La estupidez en minifalda

Hace pocos días una chica en Kennedy fue violada y recibió 25 puñaladas. Hace poco más de una semana en Cartagena, una mujer recibió 18 punzadas con puñaleta mientras era violada.

Hace unos años, una amiga de Ibagué, Evelyn, fue violada y masacrada con más de 60 puñaladas en un barrio de Bogotá. No dejo de preguntarme ¿Dónde estaban los (y las) activistas de la minifalda cuando todo esto sucedió? ¿Las indignadas e indignados que quisieran desaparecer a Andrés Jaramillo por sus declaraciones radiales? Ya sé, estaban protagonizando un plantón frente a un restaurante para protestar por una entrevista radial que duró más de treinta minutos y que enardeció a la turba, a la masa delirante que muy probablemente ni siquiera escuchó con detenimiento la entrevista, sino que replicó como lorito el eco de las redes sociales.

Nos fascinan los escándalos. En la India están pidiendo la cabeza del director del Buró de Investigación Central (CBI), por invitar a “disfrutar de la violación”. Si se revisan las declaraciones no se requiere ser muy avispado para entender que eso no fue lo que quiso decir. Ranjit Sinha quien afirmó: “si no puedes aplicar la prohibición en las apuestas, es como decir que disfrutes de la violación si no puedes evitarla”. Lo que implica la aseveración es que resulta inmoral convivir con las apuestas como lo es convivir con la violación. Igualmente si se revisan las declaraciones de Jaramillo, el dueño del establecimiento no está asumiendo que las víctimas son culpables de incitar al victimario. Incluso afirma: “no estoy entrando en el tema moralista de que es que las mujeres provocan con la minifalda”, en efecto está invitando a estudiar qué pasa en la cabeza de una mujer que consiente una relación y luego dice que fue violada.

A la fecha no hay un pronunciamiento de Medicina Legal que permita afirmar que hubo un crimen, por ende un presunto victimario y una presunta víctima.

Mientras la turba enardecida protesta frente al restaurante, en el Hospital de Kennedy agonizaba la mujer que fue apuñaleada 25 veces y violada. ¿Por qué una de las mujeres causó tanta solidaridad mientras que la otra, que se desangraba en el asfalto, ni siquiera fue tenida en cuenta? ¿Qué alberga nuestro corazón? ¿Qué justicia pedimos con amor y cuál con odio?

Con tantas manifestaciones en pro del uso cuidadoso del lenguaje, reforzaremos esa realidad que aplasta a Colombia: que somos un país de gente amable, que dice buenos días, muchas gracias, hágame el favor, tenga la bondad, y luego por trescientos mil pesos le clavamos tres tiros en la espalda a un sujeto… cosas del lenguaje.

Credito
RICARDO CADAVID

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