Clima y esperanza

Camilo González Pacheco

De cuando en cuando, curtidos politólogos nacionales, declaran la muerte conceptual de la tradicional referencia de derecha e izquierda, para efectos de encasillar una determinada situación política local o internacional. Consideran superada –según ellos- esa anacrónica y vetusta clasificación.
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Sin embargo, los últimos acontecimientos relevantes acaecidos en Francia han resaltado de nuevo la importancia de esta referencia con buen peso histórico en ese país – y en el mundo – al evidenciar que esta corriente de pensamiento, abandera entre otras muchas justas reivindicaciones, la búsqueda de una sociedad más justa e igualitaria, la defensa de los bienes públicos, los derechos de los trabajadores, el derecho a una mayor calidad de vida, y el derecho a vivir en un planeta sano.

Pero, en este ascendente camino democrático y humanitario, la izquierda francesa se ha visto fortalecida por la inclusión dentro de sus simpatizantes  -así sea coyunturalmente- de los ecologistas, que abogan al lado de la lucha contra las desigualdades, la lucha por el clima.

Con propuestas novedosas y necesarias, dentro de las cuales cabe destacar, el desarrollar los transportes verdes como la bicicleta y el tren, una mayor tributación del llamado capital parásito, y de aquel que deja  huellas de carbono. Defienden, entre otros importantes temas, la protección a los agricultores, más que a la agroindustria; la biodiversidad en vez de los monocultivos; el uso de energías verdes.

Este importante triunfo y avance, se debe entre otros factores, -como bien lo resalta la socióloga Olga L. González-  a la experiencia  de haber dejado bien atrás, los liderazgos individuales, los mesianismos, y en especial, el  haber afianzado y hecho realidad la posibilidad de construir alianzas programáticas.

Ojalá esta novedosa y aleccionadora experiencia, de alianza entre las fuerzas ecologistas y de izquierda, sea analizada por la franja democrática colombiana y se avance en unidad a partir de acuerdos mínimos de carácter programático. Claro está, que por estos lares, ya en algo y mucho hemos avanzado. Frente a la Paz, es indiscutible el adelanto. Ahora el reto, dentro de otros muchos propósitos, está en avanzar programáticamente en lo ecológico.

La juventud tiene ese indiscutible liderazgo, que se espera también lo convierta en una sana, justa y necesaria bandera política, a corto y largo plazo. Obvio, por fuera de los corrales de la politiquería y el clientelismo imperante. Con nuevas fuerzas, voces y renovadas alternativas de cambio.

Requerimos ahora, con humanismo y democráticamente hablando,  unidad frente a estos temas vitales. Pensar en el futuro de la humanidad y las nuevas generaciones. Mucho más allá, de los destemplados debates electorales de ayer, de hoy, pero ojalá, no de siempre. La esperanza no se pierde.

CAMILO GONZÁLEZ PACHECO

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