La Colosa: federalismo y centralismo I

Por cuenta de la presencia de la compañía AngloGold Ashanti en la región, se han generado unos pintorescos movimientos que constituyen todo un poema a la unidad nacional, o ¿acaso no es poético ver juntitos en pro del medio ambiente a la guerrilla y los movimientos ambientalistas locales, junto a Pax Christi (una ONG católica).

Por cuenta de la presencia de la compañía AngloGold Ashanti en la región, se han generado unos pintorescos movimientos que constituyen todo un poema a la unidad nacional, o ¿acaso no es poético ver juntitos en pro del medio ambiente a la guerrilla y los movimientos ambientalistas locales, junto a Pax Christi (una ONG católica) algunos miembros de nuestra clase política, terratenientes, el clero, entre otros? En tiempos de Plaza Sésamo hubiera pensado que “ninguna de esas cosas son como las otras” y me pregunto qué intereses los unen. Se me hace difícil creer que sea el amor por el medio ambiente, pues nunca se ha visto a tan disímiles grupos encadenados a una draga en Ataco, o con pancartas protestando en Muzo para que Carranza mejoré las condiciones laborales y los derechos humanos de los trabajadores de esta mina a cielo abierto con más de 30 años de trabajo miserable. Tampoco se les ve llorando a moco tendido junto a la espuma contaminante de nuestros ríos llenos de pesticidas o marchando en contra de la siembra de papa en los páramos; es decir, tienen un ambientalismo muy selectivo. 


Las voces que se levantan en contra del proyecto La Colosa tienen un velo verde que cubre sus verdaderos intereses y vaya uno a saber cuáles son y que anida en el corazón de cada uno. Hablar de ecología profunda sin hablar del control del crecimiento poblacional, sin un cambio en nuestro estilo de vida consumista y en nuestra idea de felicidad es un absurdo. El ser humano es la única trinchera, el sujeto el único campo de batalla, pero es mucho más fácil encontrar enemigos en las compañías extranjeras, militar contra el imperialismo yankee y otras poses similares, que enfrentarse al espejo y saber que yo mismo soy mi verdadero enemigo  y mi única posibilidad de victoria.

Sobre el particular tema de La Colosa, diré algunas cosas ahora que tenemos la oportunidad histórica de organizarnos para buscar opciones de desarrollo. Para empezar, la decisión de si la minería va, no es local. Es una decisión que fue tomada muchos años atrás cuando esta ciudad se empezó a llenar de hipermecados y centros comerciales y no entendíamos qué pasaba, qué veía el resto del país que nosotros aun no vemos. En mi corazón anida la antigua lucha entre el centralismo y el federalismo. Para mí aún se trata de eso, no se ha superado y debemos organizarnos para tal fin. La aplanadora uribista (la ley de bancadas) allanó el camino. Los congresistas ya no representan a su región sino a sus partidos. No hay nada que puedan hacer. Bogotá decide, y ¿cómo se prepara la sociedad civil para ello? Las nuevas cortinas de humo no son los partidos de fútbol ni los reinados de belleza, son las causas nobles. El mismo día en que la gente salió a marchar en contra de la minería en los páramos, se aprobó la ley de regalías que le quita a la región sus dividendos en pro de la solidaria mermelada. El centralismo requería a la región entretenida mientras nos quitaban los ingresos a los que tenemos legítimo derecho.

En el gobierno de Gaviria se aprobó la venta de empresas del Estado y mientras marchaban en las regiones por la “noble causa” del sector público, todas las empresas se privatizaron menos EPM y ETB: ¿qué nos pasa y nos sigue pasando? Mientras en la región se protesta por la soberanía de “nuestros recursos”, en Antioquia el gobierno entiende como soberanía comprar acciones de los proyectos mineros y poder sentarse en una junta directiva de una compañía globalizada.

¿Cómo vamos a organizarnos para construir las mejores opciones de desarrollo para los tolimenses en el actual escenario? La minería produce cuatro empleos indirectos por cada empleo directo. AngloGold requerirá para un retorno rápido de su inversión contratar un mínimo de 20 mil trabajadores. En familias, eso son ocho  veces Cajamarca y Piedras. Quisiera ver a Acodres organizando a la comunidad para que sea el proveedor de alimentos de todas esas familias, porque acá ya nos llenaron de panaderías paisas (y eso que se supone que por allá solo saben hacer  arepas). Quisiera ver a la Sociedad de Arquitectos organizándose para exigir que la construcción de las viviendas se haga con nuestra gente, pero es probable que nos cojan ventaja en el eje cafetero porque la lucha por “nuestra dignidad” nos tiene caminando a paso de tortuga. Quisiera expertos ambientales de verdad, calculando el impacto ambiental para negociar las indemnizaciones a las que haya lugar y para buscar la forma de mitigar o reparar lo que sea posible. Quisiera estudiosos exigiendo que si usar el agua de La Colosa es crítico para la región, entonces se le pida a la compañía traerla de otro lado, por ejemplo, del Magadalena que tiene buen caudal, y a todos los ferreteros unidos para que dicho proyecto se haga comprando a las ferreterías locales organizadas con estándares de calidad, en lugar de hacerlo con Home Center (o es que piensan que Home Center llegó a Ibagué porque le encanta venderle ventanas a los maestros de obra).

AngloGold debe transportar el material desde la Colosa hasta la planta, probablemente un transporte de 80 kilómetros que pueden hacer en volquetas, por ducto, por banda o por teleférico. Quisiera ver las agremiaciones turísticas exigiendo la construcción del teleférico más largo del mundo para convertirlo en una oportunidad de turismo. Quisiera ver a las universidades pensando en preparar a sus futuros profesionales para cargos directivos, de manera que no pase lo que hoy pasa: los cargos directivos de empresas de explotación minera están en manos de gente de otras regiones, porque acá, la discusión sobre la relación entre la academia y la sociedad es bastante curiosa. Quisiera muchas cosas y en definitiva, o nos sentamos a construirlas entre todos las oportunidades que el centralismo nos quita, o terminaremos convertidos en un campamento de coteros, y no será culpa del imperialismo yanquee.

Credito
RICARDO CADAVID

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