La navidad de Macario

El Sermón del Monte es quizás la prédica más famosa de la historia del cristianismo. La recordé por estos días cuando leía “El llano en llamas”, ese icónico libro de cuentos de Juan Rulfo que nos inició a muchos en el gusto por la literatura. El primer cuento se titula “Macario” y es fácil establecer un paralelo entre la prédica de Cristo y nuestro personaje. Jesucristo anuncia: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”. Macario es tan pobre y tan maltratado que tuvo que haber llorado muchas veces por su temor de ir al infierno derechito sin pasar por el purgatorio.

Macario es todo un pacificador y los que trabajan por la paz “serán llamados hijos de Dios”. Se queda quietecito esperando a que salgan las ranas para apachurrarlas con un palo y que no perturben el sueño de su madrina. Pero Macario es misericordioso porque no mata a los grillos para que el mundo no escuche el ruido de las ánimas que están penando en el purgatorio. Los misericordiosos son bienaventurados porque alcanzarán misericordia.

También serán bienaventurados los que tengan hambre y sed de justicia. Macario tiene un hambre y una sed de justicia milenarias. Se come la aguamaza de los puercos, las flores, la leche y la comida de Felipa, las ranas y los sapos y no se llena nunca, por eso le dicen que está loco y lo apedrean en la calle. Los vecinos lo invitan a comer y cuando está cerca lo agarran a patadas simplemente por diversión.

Además Macario es limpio de corazón, porque degusta la leche de Felipa sin ninguna malicia, y los de corazón limpio son bienaventurados porque verán a Dios.

Continua el Sermón del Monte diciendo que el reino de los cielos será de los que sufren persecución de la justicia y por causa de Cristo son vituperados.

A Macario le amarran las manos en la iglesia para que no haga locuras mientras el sacerdote dice su misa. También sale muy de mañana a barrer la calle y en cuanto llega la luz del sol se entra para evitar la lluvia de piedras grandes y filosas con que lo atacan por diversión. Macario es manso y los mansos serán bienaventurados y recibirán la tierra por heredad.

Macario duerme en un cuarto oscuro lleno de cucarachas, piojos, pulgas, alacranes y todo tipo de bichos.

Es humilde y pobre de espíritu como son los que no tienen a nadie y saben que con sus propias fuerzas no soportarán la existencia.

Los pobres de espíritu no toman cursos para mejorar su autoestima ni hacen talleres de PNL para conquistar el mundo.

Los pobres de espíritu solo tienen a Dios y su infinita Gracia.

Supongo que Rulfo lo sabía (o Dios tiene maneras misteriosas de actuar): la raíz griega “makar” significa “supremamente bendecido” y con esta raíz se escribe “Makarios” que significa “afortunado, bienaventurado”.

Cuando salgas de compras navideñas esta semana, piensa en los Macarios que conoces y ayúdales a tener una Feliz Navidad.

Credito
RICARDO CADAVID

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