¿Llegó la hora de cambiar el modelo?

Ricardo Ferro

Sin ninguna duda, el funcionario más cuestionado en este arranque de gobierno, incluso por encima del propio Alcalde, ha sido el Secretario de Hacienda Municipal.

La semana anterior se dio una nueva ‘pifia’ de la actual administración cuando tras presentar un proyecto de acuerdo que buscaba la reestructuración de un crédito existente y la solicitud un nuevo empréstito por una cifra que sobrepasaba los 80 mil millones de pesos, tuvo que retirarlo, según el Decreto 420 de 2016 emanado del propio alcalde, mientras se complementaban “los soportes requeridos para su trámite legal”.

Con este proyecto de acuerdo ya son 10, los proyectos presentados por la Administración municipal que terminan siendo devueltos por el Concejo o retirados por la propia administración por falencias.

Claro, mas allá de la improvisación que queda en evidencia cuando las salidas en falso son la constante y no la excepción, hay que analizar en el caso puntual del proyecto de acuerdo que fue retirado la semana anterior las graves consecuencias a las finanzas de la ciudad en el evento de que el mismo se hubiese aprobado o se apruebe en el futuro.

En primer lugar el Municipio terminaría pagando mas de 18 mil millones de pesos adicionales en intereses, por cuanto el proyecto buscaba ampliar el plazo del crédito adquirido por la administración anterior de seis a 10 años.

En segundo lugar se dejarían prácticamente bloqueados los próximos gobiernos, porque se intentaba ampliar el periodo de gracia de uno a dos años en el crédito existente, y adquirir un nuevo empréstito con un periodo de gracia similar. En lenguaje común: se pretendía que fueran las dos próximas administraciones las que terminaran pagando, el grueso, lo que se gastaron esta y la anterior.

En tercer lugar, sí en los próximos años se llegase a presentar alguna urgencia en materia de recursos para la ciudad, no habría la posibilidad de acudir a un nuevo crédito por cuanto estaría la capacidad de endeudamiento a tope.

Pero más allá de la improvisación que se evidencia cuando se presentan proyectos de acuerdo y los mismos terminan devueltos o retirados por no cumplir con los requisitos de ley, así como del análisis sobre la conveniencia o no del crédito, llama la atención como un funcionario termina quedando en el ojo del huracán por estos hechos, y por lo mismo surge la pregunta: ¿comenzará el Alcalde a apretar tuercas en su equipo de gobierno para poder cumplirle a los ibaguereños?

La respuesta solo la tiene el Alcalde, porque si el funcionario en cuestión solo ha “cumplido ordenes”, al que hay que cambiar no es a él, sino al modelo de administración que viene empleando el burgomaestre.

De lo contrario en tres o cuatro meses e independientemente de quien esté al frente de este cargo, se repetirán las mimas improvisaciones, pero con un nuevo responsable ante la opinión pública.

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El mundo se está descuadernando, no son los errores de los descarrilados, sino la indiferencia de todos lo que empeora las cosas. No porque no podamos hacer nada, sino porque pensamos que son otros los que deberían actuar. Todos somos responsables pues de alguna manera hemos hecho, hemos dejado de hacer, o hemos permitido que otros hagan.

Veo el mundo como un gran rompecabezas, donde cada uno de nosotros es una de las piezas que lo conforma. Cada pieza es única, no hay dos iguales, ninguna puede reemplazar a otra, con una pieza que falte, el rompecabezas estará incompleto. Ponerla en su lugar es la tarea que nos corresponde por el hecho de vivir. Nuestras piezas son cada una valiosísimas en la medida en la que cumplan su función, de lo contrario serían solo un pedazo de cartón. Somos una Unidad. Juntos formamos un Todo. El día en el que de verdad dimensionemos lo que esto significa, veremos con claridad el panorama, y ese día nuestros actos lo reflejarán. Comprenderemos que es bueno que a los demás les vaya bien pues así nos va bien a todos. Nos ayudaremos unos a otros.

Los problemas que se nos presentan en la vida son oportunidades para aprender y hacer cambios. Es importante saber que dentro de nosotros están las herramientas para solucionarlos. A veces no lo vemos fácil, disponernos a actuar y reconectarnos con nuestra esencia, hace que lo que creíamos oscuro e imposible de arreglar, de pronto se nos presente con una claridad impresionante y nos preguntamos cómo es que no lo habíamos visto antes. Y es que la angustia y el miedo nublan el entendimiento y nos impiden tomar decisiones acertadas. Por eso tenemos que tranquilizarnos, aquietarnos, oxigenarnos. Es sencillo, hacerlo con frecuencia lo convertirá en un saludable hábito.

No es solo el ser indiferente sino la manera como cada uno resuelve sus temas cotidianos lo que influye en la armonía de la unidad. Mi actuar personal, no solo incide en mi mundo, sino que tiene alcances mayores. El mundo es uno para todos. Las acciones de cada uno afectan en mayor o menor medida a todos los demás. Alejarnos del temible miedo al resolver nuestros problemas hace que las piezas comiencen a engranar unas con otras y nos proporciona la paz y satisfacción del deber cumplido.

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