Pido la palabra: El lenguaje sexista

Estoy feliz. Hace unas semanas Ignacio Bosque y varios miembros de la Real Academia de la Lengua firmaron el artículo “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”

refiriéndose a los atropellos que algunas organizaciones hacen al lenguaje con su perorata del discurso de género, el universo simbólico machista del lenguaje y otras diatribas desesperantes que cuentan con una ignorancia tremenda en aspectos lingüísticos y gramaticales.

Ya el dedo en la llaga lo había puesto José Martínez en su libro “El lenguaje de género y el género lingüístico”, hablando del despotismo ético. Ahora resulta que a uno no le puede parecer ridículo que en la Constitución Bolivariana se redacte: “Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia...” y así sucesivamente hasta la jartera infinita.


A uno le tiene que parecer eso una revolución social, mejor dicho, la panacea de la inclusión. No seamos tontos ni tontas que a más de uno, o más de una, hemos sentido aburrimiento y aburrimienta con este parafraseo y esta parafraseada de ridículos y ridículas.


Ahora para no ser machistas debemos afirmar que los perros y las perras son los mejores amigos de los hombres y de las mujeres, aunque estos prefieren a aquellas mientras estas no gustan de aquellos.


No podemos afirmar que más vale pájaro en mano que cien volando, lo que es totalmente cierto sobre todo si la afirmación la hace un adolescente. Nada. Ahora hay que ser adolescenta y preferir cien pájaras por pura solidaridad de género o para armar una fiesta de pijamas.


A todas estas ¿Las contralto y las sopranos, no deberían ser mejor unas contraltas y unas sopranas? Y si decimos que “a caballo regalado no se le mira el diente” ¿no debemos afirmar que ese refrán es machista? Seguro que si te regalan una yegua le miras las ancas, cuanto come, consultas al veterinario, mientras que al caballo no lo llevan ni al dentista.


¿Y porque la burra rucia de “Los Graduados” tenía una peladurita de la cola hasta la crin? ¿Sólo porque era una burra? ¿Si hubiera sido un burro tampoco le miramos el diente?


¿Y por qué las obispos anglicanas no son obispas? ¡Que se avispen o que se ovispen de una vez por todas y por todos! Y si hay cabos, ¿porqué no hay cabas? Si un cabo se bebe la cava ¿hay que acusarlo de agresión sexual o de alcoholismo?


Aparentemente la exigencia de “perspectiva de género” en los documentos y proyectos oficiales buscan “visibilizar” a las mujeres. Creo que sus adalides y adalidas han omitido tanto las normas básicas de economía del lenguaje que ni siquiera miraron el diccionario.


El Drae define textualmente “visibilizar” como “hacer visible artificialmente lo que no puede verse a simple vista, como con los rayos X los cuerpos ocultos o con el microscopio los microbios”.


Obviando el hecho de que con tanta cirugía, muchas mujeres no tienen “cuerpos ocultos”, pienso con cierta ironía que la definición es bastante acertada.


No dudo que con sus expresiones de los/las, l@s, y las absurdas reglas de pobre estirpe lingüística, se cree un espacio bastante artificial, que sirve poco para visibilizar a los microbios y las microbias, a los rayos XX y los rayos XY, máxime cuando se trata de un uso del lenguaje en documentos oficiales que generalmente no baja hasta la comunidad y mucho menos al espacio donde las mujeres ciertamente son golpeadas, violentadas y discriminadas.


Mucho más cuando las lideresas que pegan con saliva su discurso lingüístico, cierran sus libritos de políticas públicas y sacan el carro para ir al colegio a recoger a sus hijos; porque dudo que griten a los cuatro vientos… “me voy a recoger a mis hijos y mis hijas” o le expliquen al portero que acaba de llegar por sus niños y sus niñas para llevarlas a cita de control médico, donde afirmará seguramente a la enfermera que ahí trae a los pacienticos y las pacienticas… ¡hay que tenerles mucha paciencica!

Credito
RICARDO CADAVID

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