40 años atrás el Tolima se levantó contra el padre del glifosato

libardo Vargas Celemin

Un acucioso médico que ejercía su profesión en el hospital San Antonio del Guamo, comenzó a darse cuenta del incremento de los abortos, partos prematuros y de las malformaciones congénitas de los niños, cuyas madres provenían de las zonas donde se venía fumigando con diversos matamalezas, principalmente el llamado “Agente Naranja”, un defoliante bélico empleado en la guerra del Vietnam y que fue combatido por los nacientes movimientos ecológicos de la época.

El doctor Marco Fidel Micolta, con un espíritu investigativo latente y acompañado exclusivamente de la observación empírica, fue llevando los datos año tras año y cuando tuvo la certeza de que realmente había un problema provocado por las fumigaciones, se dedicó ha hacerlo visible y acudió a distintas instancias para adelantar la denuncia, la cual en muchos casos fue silenciada y sometida al ostracismo.

Entre el 6 y el 9 de octubre de 1974, El Tiempo publicó una serie de artículos escritos por Germán Castro Caicedo que daban cuenta de esta problemática y que citaba a investigadores importantes que habían asumido el tema.

Colombia conoció la tragedia de los campesinos del Tolima que, no solo perdían sus plantaciones de pancoger y los animales domésticos, sino que también sentían que estaban sometiendo a la nueva generación a un envenenamiento sistemático, simplemente porque los terratenientes de la región querían hacer rendir sus ganancias, sin importar que la tierra y los humanos sufrieran los rigores de las intoxicaciones.

Los dos grupos ecológicos que existían en la Universidad del Tolima se dedicaron a profundizar en el conocimiento de los “jarabes” que producían monstruosidades en los niños al nacer y adelantaron seguimiento al uso del “Agente naranja entre nosotros, denunciando la existencia de millones de galones en distintos lugares de este continente”.

Con el tiempo se descubrió que Monsanto, la compañía que producía el “agente naranja” era también el fabricante del glifosato. Algunos creen que este sale directamente del jarabe que causó tanto daño en Vietnam, por el que inclusive, este laboratorio debió pagar una millonaria suma al ejército norteamericano por los daños ocasionados a las tropas. De ser así, estamos ante una mutación que produce innumerables daños en la población, especialmente en los niños.

Cuarenta años después, el presidente Santos, luego de muchas vacilaciones, ordena la suspensión de la fumigación con glifosato contra los cultivos ilícitos. Este herbicida de amplio espectro ha sido incluido por la OMS, después del informe de unos científicos ingleses, en la lista de las sustancias que pueden producir cáncer.

Hoy como ayer, el Tolima se debe levantar para exigir que la medida se cumpla: Solo así podremos respirar el aire puro que brota de nuestros bosques y montañas.

Comentarios