, Camilito el becado por Bonilla Hernández y Carlitos el necrófago de la cultura. Faltan en la lista los arquitectos roedores, Chica, los gobernantes y funcionarios de cultura que se hicieron los pendejos, los entes de control que reptaron sobre m.ierda de palomos y los que aprovecharon el cuento para darse imagen y robarse unos mocos. 

De ahí se fueron para Alvarado a conocer la casa de cultura dos veces diseñada sin tener lote y terminaron visitando las ruinas del palacio construido por un valluno con problemas digestivos en el cerro La Picota, antiguamente conocido como “Juan sin Culo”. Ahora si entiende por qué nos miran así?

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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